MADCOOL

MADCOOL

16-19/06/2016

La Caja Mágica, Madrid

Fotos: Javier Bragado

Mucho tiempo ha pasado desde que en Madrid no se realizaban propuestas musicales de tan magno tamaño y particular contenido como lo que nos ofrece la primera edición de MADCOOL, un festival pensado a lo grande en plena capital, ausente en escena festivalera veraniega desde hacía años.

Las dificultades políticas muchas veces, otras por recintos, que parece en toda la Comunidad no contamos con nada muchas veces y más aún en la gran ciudad que es y pretende ser culturalmente Madrid.

El caso es que por unas o por otras, la ciudad se ha visto huérfana desde ediciones pasadas y no tan prósperas con Rock in Rio o en su versión de rock nacional de EnVivo, por citar algunos. Pues bien, ahora sí, y veremos si por una o muchas veces, se ha erigido un festival musical de envergadura en plena ciudad.

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MADCOOL recupera y pone en esencia lo bueno y lo malo de cualquier evento en su primera edición. Con un cartel particular, variado, quizás demasiado, sin terminología estilística concreta, quizás esa falta de personalidad hacía que en los primeros días de su anuncio al público consiguiera vender miles de entradas sin un cartel explosivo, si tenemos en cuenta lo que vemos fuera o las giras internacionales.

Que se celebre en pleno Madrid es el acierto, en buena época como junio, aún sin los rigores veraniegos, y más aun con la caída quizás excesiva de temperatura y extraño tiempo justo en estos días, se suma un recinto no falto de polémica, La Caja Mágica. El recinto deportivo que acoge el Mutua Open cada mes de mayo, hace bien poco por cierto, ha sido la ubicación escogida, para bien o mal.

Tras la polémica creada sobre la estructura en la que se levantan los escenarios agitada por el diario El Mundo la pasada semana, donde hacían referencia a partes oficiales donde se dejaba en entredicho la seguridad por el paso de las Aguas de la China y el posible impacto y daños en el suelo del propio parking con la seguridad de los asistentes de por medio, la organización tuvo que salir al paso con papeles oficiales de estudios concretos.

Sin duda, ubicación con buenas comunicaciones, Metro, coche y autobuses, si bien es cierto pequeño colapso en la zona de entrada con los inevitables atascos más aún con un túnel donde solo es posible entrar en una dirección, lo que dificulta la circulación fluida.

Bien, lo que tocaba era encontrar un parking de pago para el que quisiera. Evidente era que el habitual de La Caja no existía dado que los escenarios principales y gran «corazón» del evento se encuentra ubicado en el mismo. El problema se da en la distancia lejana del parking utilizado, propiedad de Mercamadrid ya que forma parte de su complejo, con salida inmediata y de entrada a la M40. La organización ha subsanado esto con autobuses de Alsa cada cinco minutos haciendo recorridos de ida y vuelta para los asistentes. Acierto, porque la distancia es excesiva andando si bien ayer era jueves, veremos si el tráfico y la cantidad de gente no aumenta en demasía en horas puntas durante los días «gordos», hoy y mañana.

Como puntos fallidos, sin duda la organización del propio parking, ese que cita en su web precios de reserva para «asegurar plaza». Pagados 16 euros x 3 días (7€ en formato de día) nada excesivo, nos encontramos que en su entrada la seguridad no pide papel alguno de justificante de pago para entrar o salir. Preguntados comunican ante las numerosas quejas in situ que «hoy jueves no se cobra, mañana suponemos que sí». Con esto, gran parte tira para el bus directos a la caseta de incidencias donde poco nos arreglan. Una vez en caseta de «Acreditaciones» resulta que tenemos que desplazarnos a otro sitio a por ellas. Del tema bus «luego se cobrará a la gente a la salida del parking», quizás resuelto así porque se lo han dicho a las trabajadoras de esa manera, pero a nuestro regreso todo seguía igual con los de control sin tener idea de nada.

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Dicho esto y tras más de una hora para poder hacer todo, por fin entramos. Es aquí donde dejamos de lado lo comentado, pero obligados de contar, para encontrarnos ante un recinto mastodóntico y bastante cómodo. Para el que haya ido al tenis no será tanta sorpresa, si bien todo el parking real del recinto se ha reconvertido para acoger los dos escenarios principales, el cartel gigante y luminoso del MADCOOL junto a una noria dándole aspecto de parque de atracciones.

