El Dromedario Records
Que un primer disco de una banda llegue en tiempos pandémicos no es la mejor de las noticias para arrancar carrera, pero poco importa ahora que “Ceniza y viento” de Cobardes pasara por ese trámite, y es que la solidez de su segunda obra no hace más que elevarles y ponerles en la palestra de bandas recomendadas.
Los pamplonicas, que beben mucho de influencias como Marea (graban su disco con Kolibrí), La Fuga en tiempos de Rulo o Forraje, han sabido tomarse su tiempo para lidar con la dificultad que suele preceder a un segundo trabajo con el que cambiar y consolidar una fórmula.
Cobardes han querido hacer lo segundo, para entregarnos un disco de rock urbano poético, enérgico pero lleno de sentimiento, porque además de temas personales, son el amor y el desamor la tónica dominante de un disco lleno de pasión, muchas desde el dolor para con ellos podernos identificarnos, porque quién no ha pasado por ese trance que es la ruptura.
Como dice su estupendo single de apertura “Caminos de algodón” en la que rezan “que la vida te lleve por caminos de algodón donde estés bien” la banda ofrece un prometedor arranque optimista que disfrazan después con temas llenos de desamor y una pasión embriagadora, con la voz poderosa y rota que posee Javier Janices “Cordobés” que, obviamente, nos recordará a Kutxi pero ellos mismos aportan gracias a su lírica su propia personalidad.
Hacía tiempo que no encontraba un disco de rock de estilo urbano tan cálido y genial, porque a cada escucha gana, y el viaje de sus letras es digno de escucha para quedar envueltos poco a poco en sus historias pasionales.
“Quinientas mil mañanas” fue uno de sus singles de adelanto, intensidad y energía romántica del recuerdo sobre aquella persona con la que tuvimos algo y que nos llevará a pensar irremediablemente en La Fuga.
Sentimiento es la palabra que domina el disco, véase “En otros labios”, de inicio lento y sentido, porque Janices hace un trabajo estupendo con esa voz quebrada para imprimir romanticismo y crudeza, volviendo al recuerdo doloroso con magia sentida y estribillos muy pegadizos, también con reminiscencias de grupos como Sínkope en lo poético de sus letras.
Rock brillante y pegadizo el de “Maldito abril” que aquí nos lleva a pensar en el Rulo más rockero especialmente en la belleza de sus letras “serán mis madrugadas o tus amaneceres, será por ti o por nadie por quien pierda los papeles” acompañado de unas guitarras muy melódicas. Saben también asentar su sonido a piano y voz que dibujan en la balada “Solo tú” y el recuerdo de una relación que manejan en “Otra noche” otra “fuguera” en su elaboración “los días me siguen sabiendo a nada y en este malvivir que nunca acaba” del duro recuerdo de no ver llegar ya a casa a la persona que una vez fue amada.
Qué estupenda noticia tener relevo y un nombre de la talla de Cobardes, que no hacen honor a su nombre porque son valientes en ese combo de rock y desamor que les sienta tan bien y que les hace brillar en primera clase, la clase de rock que ellos manejan a la perfección.