KILLER BE KILLED – "Killer be killed"

KILLER BE KILLED – «Killer Be Killed»

Nuclear Blast

Puntuación: 8,5/10


Dados los tiempos que corren, encontrarte con material de este tipo, de vez en cuando, es un auténtico gustazo para los oídos. Fresco, pero que no inventa nada nuevo, buenas canciones, inspiradas, que combinan innumerables influencias, pero sin saturar, buenos arreglos; mucha rabia y una producción soberbia.

KILLER BE KILLED es el súper-grupo formado por Max Cavalera (Soulfly, Cavalera Conspiracy, ex Sepultura, Nailbomb), Greg Puciato (Dillinger Scape Plan), Troy Sanders (Mastodon) y Dave Elich (The Mars Volta). Según se daba a entender en los medios de comunicación a lo largo de 2013, era que Greg quería realizar un proyecto que retomara los patrones de lo que fue el proyecto de Max con Alex Newport (Fudge Tunel): Nailbomb, de 1994, sin repetir idea, pero con un espíritu similar; y por lo que han comentado, poco a poco, a poco que se fueron subiendo el resto de componentes al barco, el proyecto fue adquiriendo vida propia, imprimiéndole un carácter único.

Respecto a cómo suena, lo más indicado es animaros a que lo descubráis por vosotros mismos. Sí puedo destacar que es una mezcla muy, muy homogénea de detalles de Mastodon, Dillinger Scape Plan, y sobre todo de la época Chaos AD de Sepultura, con algo de los primeros discos de Soulfly (en aspectos de producción, sobretodo). Killer Be Killed tiene ese regusto a Thrashcore 90´s que tan buenos recuerdos nos dejó a muchos hace 20 años, pero con un sonido muy moderno, pulcro, nítido y que sabe mezclarse con ideas ajenas, más actuales, sin perder un ápice de intensidad, ni de músculo.

De los detalles que más me gustaría destacar de este disco, es sobre todo la producción, a todas luces perfecta, las guitarras y bajos suenan en su sitio, ni por encima ni por debajo, sin excesos de compresión. Con grosor, crudeza, ásperas y afiladas, pero con la suficiente liquidez como para empapar, sin que se te queden atascadas en el tímpano. Las voces –un constante tira y afloja muy intenso entre Greg Puciato, Max Cavalera y Troy Sanders- lucen con una originalidad insólita. Los temas combinan tres registros diferentes de manera calculada, y bien planificada, sabiendo jugar con la melodía cuando corresponde, la agresividad cuando lo pide, y la acidez cuando hay que sorprender, dando pie a un trabajo variado y nada predecible, que ayuda a que el oído no se sature tema a tema.

La batería ya es harina de otro costal: muy dinámica, agresiva y sobre todo abundantemente rítmica. Prescinde del tan manido uso actual del intento constante de lucimiento personal mediante recursos rítmicos infinitos, en lugar de la servidumbre hacia unos riffs con un ritmo que pide a gritos cimentarse con sobriedad, sin demasiada parafernalia sónica; y a mi juicio, en cuanto a resultado final, de las baterías que mejor suenan en disco en los últimos años. Echaba de menos oír un bombo como se tiene que oír, en lugar de un bote de pintura a 200 km/h. Una producción perfecta, nítida, sólida e impoluta.

Trabajos como este que aquí os traemos, invitan siempre a la reflexión. En unos tiempos en los que los grupos actuales no pretenden arriesgar, ni avanzar y eligen el estancamiento como cinturón de seguridad, que les garantice salir de gira 8-10 meses al año. Es curioso ver, como cuando unos músicos con carreras consagradas, vivas, que aún están en activo, se juntan para proyectos como este, en el cual la ambición queda completamente de lado (puesto que saben que lo que les da de comer ya lo tienen de sobra atado) y dan rienda suelta a todo lo que les salga del corazón, sin dejar espacio a la pretenciosidad ni a la necesidad prematura de llenar ninguna sala de conciertos.

De verdad, encuentro sumamente llamativo, que solo cuando quitas de la ecuación los factores que un músico necesita para sostener su música viva (vender discos, para poder grabar el siguiente, y tener motivos para salir a la carretera a ganarse el pan), es precisamente cuando el músico se ve más cómodo para dar rienda suelta a su imaginación, y parir trabajos originales, e inspirados como el que hoy reseñamos.

Pero como siempre digo, esto es sólo una opinión. Decidan ustedes.

Gonzalo van Rooy