PASAJERO
06/04/2018
Teatro Barceló, Madrid
Fotos: Arturo de Lucas
Esta ha sido una de las mejores semanas en el apartado musical en directo en Madrid. Y el viernes 6 de abril será recordado por la vuelta al escenario de PASAJERO. No es que se hubieran ido, han continuado trabajando en la sombra como ellos indicaron, sin parar ni un minuto, pero hemos tenido que esperar y mucho para volver a verles subirse al escenario.
La banda liderada por Daniel Arias lanzaba recientemente su última obra «Antídotos fugaces» donde han vuelto a demostrar, por tercera vez consecutiva su talento, un pequeño rara avis de melancolía, crudeza y magia melódica, de personalidad pulcra y sonido propio, a la par que otros en esto, Havalina.
Son de esas bandas impecables pero llamadas a seguir en un cierto underground sonoro, no abierto a todos los oídos pero de capacidad mucho mayor y talento que otras formaciones que sí son reivindicadas en festivales.
El caso es que además tienen buen oído, ya que quisieron contar en su vuelta con la joven talentosa ALICE WONDER una voz única y presencia mágica que sólo con voz y guitarra es capaz de ponernos los pelos de punta. Anoche, y tras haberla visto 3 veces en directo, volvió a dejar constancia de su clase. Una mágica voz que bebe de la esencia negra en lo vocal, alma rock y pureza soul, todo en uno. Su EP e inminente disco fueron reclamo para darse a conocer entre muchos que aún no se han acercado a ella, ayer solucionó eso.
Su voz hace que en temas como en «Take off» o «Like morning» sea capaz de encogernos por dentro. La magia que desprende su talento vocal es digno de admiración, que engrandece cuando suena con tanta pasión y sentimiento como «Strategy» ese single de avanzadilla de un disco que promete sobremanera, como dejaba ver también «Clean up the mess». Las miradas de asombro ante ese poder vocal se convierten en admiración.
No le hace falta más que empezar a cantar, tocar unos acordes y atraparnos. A pesar de tener a gente hablando a nuestro alrededor, poco a poco se haría el silencio solo roto en aplausos cuando sonaba su voz en temas como su ya conocida «Run run»
Así, corto pero intenso, como ella, pasaba el legado a un PASAJERO crecido, con los nervios de quien parece que vuelve pero está ahí, en la retaguardia, preparando perlas musicales que llevan el nombre de «Antídotos fugaces». En realidad son canciones para no esconderse y quedar atrapados, donde de fugaces tienen poco al igual que su discografía, marcada a fuego en nuestros oídos para quiénes hemos reconocido su talento desde el inicio.
Melancolía y crudeza como si fueran unos «Desconocidos» para abrir ante una gran entrada en el Teatro Barceló, un bonito sitio para recoger perlas musicales llenas de esencia y contundencia, la que mostraban en «Francotiradores» y la intensidad oscura de «Hoja en blanco» que nos desgarraba con su crudeza romántica.
Casi no dejaban hueco para tomar aire, iban como un tiro, manejados al frente por la voz llena de fuerza y pasión de Daniel, sabiendo de «Las consecuencias» otra de las que mejor acogida tenían entre un público que venía a verles sabiendo de tan magnífico reencuentro.
Bien asentados sobre el escenario, centrados, de oscuridad luminosa y mucho humo sobre la escena, recibíamos con las manos abiertas la «Incógnita» de guitarras y melodías oscurísimas a las que dio más luz Alice Wonder junto a Dani, para volver a lo descarnado y feroz en la melancolía de un «Parque de atracciones».
A esas alturas, Dani daba las gracias por estar ahí, y remarcaba que nunca se habían ido, que habían trabajado en todo este tiempo para ofrecer los mejores «Antídotos fugaces» posibles. Nos movíamos ahora en terrenos más lentos, de indudable contenido intenso «Yo tampoco» y la delicadeza del «Plan B» de la banda.
Caras de felicidad alrededor nuestro, de quien esperaba esto con muchas ganas, donde Daniel se convertía en «La voz que te habla por dentro» tirando de ese rock más sucio y distorsionado que manejan a la perfección.
Hasta el momento pura fuerza y demostración de saber sonar únicos, sin fisuras, sin perder el tiempo, únicamente para hablar y decir lo necesario. Llegaban a un bis que entraba de manera dulce con «Allí» preparando también la parte instrumental del último invitado, el productor y Dj ED IS DEAD para acompañar, con su instrumentación de aspecto futurista en «Autoconversación» una mezcla particular y espectacular.
Y qué mejor manera que ser unos «Hombres tristes» musicalmente hablando, porque tras hora y 40 minutos despedíamos de manera feliz todo un conciertazo. No había nada de fondo, ni entretenimientos adyacentes.
PASAJERO se centró en la música, en sus temas, en sus tres grandes discos para darnos un antídoto lleno de intensidad, desgarro, distorsión y mucha entrega, la de unos músicos que llenan por dentro y desgarran por fuera. Un viaje musical obligado en la vida.