AMARAL
20/05/2016 Barclays Center
Promotor: Hook Management
Fotos: Javier Bragado
Con el paso de los años AMARAL se ha erigido como una de las formaciones más respetadas de la música en España. No lo ha logrado gracias a la suerte o divinidad alguna si no por el tesón, esfuerzo y ante todo talento de sus músicos, del tándem Eva y Juan que curioso el mismo, ha cuajado por su sencillez y, ante todo, por su brillantez.
Una voz portentosa en un escenario musical falto por aquel momento de una banda con personalidad y voz arrolladora, la de Eva Amaral, quien no solo ha conseguido dar forma y nombre a AMARAL si no convertirse en uno de los mayores prodigios vocales en muchos años en la escena rock y pop nacional.
Por su capacidad musical de crear temas pegadizos, otros más sociales, por cambiar y saber manejarse en terrenos diferentes y por hacer llegar su mensaje a un público variado de estilo y generaciones diferentes, AMARAL merece un completo respeto.
Ese respeto quedaba patente en su regreso por la puerta a grande a Madrid. Hacía ya bastante tiempo que se esperaba su desembarco en formato gigante, el de un Barclays Center madrileño con una impresionante entrada. Atrás quedaron los mejores tiempos para pasar por un cierto stand by con salida de discográfica y mayor crudeza en su sonido en los últimos discos. Ahora la banda ha renacido de forma oscura con “Nocturnal” y también con el hambre e interés que ha despertado su directo.
Todo eso les ha devuelto a lo más alto como bien dejaba claro un Barclays repleto aun sin todas las gradas abiertas. Poder ver a AMARAL es hacerlo ante un derroche vocal inimaginable, que llega, transforma, se mete dentro y centra las miradas del respetable.
Un comienzo de concierto algo extraño, retraso de diez minutos, apagado de luces y un par de minutos sin salir hasta que comenzaba a sonar una introducción y hacían acto de presencia sus músicos, con los aplausos en lo alto al diferenciar entre la oscuridad a Juan y estallido con la entrada, en último lugar, de Eva.
Sonando “Unas veces se gana y otras se pierde” y “Revolución” bajo un precioso escenario. Una parte alta en forma de universo gracias a leds juguetones que hacían las veces de cielo imaginario con cambios de color y preciosas constelaciones. De fondo una pantalla redonda representando la portada de «Nocturna» para el visionado y reproducción de imágenes.
Estrellas de panel a lo largo de todo el escenario para introducirnos en un universo AMARAL que explotaba y se iluminaba más con la fuerza de “Kamikaze”. Hasta el momento no llegaba el turno de dar las gracias y saludar, con Eva entregada y muchos “hey” para presentar “No sé qué hacer con mi vida”. Contrastaba con la lentitud de “Siento que te extraño” para encontrarnos la luna de fondo en “Nocturnal” en ese tema que titula a su último disco como recordaba Eva, entonada con un vestido largo de escote para centrar la mente en una voz única que brilla en lo bello de “El universo sobre mi”.
La formación sólida, de sonido impecable y precioso decorado que brillaba aún más en canciones del calibre de “Como hablar” o “La ciudad maldita”. No hacen falta grandes alardes, Eva se maneja ella sola en el escenario abrumando con una voz que se eleva cada vez más, donde entre el público escuchábamos “qué maravilla”, “qué pedazo de voz” y un suma y sigue de admiración.
Espectacularidad en “Hoy es el principio del final” y fuerza mucho más rock en cortes como “Chatarra” o “Cazador” donde elevan el ritmo y ofrecen guitarras más duras como en “Hacia lo salvaje” mucho más oscura, mientras que nos atrapan en hits como “Cuando suba la marea” de las más emotivas.
Casi sin darnos cuenta estábamos en la recta final, esa que sorprendió tras un bis porque decidieron incluir un tema tras las muchas peticiones en redes sociales. “Laberintos” desnuda, de voz y guitarra tocando hondo, para elevar a un público que quizás por momentos estuvo algo frío. Eso cambiaba en cualquier caso con los acordes de “Llévame muy lejos”, tema más social y a su vez de estilo oscuro para reencontrarnos con su pasado en “Sin ti nos soy nada”.
Ahora sí, cantaban “Nadie nos recordará” un “rezo” contrario al pensamiento de todos, ya que esa noche en Barclays suponía un reencuentro muy especial y a lo grande con el universo AMARAL. Bonito formato, dos horas de presencia y lujo vocal bajo el estilo y calidad de un grupo que marcó en el pasado y que resucita con más ganas a día de hoy.
Miguel Rivera
