MANOLA

En contadas ocasiones un debut discográfico sorprende como lo hace Manola en «El Sótano». La joven artista andaluza, teclista de Rufus T. Firefly ofrece un ejercicio de aceptación musical bañado en sonidos neo-soul de indudable calidez y talento.

Es este un viaje atemporal de media hora en el que cobijarnos en el sentimiento, todo bañado por la percusión, vientos y piano con una increíble voz, y una artista en estado de gracia que asoma la cabeza fuera de la conocida banda de Aranjuez. La elegancia y el talento son las dos señas de identidad inconfundible de Manola, que aunque vive en un momento distinto al que vio nacer las canciones, supone un primer paso que en pocas ocasiones suena tan grande como lo que nos ocupa.

Un viaje sonoro para el oyente y el descubrimiento absoluto de una artista de envergadura, que nos lleva de la mano para conocer su nuevo y sorprendente proyecto.

Contaba en la crítica de «El Sótano» que para mí es como un sitio en el que entras para escucharlo y sales diferente, ¿de dónde viene ese título?

Bueno, yo creo que ponerle el nombre a un disco es una tarea súper difícil, porque de repente es como aunar en una sola frase o en una sola palabra un compendio de canciones, pero lo tuve claro, porque es verdad que «El Sótano» tiene dos significados.

El primero es que este disco lo creé cuando me vine a vivir a Madrid. Me vine a hacer un máster de Periodismo, asumiendo que no me iba a dedicar a la música.

Yo era profesora de piano en una academia cuando terminé periodismo, y claro, teníamos una mini gira con los singles que había sacado y con la pandemia nos cancelaron todo, nos robaron la furgoneta con los instrumentos y de repente dije, mira, llevo toda la vida haciéndome la idea de que no me voy a dedicar a la música, por lo tanto asume que no te vas a dedicar a la música. Y volví al periodismo, me vine aquí a Madrid a intentar retomar la carrera. Entonces empecé a sentir todas las cosas que siento o que cuento en el disco, pero justo cuando empezamos a producirlo asumí lo que me estaba pasando y dejé Madrid. ¿Y dónde volví? Pues a mi casa, donde me crie. Y claro, me cogí todas las cosas, las cajas, las maletas, y el único sitio donde podía dejarlas sin que molestara a mis padres era en el sótano de mi casa.

Entre cajas pusimos los monitores, los ordenadores y todos los instrumentos que teníamos, y ahí hicimos como un estudio, Álex y yo. Estuvimos durante meses s encerrados y de repente fue como maravilloso encontrar que un sitio que normalmente es oscuro, desordenado, caótico se convirtió en nuestro cobijo, si necesitar nada de fuera, solo en el sótano. Cuando ya encontramos que ese era el sitio del disco, me di cuenta que un poco ese sótano se podía asociar a la parte de la mente donde vas almacenando esos traumas. Los sótanos son eso al final, dejas cajas, te aferras a cosas que a lo mejor no vas a usar en tu vida, pero no las quieres tirar.

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Nueve canciones, alguna con reminiscencias al sonido de «El largo mañana» de Rufus T. Firefly, ¿qué opinas?

Bueno, yo cuando entré en Rufus es verdad que me lo planteé como reto porque musicalmente me parecía que estaba súper alejada de sonidos como «Magnolia» pero cuando me mandaron «El Largo Mañana» sí vi esas cosas que tenían conexión. Yo creo que al final la música que hacemos tiene unas referencias conscientes o inconscientes.

Siempre he escuchado soul, entonces creo que sí que hay influencia, por ejemplo en las baterías y en los bajos, ya que cuando entré en Rufus empecé a darle mucha importancia también, porque con Julia y Mike como para no darle importancia, Pero sí que creo que obviamente tiene influencia y sobre todo en lo que me han aportado personalmente y también una seguridad que he trasladado al disco.

¿Hay alguna adicción en tu vida?

Pues mira, te voy a decir la verdad, aparte del tabaco, que sí que lo es, yo siempre digo que para mí lo es la música, porque me ha hecho mucho mal y a la vez me hace mucho bien.

Yo entiendo la música como el típico drogadicto que le dan sobredosis cada dos por tres porque se droga demasiado y de repente dice «tengo que dejarlo», pero como adicto que es a la mañana siguiente vuelve. ¿Qué pasa con la música? Durante toda mi vida no es que la música me haya hecho mal, sino que yo misma me he hecho daño a través de la música, de pensar que no era capaz, de pensar que no iba a llegar, el dolor que me producía no poder compartir con la gente, el dolor que me producía pensar que nunca podría dar un concierto.

