HUMOR COMO FORMA DE VIDA
Suele suceder, más teniendo en cuenta su perfil de Instagram, que a la hora de una entrevista y al ver sus fotos, un artista dedicado al humor gráfico no sea tan reconocido como en otras artes físicamente. Eso a nivel visual como persona, porque René Merino se ha convertido en uno de los fenómenos en la red social por excelencia. El artista ha ido ganando seguidores como la espuma, «escondido» tras un humor gráfico muy definido y característico.
Buceando en su IG vemos un viñetista muy divertido, que intenta publicar «cuando puede» dado que el volumen de trabajo de los últimos años ha crecido exponencialmente. No es para menos, su estilo e ironía son de las que das a «me gusta» cada vez que ves una de sus ilustraciones. Ya cuenta con más de 240 mil seguidores, pero es su primer libro «Está mal, pero se puede empeorar» (Lunwerg) el que nos lleva a interesarnos de lleno por su carrera como nuevo invitado de Rostros.
René busca en el amor y el desamor principalmente su fuente de inspiración, pero también hay parte social con pequeños destellos filosóficos. Un libro que resume muy bien su labor como viñetista, una profesión a la que ahora se dedica y que antes únicamente soñaba. Su vida cambió radicalmente cuando hace unos años, su jefe en la empresa de por entonces, se vio reflejado en torno a una viñeta, la de ese «jefe cabrón». Todo vino de Facebook, cuando era la red del momento para mostrar su trabajo. Ello conllevó su despido dos semanas después, por lo que René decidió probar suerte y empezar a dibujar más, con la intención de ver a dónde le llevaba. El caso es que el destino ha sido bueno con él, tanto como su arte para dibujar y hacernos reír. Bendito trabajo el del humor gráfico, ese que seguimos habitualmente en su IG para llevarnos a conocerle en persona.
Una persona optimista, a pesar del título de su libro, que ahora con 40 dice ver pasar el tiempo con mucha rapidez, entre dibujos y risas. El mejor momento en lo profesional y personal dentro del mal momento general que todos vivimos. Así son las cosas, esas que nos juntan en la calidez y paz que nos presta Il Tavolo Verde de Madrid para indagar en su trabajo, en su año y en otras cosas mientras le retratamos, una vez más, en nuestra sección más personal.
Comenzamos siempre intentando que se defina el artista en cuestión, así que, ¿quién es René Merino?
Es una pregunta peluda. Soy un ilustrador, un dibujante y muchas otras cosas, es algo que he dicho alguna vez hablando con colegas o en alguna entrevista, no soy sólo aquello que es lo que más me gusta, me interesan otras muchas cosas más allá de lo que soy, incluso haciendo lo que más me atrae que es dibujar, si únicamente pudiera hacer eso, me acabaría cortando las venas. Lo que quiero decir es que me gustan muchas cosas más allá de lo que hago profesionalmente.
Hace años perdiste un trabajo que conllevó te dedicaras a esto, lo curioso es que el jefe te echara por un dibujo.
Que el jefe me despidiera con razón o no es discutible, pero que se pillara un gran cabreo es totalmente legítimo. Era un jefe que decía las cosas de muy malas manera, bastante duro con los empleados, lo que se dice «un jefe cabrón». Un día empecé a hacer viñetas como entretenimiento, y una de ellas, que se titulaba “Mi jefe”, dejaba muy poco lugar a la imaginación. Se veía un mono con un iPad, le había mandado un mail hacía tiempo en el que decía lo que había dicho en el email y, por otro, se veía lo que me gustaría decirle, donde me despachaba. Mi madre me decía “hijo, a ver si la va a ver en el Facebook” pero yo ni no lo pensé y quince días después me despidieron.
¿En ese momento cambia tu vida?
Sí, desde luego cambió, lo primero porque me vi en la calle. Era una empresa de alfombras y yo hacía diseño gráfico para catálogos, para la prensa y para comunicados. Desde el momento en que me despidieron pensé en intentar dedicarme a la ilustración, a algo que de verdad me gustara antes que empezar en otro sitio y pasar unos años sin ser algo que de verdad me interesara. Así que empecé y aquí estoy, y creo que funcionó.
En la vida actual, ¿qué supone Instagram para ti?
Pues tanto como el despido en su momento, que vino a ser el empujón para tratar de vivir únicamente de esto. Con Instagram ha llegado el gran escaparate para mi trabajo, fue el modo de crecer de forma explosiva de un día para otro. Un día se compartió mucho una viñeta “Cruce de caminos” que es de las que abren el libro. En unas horas pasé de 200 a 2000, y de ahí a 10000 en cosas de semanas. Fue un comienzo.
¿Cómo trabajas en IG?
