RULO Y LA CONTRABANDA
16/02/2020
La Riviera, Madrid
Quién se lo iba a decir hace tan sólo unos años. Rulo decidió ya hace mucho abandonar la que fuera su ilusión y su barco llamado LA FUGA cuando más dorado brillaba. Tomó una decisión dolorosa dejando el grupo, tanto en lo personal como en lo profesional dando fe y haciendo cierta su canción «Heridas del rock and roll» y que, de alguna manera, le ha dejado «cicatrices».
El tiempo dicen que lo cura todo, no sé si del todo pero desde luego ha sabido cicatrizar y dejar a un lado aquello para seguir con pie firme en una aventura como RULO Y LA CONTRABANDA.
Con esa decisión, su voz, de indudable personalidad y factura y su brillantez compositivas, esa que se mueven entre el terreno del rock y el alma pura de cantautor, Rulo ha sido fiel a sus ideales y principios haciendo madurar a sus canciones y carrera con los años.
Ahora, cuando podemos decir está en una etapa feliz en todas sus facetas, el músico de Reinosa regresa con «Basado en hechos reales» que eso va su música y la vida, de lo que le rodea, hablando de amores y desamores, de amistades, de juventud y de familia. Hay mucho personal y esa vivencia y realidad hacen que te sientas aún más identificado.
Toda esa naturalidad ha conllevado que nos reencontremos con su mejor versión. El trabajo da lugar a que el músico de Reinosa pero enamorado también de Madrid consiga tres noches consecutivas en La Riviera. Si la vida le quito algo ahora se lo ha devuelto.
Nos alegramos por él y aunque por motivos personales no le hemos pudimos ver en una de sus primeras dos noches los reservamos cual caramelo final, un domingo tras dos sold out donde, presumíamos, siendo la última noche las emociones estarían a flor de piel, quizás sin ser consciente aún de lo que había conseguido.
Fidelidad y amor de sus público que, Rulo ha querido corresponder con una especie de mezcla entre fuego y gasolina como dice su canción «Todavía» para jugar en esa mezcla que, como decía, se mueve entre el rock y el estilo de autor, una Riviera que se entregaba desde un comienzo.
Desde Reinosa, Cantabria, Rulo y la Contrabanda salían a escena convenciendo con dicho tema, bello inicio acompañado de un panel de fondo emulando un panel de cine clásico, con el que hacer brillar más una puesta en escena engalanada y cuidada, tanto como su forma de desnudar sus canciones.
Un megágono para Rulo quien, con el brazo en alto, animaba a desplazarnos a su «Verano del 95». Sueños adolescentes de quien sigue siendo un niño en cuanto a ilusiones musicales, las que hacen que, por tercera noche consecutiva, el de Reinosa se sintiera más arropado que nunca. Con «Me gusta» y «Me quedo contigo» quedaba patente que las cosas funcionan, tanto en sus clásicos como «Mi cenicienta» una de las más queridas con la que llevó en volandas al público.
Agradeciendo, y sabiendo de esa mezcla de nervios y emoción, nos trasladábamos a su «Noviembre» particular, ese en el que todos coreábamos un estribillo contagioso y dulce. Pasábamos a la distorsión y a la belleza de un choque frontal en el amor como «Polaroid». En ese brillo musical que saca su alma de cantautor nos revolvíamos ante las siempre contundentes «Heridas del rock and roll» y empalmar unos de los mejores tramos de su directo: «La flor», impecable y, por supuesto, la revolución musical que era volver a sus viejos tiempos con «Pa’qui pa’allá».
Con esa esencia de quien se reencuentra con un gran artista, con un set list ya muy pero que muy completo, escuchar uno de sus mejores temas nuevos «Como la luna» y la energía romántica de quien pierde una relación «Bienes y males» entonaban un directo muy enfocado a sus nuevos temas, dejando caer con»The end» que todo llega a su final. Precioso tema donde destaca la incorporación de Laura Gómez al bajo para encontrarnos a Mavilla al teclado.
Mucho sentimiento en una última recta en la que sacar su vena más bluesera, siempre llena de sueños, es decir su «Blues de los sueños rotos» y volvernos locos ante lo que fue el crecimiento del artista «Cabecita loca» la que nos dejaba un directo de subes y bajas, de intensidad y romanticismo, de puntos acústicos y subidas eléctricas, de una banda fusionada y de un artista que nunca pierde la sonrisa y sigue disfrutando, dos décadas después, como un niño de la música como si de una «Última bala» se tratara. Un fin de semana para «enrular».
Texto: Miguel Rivera
Fotos: Arturo de Lucas