SANTERO Y LOS MUCHACHOS
04/03/2019
Sala Boite, Madrid
En ocasiones, la música y su público pueden ser justos, y en un momento en el que si no eres una gran estrella es complicado mover a la gente a las salas, es un hecho del que me alegro personalmente el que SANTERO Y LOS MUCHACHOS continúen creciendo con paso lento pero muy firme.
Anoche dejaban patente que ya cuentan con numerosos seguidores fieles a su espalda entre el público madrileño. El boca oreja continúa haciendo por el grupo valenciano con las cosas claras y sonido personal, ese que definen como «rock reposado» y que facturan de forma única.
Decían hace poco en nuestra entrevista que «por edad, tienen cosas que contar» y esas cosas parecen interesar a un público que va sumándose a una causa entre el rock, folk y tono soft pero movido a su vez. Solo hace falta pasarse por uno de los conciertos de su gira «Rioflorido» para darse cuenta, que aunque utilicen ese denominativo para su estilo, la banda y su público se funden en una verdadera fiesta de gusto musical que hay que descubrir.
Es casi obligado insistir en que debes verles si lo que quieres es conectar con una forma de contar las cosas entre lo clásico y lo canalla, esas historias que en canciones como «Amigo infiel» conectan y suben los grados, esos que anoche en la Boite madrileña nos sobraban, porque en un día más fresco de lo que venía haciendo, la céntrica sala se convirtió en un hervidero. Quizás animado por un sold out que tocaba abrazar en un jueves que terminaba con una sonrisa de una sala abarrotada.
Miguel Ángel ex La Pulquería ha sabido dar, junto a sus hermanos y otros compañeros de andadura, un estilo propio a SANTERO Y LOS MUCHACHOS, una banda de cuidado aspecto y mejor música, porque ante todo y viéndoles en vivo, nos damos cuenta de que estamos ante unos excepcionales músicos, una máquina engrasada donde todo funciona, con los coros como santo y seña de su perfección.
No hacen falta grandes alardes, tener su hueco sobre un pequeño escenario como el de la Boite para atraparnos como ellos saben, capaces de facturas canciones de un tono diferente en un disco como «Rioflorido» y comenzar de esa manera con «Algo más», ritmos cálidos para entrar hondo entre la multitud. Seguían con «Estamos bien» definición clara de cómo nos encontrábamos donde Miguel Ángel incitaba al respetable en una lucha para ver si ganaba en coros su nuevo disco o su primer «Ventura» del que rescataban mágicas canciones como su himno «Amigo infiel», esa letra malvada con la que conectamos a la que nos sumábamos de manera coral.
Porque si hay algo de lo que pueden alardear es porque todos sus miembros se fusionan como uno a la hora de las partes vocales, que le dan mayor empaque a su sonido. Aires más playeros buscando las palmeras en «Para siempre» que gustazo, pasando por los guiños pulqueros de «No te despidas nunca de México» . Profundidad y sentimiento en «Dani boy» a esa comanchería que destila «Volver a casa», en la que todo sonaba bien, a pesar de algunos problemas técnicos, especialmente con la guitarra de Soni, aunque todo tiene solución.
Y entre toda esa magia y disfrute del personal, enganchado y puesto a cantar con ellos esa «Mañana asesina» para pedir un abrazo con «Abrácese quien pueda», complicidad musical en la que el empate entre ambos discos quedó claro, porque cuando tienes canciones del calibre de ambos trabajos, la cosa no puede más que funcionar. Una química perfecta entre público y banda, haciendo que la noche del jueves fuera diferente, tanto como su música.
Una fusión musical generacional abierta a todo el público que os invitamos a conocer gracias a una banda «independiente» capaz de desviarse de los caminos marcados de sonidos actuales, para buscar en la nostalgia y hacer un batido musical tan profundo como encantador. Siempre con cosas que contar, de las que nos alegramos de ser cómplices.
Texto y fotos: Miguel Rivera