Una lona verde a modo de césped artificial para acomodar al público supone un gran acierto, y las grandes dimensiones ayudan a ver un espectacular recinto, bien estructurado y distribuido, con comidas en el fondo, muchas pantallas gigantes para ver desde todos los lugares los conciertos, si bien se echa de menos altavoces a medio camino entre la explanada para escuchar más de lejos los conciertos.

Cruzado el puente encontramos La Caja Mágica en sí, que recoge escenarios dentro de sus pistas para otros músicos, quizás abarcando demasiada música, para gustos colores pero actuaciones solapadas, no en sonido pero sí en tiempos, y desplazamientos largos entre puntos, pero dadas las dimensiones algo lógico. Por comodidad, la zona y dos escenarios principales son el gran reclamo, mientras La Caja supone un recogido interesante. Quien quiera muchas bandas bien, quien quiera menos y más «grandes» se quedará a medio gas.

Instagram @rocktotalweb

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Uno de los platos fuertes, aciertos y gran avance, las pulseras. Además de los accesos sirven para cargar nuestro dinero para comer y beber. Olvidémonos de tokens y fichas que se pierden, caen o por despiste no encuentras. Aquí avanzamos al estilo móvil, con un «pay» y recarga digital. Pagamos, con tarjeta o efectivo y nos cargan la cantidad que queramos en un lector insertado en la pulsera junto con nuestro código. Efectivo no, lo siguiente, acertado no, un paso más allá. Dinero digital para nuestra total comodidad y seguridad, con mucha más rapidez para todo. Puntazo y aplauso a la organización (aunque nos contaron hubo fallos de carga que serán devueltos en cualquier caso).

Y ahora sí, entramos en el aspecto musical. Ya sabemos de un cartel distinto, por un lado acertado diferenciándose de todo el rollo indie que copa el país en sus numerosos festivales, grandes o pequeños, si bien la falta de estilo y grandes cabezas (excepción The Who y Neil Young quizás) nos deja un sabor de boca extraño.

El hecho de encontrar todo, acreditarnos, que tardamos y el parking sin indicaciones y mareos de municipales mandando a un lado u otro, hizo que Morgan llegáramos en sus coletazos (tristemente siendo uno de los más detallistas reclamos) dentro de lo  más alejado que es La Caja. Mientras veíamos puestos en la zona de las aguas, pufs para sentarse y zona de relax chillout en un verde que recuerda al Parque de las Naciones.

Seguíamos haciendo fotografías y cubriendo terreno, pateadas mil por toda la zona, mientras LORI MEYERS conseguía aunar gran público frente al escenario Matusalem, con canciones de gancho y melosas, como el arroz que gusta en MasterChef a ritmo de «Aha han vuelto?» o «Mi realidad» de las que animan al baile y vemos postureo por los alrededores bajo su «Corazón elocuente». Efectivos.

La gran atracción estaba en ver a esos que rezan «50 años» en su panel de fondo en pantalla, con imágenes de «Quadrophenia» y sus hits sonados de «CSI» para un público que subía la media de edad, que gritaba «qué grandes» y mucho nostálgico en un momento algo «Woodstock» para vibrar con unos tíos de los que poco queda decir. Elegancia y sonido, majestuosidad y brillantez con muchas canas pero las ganas intactas, cayendo el sol para perdernos en lo clásico de «My generation» y qué decir, pura magia.

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Difícil moverse en una zona media entregada, que se movía a ritmo de «The kids are alright, I can see for miles, You better you bet,Pinball wizard o Baba O’Riley» y ante eso poco toca comentar, quizás la falta de potencia de sonido. El elixir de la eterna juventud para moverse y hacer mover el cuerpo y rendir pleitesía a un gigante eterno en lo musical. Roger y Pete saben manejar una máquina engrasada durante 50 años, y casi diez años sin dejarse caer son muchos. Tantos como las ganas de un público de tres generaciones distintas como mínimo, que ante el colorido de un MadCool repleto, disfrutaba de un reencuentro #mad.

Hora de cenar algo y dar una vuelta para ver algo de MONARCHY. Los ingleses se las gastan bien entre la modernidad y el rollo baile, que en versiones como Nirvana convencían a un un buen público en la Manolo Santana. Los ecos de GARBAGE daban lugar a movimiento entre los aledaños, sonando temas como «Stupid girl» o «Blood for popies» mientras llegábamos al escenario, distancias largas.

