BELAKO – «Render me numb, trivial violence»
El Seguell
No cabe duda que lo que fue una sorpresa en directo y musicalmente hablando, Belako, se ha transformado, en su tercer disco, en una sólida referencia del rock alternativo. La joven banda de Mungia sigue haciendo como siempre, sorprendiendo.
Lo eleva en «Render me numb, trivial violence» su disco más personal y maduro, y sorprende ante todo que consigan eso mismo, seguir añadiendo elementos e ingredientes a su música con los que que continuar dejando con la boca abierta.
No hay tiempo para bajar el listón, el cuarteto sigue tomándose muy en serio su desvergüenza, la de hacer lo que quieren como quieren lejos de cualquier moda.
Es seguro su álbum más pretencioso, más rico en lo instrumental y letrístico y quizás sus tablas, muy marcadas ya, han hecho que las vivencias musicales de estos dos últimos años les hayan valido como experiencia que plasman en lo compositivo.
Hay un rock particular y extraño «Maskenfreiheit» donde como siempre Cris resulta embriagadora y personal la voz. Tenemos fuerza algo sucia en una magistral «Lungs», pasando por lo tranquilo y sorprendente de «Strumble» en esos tiempos manejados a la perfección por el grupo y desgarrando poco a poco. Contraste con el piano y belleza de la segunda parte.
Sorprenden o no, porque lo suelen hacer con su toque casi dubstep de «Stranger in a box» un suculento corte que hay que escuchar para entenderlo. La distorsión y perfecto rock personal de «Render me numb» con una Cris más violenta en lo vocal pasando a la modernidad bailable de «The fiend thinker» en esas secuencias modernas que pueden recordar a The Do y que tan bien se les da.
Son como carne cruda, fresca, apetecible y bien cocinada después. «Render me numb, trivial violence» es la consecuencia de una carrera imparable en la que no reparan en lo que se dice. Ellos van por libre, como un pájaro, y el resultado es BELAKO. Sonido inimitable y propio, donde se atreven a distorsionar, a jugar con los sonidos, a grabar incluso con el móvil o sonar «sucios» si lo quieren en los tiempos del perfeccionismo sonoro. Ellos, en su forma, lo son y eso ya no hay quien se lo discuta.