SANTERO Y LOS MUCHACHOS
13/02/2020
Joy Eslava, Madrid
En los últimos tiempos están apareciendo numerosos nuevos proyectos y bandas, algunos de máxima calidad y proyección. En lo personal y en lo profesional creo que hay dos bandas que despuntan con tan solo dos discos a su espalda pero con músicos de calidad indiscutible. Por un lado el alma y talento de unos ya consagrados MORGAN y, por otro, aunque todavía les queda recorrido, SANTERO Y LOS MUCHACHOS.
La banda de Miguel Ángel Escrivá, bajista de La Pulquería, junto a parte de la familia y amigos, ha forjado una banda llena de talento, con canciones que se basan en un rock reposado de estilo clásico y una personalidad absoluta. Me dijeron tiempo atrás que, por trayectoria y edad, tenían cosas que contar. Lo demostraron en su fantástico debut con el que empezar a apuntalar un grupo que no ha parado de crecer y que con su segundo álbum «Rioflorido» han acertado y de qué manera.
Desde que comenzaran unos años atrás, he seguido de cerca su evolución, no es otra que creer en lo que hacen y en apostar por ofrecer un rock vintage suave y emocionante, que en directo gana y mucho. Lo mismo que sus seguidores, a cada día que pasa más. Habiéndoles visto en formato acústico y en eléctrico, sentado en El Sol de Madrid, pasando el año pasado por La Boite, como uno de los mejores directos a los que asistí en 2019 y, ahora, con su salto a la Joy, con un aforo increíble y dentro del circuito del Inverfest, apostando por la calidad.
Puntuales, algo que se echa en falta muchas veces en directo y entre aplausos arranca con la energía clásica de «Volver a casa» tema inicial que decía justo lo que no queríamos hacer, volver, más bien disfrutar y eso es a lo que veníamos. Un estilo rock folk talentoso con el que movernos y ayudar en lo coral.
Intensos «He de olvidarte» perfectos ellos, clásicos y gentleman, sonando todo en su sitio y con la pérdida momentánea de Soni a la guitarra contando con sustituto para la ocasión.
«Algo más» y «No te despidas de México» ponían el toque caliente para brillar con dos temazos que seguro seguirán haciendo por ellos, la magnífica a Aún» y el estilazo que depura en vivo más aún con «Amigo infiel», de esas que ya sirven de clásico en su repertorio.
Santero y Miguel Ángel al frente, junto a parte de la familia, han dado pie a una banda con un estilo de otros tiempos, ese rock reposado que manejan con una soltura envidiable, de quienes son buenos músicos, de quien tiene cosas que contar y que llenan de estilo y elegancia bañando cada tema con lo suyo.
Cómo todos con la belleza vocal otorgada por Ele en «Como todos» preciosa en todos los sentidos, junto a otro hit que es ya «Ventura», ese título que dio comienzo a esta loca aventura maravillosa.
«Octubre»y especialmente «El perdedor» recuperan esa esencia folk de estilo inconfundible, en la que ellos, a base de coros y la personalidad vocal de Miguel Ángel, otorgan sentido y buen hacer. Todo suena idóneo, lleno de ese estilo que remarcan en una presencia en el escenario que no descuidan, más bien cuidan con mimo y detalle. Así cómo no decir que «Estamos bien» para la que se acompañaban del gran talento de uno de los suyos, Ariel Rot. Gusto y mucho recorrido musical para dejarnos otro brillante espectáculo centrado en la composición.
Turno de movernos a «Oaxaca» cona gafas de sol y ritmazo, dando ese gusto fresco y disfrutable a su cancionero, de las que más punch y gancho tienen para subir la fiesta rockera con ese deje ritmo clásico que nunca abandonan.
Aires sugerentes y tranquilos para ir creciendo en un fantástico aroma festivo en «Guantanamera» con su frontman siempre manejando una función en la que la Joy entró desde el principio, donde ya todos se saben sus canciones y en la que todo suena y sabe en su punto, como un buen plato cocinado.
Con «Abrácese quien pueda» Pancho Varona subía al escenario, elevando la media de edad y también el talento musical en conjunto.
Y el bis nos hacía pensar en su final, entre los «nooo» porque no queríamos que todo acabara. Momento entonces de dedicar el momento a un espíritu musical «Dani Boy» ya un clásico que se respeta y se canta entre el júbilo y buen gusto final, instrumentalmente deliciosa en su rock reposado. Así nos preparábamos para despedirles no sin antes decirnos eso de «Déjame ser» con un ritmazo final en una locura coral en la que la Joy buceó. Ese rock transformado en acción folk rock de gusto exquisito con el que, abrazados en la foto final, tocaron el cielo de Madrid.
El clasicismo, la personalidad, el arrojó de sonar a otros tiempos con actitud y fiel elegancia de otras décadas pasadas, como las películas de la Metro. Todo es una fiesta disfrazada de un regusto vintage que, como era de esperar, cada vez va a más y suma a otros tantos. Una increíble Joy dio cuenta de ello. Y nosotros, todos, podemos decir, los despedimos felices.
Texto: Miguel Rivera
Fotos: Javier García