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Por las pantallas gigantes veíamos a Shirley Manson alma de la formación que decía regresaba con muchas ganas pero que en canciones como «Control» o #1 Crush» sonaba bastante descafeinada. Tanto digo esto como que con el paso de los minutos fueron de menos a más, quizás el hecho de tocar después de THE WHO referencia para Vitch Bug como decía su frontwoman levantaba los ánimos. Público algo tranquilo que recibía bien cortes clásicos «Why do yo love me», «Think i’m paranoid» y «Push it» con Shirley bajando de vez en cuando al foso para acercarse a los suyos.

Final mejorado con respecto a su comienzo para otra vuelta llamativa. Y con la temperatura bajando pero sin exceso de frío, tomamos los sonidos de EDITORS como traca final de los que vimos «Sugar» y «like is a fear» y poco más.

Inicio prometedor, con fallos iniciales evidentes, confusión muchas veces para encontrar los escenarios de La Caja Mágica, mucho cartel «to everything» pero poca indicación. Y un clásico, precios de bebidas-mini de casi diez euros, reclamación inútil en España. Por lo demás, colorido ambiente, recinto que recuerda y mucho a lo que ofrecía Rock in Río pero en pleno Madrid y una segunda jornada que hoy espera con algo más de sol.

Miguel Rivera / P.M.

nr: fallos de cashless y devolución tema parking ya en activo según nota de la organización hoy para los afectados.

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Viernes 17

Segunda jornada del festival madrileño que copa noticias televisivas, medios digitales como el nuestro y periódicos. Como indicábamos, el acierto de poder contar con un festival de grandes dimensiones en la capital contrastaba con fallos evidentes que parece ser, ya querían y subsanaban ayer con medidas evidentes.

Soluciones al cashless (carga electrónica de pulseras para pago) devolución la próxima semana de aquél dinero que no tuvo uso y lo mismo para los que pagaron día individual o abono del primer día que no se cobró en el parking de reservas.

Un punto a favor el hecho de hacer comunicado oficial y ponerse manos a la obra junto a la señalización de los escenarios de la Caja Mágica que marearon al respetable en la primera jornada. En el lado negativo volvíamos a hacer frente a escasez de baños quizás, o mejor dicho, único lado derecho para ello, faltando cabinas que hubieran facilitado y aligerado lo mismo.

En lo que respecta a lo musical, buen día, algún gradito más y curiosamente menos gente, casi 3000 personas menos que se notaban, motivado sin duda por no contar con un cabeza de cartel de altura, The Prodigy son buenos pero no a la altura de copar en letras grandes un día tal como un viernes en un evento de estas características.

Así con todo corrimos para la que era nuestra banda preferente ayer. STEREOPHONICS es un grupo de categoría, con grandes hits y carrera, buen último disco y en su reclamo el que se dejan caer francamente poco por España. Es por ello que presentaba un gran aspecto el escenario principal para escuchar temas de la categoría de «C’est la vie» donde Kelly Jones se come el escenario, junto a la esencia tan mágica que desprenden en temas medios como «White lies» e «Indian summer». Hits como «Maybe tomorrow» y por supuesto el cierre genial de «Dakota».

Salto a la psicodelia de TEMPLES que generan moda y muchos adeptos, mientras esperábamos turno de un clásico JANE’S ADDICTION. Se hacía evidente la falta de punch y sonido del escenario principal que ya notamos en The Who, sin entender si es por decibelios marcados o qué.

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Temas como «Stop», «Been caugh stealing» t «Three days» sonaban para gusto de sus seguidores, marcados por los riffs densos de Navarro, mientras dos mujeres copaban el escenario con movimientos sensuales entre frontman y guitarrista y aplaudíamos temas del nivel de “Rebel Rebel”, “Just Beacause”, “Mountain Song” y “Jane Says”.

Sin sobresalir, correctos y el fútbol de la Selección con ecos del público en smartphones y búsqueda de pantalla en zona de comida, que restó protagonismo al concierto.

BAND OF HORSES destacó sin duda en una jornada algo light gracias a canciones como “Casual Party” “Solemn Oath”, “In a Drawer” o “Hag” y la magia de “The Funeral”, en una de las grandes actuaciones de la noche.

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CARIBOU ponía la nota bailable, pero lo que de verdad esperábamos era THE PRODIGY. Sería por decir algo así como el gran reclamo de la jornada, y como era de esperar no defraudaron. Ritmo acelerado y vivo de una potencia muy personal y que todos conocemos. Si el grupo entra a destajo con «Breathe» poco cabe decir. Si después intercalan temas como «The day is my enemy» «Roadblox» y «Poison» junto al cañonazo «Smack my bitch up» se comen el escenario.

