DINERO + WE ARE STANDARD
30/01/2015
Sala Penélope, Madrid
Fotos: Miguel Rivera
Queda claro que el rock moderno y las tendencias más indies están de moda y lo es más cuando tras un 2014 lleno de eventos musicales al aire libre la tendencia ha sido la de eventos pop rock e indie como nunca habíamos visto.
Sí, es su momento, pero dentro de todos esos eventos hay algunos que sobresalen entre todos. Son unos pocos y entre ellos cabe destacar el SanSan Festival por nacer de forma muy humilde y de pronto comenzar a hacer ruido.
Su magia y su índole fresca y juvenil, adelantándose al resto en cuanto a fechas y dando pistoletazo de salida a lo que esperamos sea un gran verano musical, el mismo celebraba fiesta de presentación abanderada por dos bandas diferente pero de presencia y fuerza escénica envidiable.
Por un lado DINERO, ese rock bailable pero lleno de fuerza y rabia, que ha endurecido su sonido en su tercer trabajo y que son apuesta segura en cada directo, uno de esos grupos que deberían ser más grandes aun de lo que son porque son unos hachas en vivo y en estudio.
Por otro lado WE ARE STANDARD. Los de Euskadi buscan sonidos más indies y bailables en un entorno musical de corte fresco y pop de corte clásico. El resultado una fiesta SanSan en la sala Penélope que como era de esperar contaba con mucha gente diversa y lo mejor, una sala repleta que además contaba con un espacio VIP llamativo con sofá en un foso amplio para los que se hubieran rascado un poquito más el bolsillo y disfrutar de ambas como en el salón de su casa.
Calor, en un día ventoso en Madrid, de temperaturas superiores que DINERO se ocupa de subir con un termómetro en donde su rock sube los grados a hostias. Las que buscan en cortes como “Purasangre” y “Dinamita” con Sean como un ciclón vocal y guitarrístico presentando los temas de manera más rápida por lo corto del espectáculo.
Son todo temazos, y de eso se sirve la banda para conectar como pocas con su público. “Trastorno bipolar”, la intensidad de “Nada” o “Tiene que parar” no hacen más que agitar a un público que reventaba la sala y que en sus primeras filas era un cúmulo de saltos, golpes y brazos en alto.
No fallan, y si el sonido acompaña como era el caso, la cosa es mejor, tanto que Sean decidía bajarse a cantar en el foso apoyado en la verja y en alto cantar con los suyos “Saboreal” dejando un paladar fino y pulido a base de guitarrazos. La noche era especial y BURNING ASFALTO una iniciativa solidaria hacía las veces en el bis mientras la banda regresaba para cerrar en lo alto. “En invierno” ese tema que se conoce fuera y dentro del terreno “Adinerado” y que hacía toda la Penélope se volviera loca, literalmente.
Colofón a otro espectáculo intenso, de puro músculo, acción sonora, alta graduación y fuerza de tres muchachos que van a más. La gente supo reconocerlo, y ya son muchas.
Cambiamos de tercio radicalmente, y en una posición alejada quizás del rock que solemos dar cabida en nuestras páginas, hay que decir que WE ARE STANDARD son grandes en lo suyo, en ese rock pop indie de índole ochentera, bailable y a veces más oscura, pero ante todo música que invita a pasarlo bien, tanto como se lo pasan ellos en vivo. Lo reflejan en la pasión que ponen sobre la escena, con sus camisas chillonas, sus efectos sonoros «Something bigger» y “Jesus in her eyes” o el sonido distorsionado de “The last time” entregados a la causa, tanto que la caída de un micro en la batería hacen que paren con buen rollo y quieran volver a presentarlo comenzando de nuevo.
Estaba claro que tenían la noche ganada, y es que todos los allí citados no dejaban de bailar y disfrutar con ese sonido que emerge en «On the floor» o «White room» temas que conectan. Poco importaba que el volumen estuviera demasiado alto, ellos saben manejarse y manejar a su gente con sonrisa y baile, como quien ha salido a pasarlo bien bajo el amparo de una copita, y ahí es donde WE ARE STANDARD se comen el escenario.
Creo que son una banda de gran directo, que descubre un sonido más allá del indie tradicional, mezclando sonidos y creando una personalidad que dejan patente, con mucho movimiento siempre y bajo un frontman Deu Txakartegi que siempre desprende un feeling contagioso, tanto como su arrojo en escena.
Todos contentos, una bonita noche, de esas que cuesta ver a día de hoy por el buen aspecto de aforo presentado y por contar con dos directos diferentes pero iguales en energía y ganas.
Miriyé