Todas esas cosas han sido como una lucha constante toda mi vida que me ha hecho adicta en realidad, porque es eso, tengo sobredosis cada cierto tiempo, pero a la vez, a la mañana siguiente me despierto con las mismas ganas que el día anterior de volver a drogarme musicalmente.

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¿La idea del disco en sí cuando surge?

Pues mira, realmente yo no tenía pretensión de hacer un disco porque es verdad que al ser solista es una carrera mucho más inconstante, no tienes a esos compañeros de grupo que te apoyen, que te guíen, y dije, ¿cómo es posible que lleves toda la vida en búsqueda de vivir de la música y cuando tienes la oportunidad de vivir de ello no lo has disfrutado? Pues porque tienes tantas cosas en la cabeza, tantas presiones y tantas movidas, que no eres consciente de nada. Y ahí compuse mi primera canción «Me extraño», que además es una de las que más orgullosa estoy porque la producción la tuve súper clara, creo que es de las canciones que menos hemos trabajado.

Y justo fue así, yo fui creando algunas canciones y cuando ya teníamos 3 o 4 de repente me di cuenta que no eran canciones aisladas sino que estaban teniendo un sentido de todo lo que me iba pasando, que todos los sentimientos tenían una dirección. Me estaba cambiando cosas personalmente y musicalmente sucedían cosas. Entonces ahí ya sí que hablé con Álex y le dije, tío, hay disco.

El tiempo que estuviste en Madrid ¿cómo fue para ti?

Creo que hay muchos responsables de este disco, pero Madrid es de los principales del mismo. Yo hablo mucho pero soy muy introvertida y tengo un mundo interior súper amplio.

No soy una persona de salir a la calle, no disfruto tanto de las relaciones sociales, y es verdad que valoro muchísimo mi tiempo y mi tranquilidad. No me esfuerzo nunca a hacer un plan si no me apetece.

Es verdad que la decisión de venirme a Madrid fue un poco precipitada y no tuve ese proceso mental de asimilarlo. Madrid al final es un sitio que tiene muchísimas oportunidades, muchísimos planes, pero tienes que querer hacer esos planes, y luego en Andalucía tenemos una cosa que es que las ciudades grandes no son tan grandes. Mis padres tienen un campo y yo disfruto mucho de eso, de levantarme por la mañana, escuchar los pajaritos, centrarme en mis cosas, escucharme un disco tranquila, algo que en Madrid no se hace. Al final, esta ciudad es muy responsable también de este disco.

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Hablas de que eres introvertida, ¿crees que en algún momento te ha perjudicado? Y por otro, ¿se puede serlo tanto y luego salir ante miles de personas a tocar?

Pues creo que me ha cerrado puertas en el sentido de que nunca he vendido mi proyecto, incluso en grupos donde podría haber dicho que tenía un proyecto, no lo he dicho, ni he dicho que tenía un disco. En ese aspecto creo que sí, pero también te mentiría si te dijera que me arrepiento porque eso es parte de mi personalidad. Y creo que también es parte de mi esencia.

¿Has sabido hablar contigo misma con este disco?

Yo siempre he sido súper señora, creo que mis padres pasarían vergüenza cuando yo era pequeña porque era una niña de mierda resabiona, que daba coraje.

Creo que cuando acabas la carrera ahí te viene una crisis en la que maduras y en la que pasas un poco a esa personalidad adulta. Ahí tienes que hacer una transición que conlleva muchas cosas.

Este disco me ha hecho sentarme a hablar conmigo misma, algo que llevaba mucho tiempo sin hacer, también a raíz de la pandemia porque todo era a salvarte de lo que pudieras y tirar para adelante con lo que fuera. Eso me trastocó totalmente, ahí de repente dije espérate porque no sé quién soy, no sé qué hago, no tengo visión de nada es un agujero negro y a raíz de este disco sí que es verdad que, aunque cambiaría algunas cosas porque ya hace tiempo que lo compuse y ahora estoy en otra etapa vital, es un álbum que me ha supuesto un cambio a nivel musical y personal súper gordo porque me ha ayudado a sentarme a tirar ropa vieja, a tirar esas cajas que tenía en el sótano.

Miguel Rivera