Teatro Eslava, Madrid
18/04/2024
El pasado 15 de enero y tras años de silencio, Gorka Urbizu sorprendía a todos con «Hasiera bat», su debut en solitario, y lo hacía de dos maneras, la primera por lo nada esperado del mismo, ya que no hubo singles ni noticias de antemano, y segundo, porque el que fuera líder de Berri Txarrak durante 25 años, cambiaba de faceta para «desnudarse» en lo musical y de qué manera.
Gorka siempre tuvo un sentido de la música muy especial, y eso se plasma en un álbum que ha tardado en cocinarse hasta dar con un resultado que ni él esperaba, tanto en sonido como en recibimiento, ese que se ha llevado los aplausos tanto de público como de crítica.
El músico navarro consigue en este debut que aflore un sentimiento musical bello, libre y ante todo honesto, eso es lo que refleja un trabajo y un nuevo discurrir musical que como le comentaba en nuestra entrevista «se entiendo muy bien para teatros», algo que no descarta a futuro, pero no sin antes una gira de salas convencionales de rock, porque es un disco para disfrutar así a pesar del sonido reposado y profundo que aporta.
Con la misma expectación, entradas agotadas meses atrás para muchos conciertos de la gira, Gorka pisaba de modo diferente un teatro, en este caso el Teatro Eslava, en la primera de dos noches consecutivas para este músico renovado y sincero.
Una actuación minimalista como su sonido en un directo donde descubríamos su nueva banda, con el multiinstrumentista Jordi Matas, Joan Pons a la batería, Amaia Miranda a la guitarra y Mariana Mott a la otra batería porque sí, dos baterías nada menos son las que acompañan en vivo a Gorka, en una función a todas luces brillante.
Sin ese muro sónico que había alrededor de Berri Txarrak aun con su pose reconocible, Gorka dejaba ver de qué iba a esto a las primeras de cambio, con ese sonido tan personal y bello que muestra «Maitasun bat» junto a la reconocible, pausada y embriagadora «Teoria bat» dejando ver ese sentimiento musical único de Urbizu, tocado como una fantasía, y siguiendo el orden del disco «Tren bat» con esos destellos aunque pausados de Berri, en uno de los mejores cortes de «Hasiera bat».
La frescura y la gran formación que lleva se fusionan en un single como «Lilura bat» donde Gorka sentaba bases nada comunes en la música en directo, recordando lo importante del momento, disfrutando in situ de «esa movida tan arcaica que es escuchar la música sin móviles», un respeto que se dejó notar y mucho durante toda la actuación.
Con un «Viva Palestina libre» de por medias Berri Txarrak asomaba la cabeza con una emocionante «Helduleku guztiak» adaptada a su nueva premisa musical, engrandecida en ese ímpetu intenso que ofrece Gorka y compañía en su nueva aventura. No sería la única porque «Maravillas» nos dejaría maravillados al igual que el chascarrillo en la «ciudad de la libertad» que es Madrid. Y entre risas llegaba «algo serio» como «Katedral bat», ese espíritu nostálgico acomodado a unos tiempos de sesión que le sientan tan bien que todo se convierte en emocionante presente.
Sonaba todo en su sitio, rodeado de unos músicos impecables, todo con alfombras sobre el escenario a modo visual y sonoro propio de un unplugged de MTV en un espectáculo tan bello como aplaudido, acompasado de muchos silencios, algo complicado siempre con gente que no sabe escuchar y sí hablar o beber en demasía, pero la Eslava mostró el respeto y admiración hacia él y su banda.
Podría parecer que como en su disco el ritmo iba a ser lento por parte del público, pero en vez de una actitud que podríamos pensar pasiva todo era emocionante, frescura que se convertía en aplausos de unos oyentes admirados por una premisa musical de un músico cuya calidad no es medible.
En ese estado que se mide entre el respeto y la admiración descontrolada para bien sonaba entre aplausos «Send flotes» de Peiremans, el baile de «Toli bat» y el intimismo notable que desprendían Gorka, a la guitarra y voz, y Jordi a los teclados en «Etxe bat», con la que nos encogían un poco más.
En ese rendir de cuentas de quien vuelve a actuar años después de tocar el cielo, versión de Itoiz y el gran final esperado, «Lemak, aingurak» de Berri Txarrak, con Amaia aportando voz de manera magistral, de la misma manera que su forma de tocar la guitarra, y un «Besteriz ez» con el que dar la puntilla final a una actuación que expande el universo Gorka Urbizu.
¿Cuánto talento cabe en un músico? @EslavaTeatro @gorkaurbizubat pic.twitter.com/9iXcJl9JeA
— Miguel Rivera (@miriyert_) April 18, 2024
Sin hacernos olvidar del todo a Berri Txarrak, ha conseguido arañarnos el corazón bajo un directo que engrandece unas canciones creadas desde la emoción y sinceridad, la misma con la que salíamos de un directo tocado y abrazado desde el corazón, porque desde el respeto, Gorka es uno de los mayores talentos que nos ha dado la música, ofreciendo una gira de sonido minimalista donde todo a su vez es mayúsculo.
Texto: Miguel Rivera