SIDECARS – “Cuestión de gravedad”
Warner Music
SIDECARS es de esas bandas que ha trabajado fiel a sí misma desde sus comienzos, siendo sinceros en cada cosa que han hecho, en sus canciones, demostración del talento innato de inicio pero mejorando a cada paso. En directo, donde la banda se maneja con soltura y buen gusto, ese que se apoya en canciones con gancho, sensibles por momentos, dulces y mágicas.
Es un grupo que cae bien, en lo musical pero también en el trato personal, de esos que se dan poco, educados y muy simpáticos, para hacer grande eso de «buenos músicos y mejores personas». Hemos seguido su carrera desde los comienzos y, personalmente, uno que escribe, ha visto como su reconocimiento ha ido creciendo a la par que sus metas, las de seguir mejorando, buscando mejores canciones y, a la postre, mejores discos.
Con su álbum acústico y gira de teatros se han hecho mayores, y ya de por si su última obra de estudio de hace unos años supuso un buen salto, pero podemos asegurar que lo definitivo viene ahora. “Cuestión de gravedad” es cuestión de talento, un disco que rezuma calidad y belleza del primer al último minuto, consiguiendo un viaje musical de una hora de duración con el que vamos a disfrutar mucho tiempo.
Lo vamos a hacer en disco, en nuestros auriculares, en el coche, en casa o en una fiesta, pero ante todo en directo. Hay muchísima sinceridad en lo musical, en lo que esconde un disco en el que Juancho, Ruli y Gerbass han puesto el alma, el corazón, la mente y las ganas.
No se tiraban faroles e redes cuando decían desde el estudio “cómo está sonando esto”, sí, suena y muy bien. El cuidado del diseño de su portada, la producción del gurú Nigel Walker y la colección de 13 canciones que te tocan hondo, te animan, te enamoran o simplemente, emocionan, con lo que ello conlleva.
“Cuestión de gravedad” es el disco que necesitaban, yo diría que el que merecían. Han ido haciéndose hueco poco a poco en la escena rock nacional, gustando a ellas, pero también a ellos, y palpándose en redes que este trabajo había despertado muchas pero que muchas expectativas.
Pues bien, con el resultado escuchado, y mucho, porque lleva sonando dos días en mis oídos, estamos ante ese legado que hace de SIDECARS un gustoso caramelo musical, impregnado de vivencias y sueños musicales que plasman voz e instrumentos de indudable magia.
Un álbum completísimo de hits, de calidad y ambición que no contamina sino que ayuda a hacer más grande el resultado. Todo es redondo, y no sólo por el CD en forma, más bien en contenido. Alto caché musical, del que dibujan en un tema fabuloso como “Locos de atar” ese tono meloso donde Juancho inunda con su voz de nostalgia y toque enamoradizo cada acorde, para magnificarse en el sentimiento que supone su parte central.
El single “Tu mejor pesadilla” con coros dulcificados y estribillo contagioso, realmente bello en cada nota de teclado, en los acordes y en la voz, demostrando lo que vamos a encontrar y rememorando la magia de temas como “De película”.
Hay clasicismo de una pureza endiablada, que buen gusto en ese inicio instrumental del rock de siempre “Costa da norte”, pero es que después nos damos con “Amasijo de huesos”. Alma pura, deje soul, que instrumentalmente es de una magia bellísima, intensificándose en intensidad a medida que avanzan los segundos y Juancho liderando una de las mejores canciones de toda su carrera.
Si hablábamos de los sueños iniciales de una banda no podemos dejar de lado “Microinfarto” con ese toque acústico o la sinceridad que rezuma “Olvídame” lentitud y calidez como pocos consiguen. La conocida “Cuando caigas en shock” con tiempos lejanos de country pero sonando a pop rock.
Rock con vitalidad, que también lo hay “Polvorosa” y “Todo es mentira” de buen relato y estribillo marca de la casa, del que contagia y aplaudes cuando acaba.
Qué podemos decir, creo que SIDECARS siempre ha demostrado su propia personalidad, pero faltaba un pasito más para subir un peldaño en el que ocupar un sitio mucho más relevante. “Cuestión de gravedad” es en su forma, su mejor trabajo. Una producción envidiable, unos músicos geniales, una voz estupenda y sentida, y un conjunto de temas que son casi insultantes de lo buenos que son.
Un vicio, un regalo musical que aplaudir hasta hacernos daño. Y viene la gira; gracias chicos.
Miguel Rivera