No cabe duda que SIMPLE PLAN ha sido, es y será una referencia dentro del denominado punk pop ese género de tantas y tantas bandas actualmente pero del que hay que sabe separar el grano de la paja. La formación canadiense sentó las bases a comienzos de 2000 con una fórmula explotada ahora bajo excesivas capas pop en las melodías pero que ellos demostraron se podía hacer de maneras distintas.
En cierto modo y en paralelo a lo que ha hecho en su último disco All Time Low, la formación liderada por el vocalista Pierre Bouvier se quita miedos discográficos de encima para cuajar un notable nuevo álbum, donde y a diferencia de lo que se está haciendo ahora o en sus propios últimos tiempos, busca más variedad y personalidad musical.
Los tintes pop y formas dulces melódicas siguen estando presentes, los tiempos y seguramente los sellos aprietan, pero al menos la formación mira al pasado sin temor para rebuscar su mejor esencia fusionada con otros toques musicales.
El happy punk de la banda vuelve a brillar en temas comerciales como “Nostalgic” o “Everything sucks”, muy pegadizas, bajo otros cortes de energía que echábamos de menos como “Boom”, “Opinion overload” pura esencia punk pop o la excepcional “Farewell” con Jordan Pundik donde suben el nivel y aceleran el paso. Y encima se marcan un primer single “arriesgado” en el sentido de la sorpresa funk con Nelly de “I don’t wanna go to bed”.
SIMPLE PLAN vuelve a mostrar formas y sin llegar al nivel inicial sí que supera miedos y etiquetas en un disco más de los comienzos que de su última etapa.
Miguel Rivera