Die Antwoord tocaba a la hora de BASTILLE último grupo referente que pudimos ver y que con su sonido indie y bailable llenaba la Manolo Santana antes de decir adiós.

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Un día raro por el contenido, con críticas nuevamente a los accesos a los escenarios de La Caja Mágica con la seguridad cerrando y abriendo accesos de forma rara y pequeños sustos de aglutinamiento y quejas que hacían pensar en momentos Arena donde la gente también debe poner de su parte, dicho queda. Quitando eso, la cosa mejoraba y mucho con respecto al primer día. Hoy veremos qué se cuece en su cierre.

Sábado 18

Tercer y último día y ahora sí, la polémica infundada no sabemos si con razón o no por el diario El Mundo en donde se decía podría hundirse el terreno del Madcool por el peso sobre la cercanía de el Estanque de Tormentas «La China» no fue tal, afortunadamente.

El último coletazo aguardaba un sábado curiosamente más fresco de lo de días anteriores, caras de frío de gente que venía muy «fresca» para ver una tarde en la que teníamos cabeza de cartel NEIL YOUNG y más rock de lo habitual.

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El señor YOUNG es pura melancolía folk y a lo largo de casi dos horas dejaba el pabellón alto mientras caía la tarde sobre la explanada maravillosa del festival. Notábamos como caras nuevas que investigaban el recinto, sabedores que venían a ver ese día al veterano músico. Expectación máxima para disfrutar de los acordes iniciales de «After Gold Rush» junto a la tristeza musical de «Heart of gold» y «The needle and the damage done».

Todo en su sitio, voz y presencia inconmensurable de otra leyenda viva, lección magistral de talento ante sus miles de fans con «From hank to hendrix» y «Alabama». No hacen falta florituras, tiene una gran banda y suena a Young. El toque acústico, la esencia folk, la viveza de «Like a hurricane» y el «Rocking in the freeworld» como himno que es levantaba al público en su sentido más interno. Extendida «Love and only love» y aplausos merecidos ante una sólida actuación.

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De lo clásico y veterano a lo joven y poderoso de ENTER SHIKARI quienes y aunque dentro de la Caja Mágica no brillas tanto, supieron agolpar a su público en un recinto lleno con una fuerza inusitada. Son un ciclón musical, tanto en los viejos como en los nuevos temas. Consiguen pogos a lo «Resurrection» se bajan del escenario a cantar con su público, se sube su bajista a la barra a terminar en todo lo alto y reciben aplausos y gritos con temas del calibre de «No sleep tonight» o «Redshift».

Fuerza inusitada para un festival algo calmado que despertaba gracias a ellos y unos muy esperados, BIFFY CLYRO. La banda escocesa suena a estadio, a melodía y contundencia estudiada, son un vendabal melódico que conecta, que recupera cierta esencia alternativa y baña de grandes melodías sus estribillos, tanto en lo más enérgico «Living is a problem because everything dies» junto a un inico ampuloso y épico al rollo más abierto de «Black chandelier» o su hit «Mountains» con tiempo para su reciente nuevo single «Animal style».  De lo mejor del evento, sin duda.

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De por sí, la noche rotaba para dejar paso final al baile, los efectivos TWO DOORS CINEMA CLUB que consiguen aunar gente de todo tipo y conectar con sus ritmos bailables, al igual que el final de traca, una de las grandes sorpresas para algunos como CAPITAL CITIES quienes además de hacer vibrar con su coreable y por dos veces conocido «Safe and sound» ofrecen mucho más. Guiños al estilo Bee Gees y Michael Jackson o Prince con toques setenteros, de bola en alto de discoteca y un dance con coreografías bailables. La banda de Los Ángeles se mueve entre el indie y el dance synth pop más agradable, y como fin de fiesta estilo ochentero son todo un acierto.

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Sin duda un gran final para un festival que promete y al que deseamos lo mejor para futuras ediciones. Será algo bueno para la gente de Madrid y de fuera por contar con un ambicioso proyecto musical, que evidente, y como dejamos ya claro en esta crónica, tuvo fallos lógicos, largas colas en barras, poco personal en las mismas el sábado, caos el primer día para encontrar el parking y el fallo de los pagos, los accesos de los escenarios internos y otros temas que subsanar en una segunda edición. Por lo demás, un aplauso para los organizadores y la mejor de las suertes para seguir dando continuidad a algo que reclamábamos y necesitamos.

Miguel Rivera /Álex C.