DCODE 2019


Un año más y ya he perdido la cuenta, DCODE se convierte en el “penúltimo” festival del verano. Verano que a veces continúa, otros como el pasado año en los que de primeras asoma el otoño o directamente hace un frío de pelotas.

Cierre 1 - Christian Bertrand

Con el tiempo como anécdota, lo que sí es cierto es que el festival madrileño es, contra algunos pronósticos cenizos que le «adivinaban» caer con el tiempo, ese evento que vuelve siempre y en el que volver a verte las caras con amigos y compañeros tras el verano, una forma de volver al día a día y ser conscientes de la “vuelta al cole”.

Un fijo de septiembre que, con mayores o menores ventas de entradas, con mejores o peores carteles, siempre ofrece buen rollo y comodidad. En pleno centro de Madrid, en un lugar fantástico como el Campus de la Universidad Complutense, con su césped y sus miles de formas para llegar, concentra a un público diverso orientado al indie para disfrutar, en un solo día, de más de doce horas de música y ambiente.

Amaral - Christian Bertrand 2

Ese que como cada año, mira al género alternativo como propuesta pero que busca una variedad que se mueve entre lo nacional e internacional y que este año, ha apostado por la frescura musical guiri, véanse dos figuras como Two Door Cinema Club y Kaiser Chiefs, con discos recientes muy bailables, pasando por la emocionalidad intensa de Viva Suecia, o la premiere con disco bajo el brazo de Amaral.

Eso por un lado, porque las mañanas aptas para todos los públicos no desmerecen normalmente, y este año, con el grupo que más festivales ha pisado este verano, Carolina Durante, la cosa se encendía desde el comienzo, ese al que un servidor no llegó por eso de las tempranas horas y cierre de entrevista con Viva Suecia.

Un comienzo de tarde, el de LA CASA AZUL que con su discazo se comen el escenario.  Banda para direct de escena grande sin duda y en indicadísimo para horario nocturno, pero los rigores de Dcode marcan los tiempos y horarios de los grupos nacionales, relegados casi siempre a las primeras horas. Guille Milkyway ha conseguido dar con una tecla, la del baile frenético a base de una música electrónica que bebe del pasado y que en lo visual, de estilo espectacular recordando a Daft Punk, marca un recorrido musical de indudable gran factura. De calle con hits como «El momento» un arranca infalible y los finales que dejan poso alocado con «La revolución sexual» y «Nunca nadie pudo volar».

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Buscando todos la sombra ante el sol imperante y, a veces, sofocante «Podría ser peor» porque parecía que daba igual a temor del resultado, una entrega total donde el baile y las sonrisas nos hacían olvidar que estábamos ante el penúltimo festival de nuestro verano.

Con eso y sin descanso VIVA SUECIA. Los murcianos están aprovechando su momento, ese que en vivo nos deja un poso de calidad. Intensidad, mucho más eléctricos y con músculo, bajo el carisma de Rafa Val al frente. Estrenando hitazo como «Algunos tenemos fe» de un nuevo disco «El milagro» que se va asomando en el horizonte. Una de las bandas de mayor seguimiento y reconocimiento actual, con un sol de justicia nos brindaba la colección conocida «El nudo y la esperanza» o «A donde ir».

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Con el público entregado, de los que suben el brazo y gritan al cielo cuando suena «¿Nos ponemos con eso?» ahogándonos por dentro con su intensidad y emocionaliad sugerente. La danza brillante de su nuevo single calando de por medio. Los pelos de punta cuando te metes dentro de su «película» musical con «Bien por ti», lección de entrega y propósito para acabar tocando el cielo, siempre con «Amar el conflicto (todo lo que importa)» y llevarse de calle al respetable con Rafa cantando entre el público.

Del brillo intenso pasando por el buen gusto de la promesa St. Woods, que sorprendía a muchos con su tesitura vocal y tono romántico en cortes como «On me»   con un estilo inglés de indudable buen gusto. Algo parecido a TOM ODELL. Ponía el punto romanticón y más tranquilo, quizás excesivo para la tarde pero donde su buen gusto al piano cala en cortes de la categoría de «Hold me» y «Another love».

De esa esencia más tranquila nos movíamos a la magia y vitalidad de unos deseados: MISS CAFFEINA. Había muchas ganas de verles y el recinto ya cogía mucho color en cuanto a aforo. Las canciones de «Oh long johnson» para marcarse una especie de rave indie, en la que el baile es obligado y el deje ochentero sintetizado brilla aún más en vivo. «Merli» o «Fiesta nacional» funcionan como un tiro, con todo el público sabiéndose de principio a fin las letras. Entrega de Alberto y su moreno vacacional dando sentido a una fiesta en la que «Mira como vuelo» ya es un referente de sus directos.

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Así llegábamos al resurgir de THE CARDIGANS que venían, no sabemos si por última vez, a revisitar su clásico de hace 20 años «Gran turismo». Un veinte aniversario que dejaba claro que Nina sigue, en lo vocal y visual, como la chica rubia de antaño. El volver a empezar estaba en el aire cuando sonaba «Starter» y la esencia nostálgica que despertaba «Erase/rewind» con la energía de «My favourite game» conquistando a nuevos oyentes y recuperando algunos old school que se perdieron en el camino.

‘Explode’, ‘Higher’ y ‘Junk of the Hearts’ sonaban muy bien pero también es cierto que, y aunque un clásico, es más un disco de concierto intimista que un festival como DCODE en esas horas.

The Cardigans - Christian Bertrand 1

En ese sentir nostálgico y con disco nuevo bajo el brazo un día antes, AMARAL volvía a conquistar, dejando ver que no fueron cosa de un día y que a día de hoy, siendo siendo un referente del pop rock de este país. Tenían tiempo para dar hueco a su nuevo álbum que en vivo es excelso en canciones como que funcionan muy bien en vivo pero donde el foco iba a quedar mirando al pasado. Ahí cantábamos todos sus clásicos «Un universo sobre mi», «Revolución», «Moriría por vos» o algo más reciente pero con gancho y pulso como «Hacia lo salvaje».

Era imposible no mirar a nuestro alrededor para ver que, e independientemente de la edad, las canciones de la banda de Eva y Juan han calado entre diversas generaciones. Un espectáculo donde incluso Eva dejaba ver cierta emoción en sus rostro. Y con ese buen sentir y gusto de quien sabe sigue en lo alto, llegábamos al espectáculo visual más brillante: TWO DOOR CINEMA CLUB.

Miles de personas frente al escenario para llevárselas de calle con hits del calibre de «I can talk», lo bailongo de «Something good can work» o el tono melancólico de «What you know». La esencia electrónica pausible de su nuevo y renovado sonido en «Talk» y «Satellite» funcionan como un tiro, efectistas en lo visual, impactante en cuanto a pantallas y visión electrónica con unas imágenes que acompañan un directo con el que no paras de moverte.