Intento no ser muy esclavo de las redes porque es peligroso y cuanto más das de comer a la bestia más pide. Tengo claro que es una parte de mi trabajo a la que tengo que dedicar un cierto número de horas a la semana. En el primer año me preocupaba más ser constante y publicar con regularidad, el primer año hacía casi una viñeta por día y ahora es insostenible, en cuanto empecé a tener mayor volumen de trabajo. Luego empecé a hacer tres o cuatro por semana y ahora cuando puedo o tiro de viñetas antiguas.
¿Cuál es un poco la temática de tus viñetas y, en concreto, del libro?
Como te decía al principio, me cuesta definirme por una única cosa y con los dibujos me pasa igual. Me gusta mucho el amor desde todos los puntos de vista, amor y desamor. El absurdo forma de la condición humana y juego con ello, con el enfoque humorístico. Otras veces me pongo más intenso o emocional en microcuentos o una viñeta. También hablo de miedos, de los fantasmas que tenemos dentro aunque hablo de mí en su mayoría, pero de algún modo la gente se verá reflejada con sus luces y sombras, y algo de crítica social o política.
“Está mal, pero se puede empeorar” un título muy acorde con el año que vivimos.
La verdad es que a pesar del título soy bastante optimista. Uno lee el título y puede pensar lo contrario, es más, ahora que termina 2020 y con todo lo malo que ha significado, a mí personalmente me ha ido bien. Intento ver todo de forma global, ha sido una mierda y no se puede frivolizar con el tema porque ha fallecido mucha gente y vienen meses jodidos. Al final tenemos que estar agradecidos porque nuestros abuelos vivieron una guerra sin luz ni agua y nosotros seguimos adelante. El año que viene creo que será mejor, cuando pensé en el título me pareció absurdo y resumía el espíritu de su contenido.
La cultura ha sido un sector muy afectado.
Sin duda, yo te digo que sí rotundamente aunque creo que a muchos niveles está todo muy jodido. La cultura siempre que hay crisis es de lo más afectado y muchas veces se invierte o se recorta en eso. Los libros en cualquier caso han sido refugio en estos meses, pero a nivel institucional, lo que respecta por parte de las administraciones, siempre recortan en ella.
¿Buscas un público millennial?
En realidad nunca dibujo pensando en una audiencia determinada, yo empecé esto por divertimento personal, para ver dónde me llevaba. Después he ido descubriendo dónde calaba más. Si gusta a los millennials es quizás porque la red social donde gusto más y soy más conocido es Instagram, que por perfil encaja mejor por la franja de edad más potente. Luego me ha sorprendido que también hay niños a los que les ha gustado alguna viñeta.
La crisis de los 40, ¿la has notado al cumplir años?
La verdad es que no, es más, todo lo contrario. El mejor momento de mi vida profesional ha coincidido con el peor momento en general en España. Se han juntado la publicación del libro con algunos aspectos personales favorables, parece que voy a la contra, así que toco madera. Con lo que sí he alucinado bastante es que digo cosas que decía mi madre de “cómo pasa el tiempo” porque parece que hace nada estaba en la Universidad y han pasado casi veinte años ya, no me lo creo.
¿Algún ilustrador como referencia?
Personalmente, aunque no sea novedoso, me gusta mucho Quino. Me encantaba su humor gráfico más allá de Mafalda, así que es mi referencia absoluta. Y también un dibujante francés, Manu Larcenet, Bill Watterson, Gipi o Moebius.
Imagino te llegan trabajos por IG.
Sí, especialmente desde hace dos años, colaboraciones con marcas, campañas publicitarias o post patrocinados. Esta semana he entregado dos, una para Zurich Seguros y otra para una marca de Whisky.
IG para ti es casi como un Linkedin
Sí, siendo algo tan visual mi trabajo, supone la plataforma perfecta.
En ocasiones, podemos ver en Instagram patrocinios de marcas cuyo mensaje en el perfil de alguien no encaja o no te inspira nada.
Sí, a veces ocurre. Puede resultar complicado según el enfoque que la marca quiera transmitir. Generalmente tiene mucho que ver con la agencia de comunicación, al final buscamos todos los mismo, poder vivir de lo nuestro. Las marcas buscan eso, llegar a la gente y vender. Luego hay mensajes o marcas con temas más sencillos, como uno que hice de quedarnos sin datos. Pero otras veces el mensaje es muy específico y has de buscar un término medio para que no sea un ladrillazo para el “espectador/usuario”.
¿Vives de esto actualmente?
Pues sí, doy gracias. He compaginado hasta ahora hacer viñetas con clases de dibujo por las tardes, una ilustración más tradicional, con acuarelas. Este año, antes de la pandemia, iba a hacer sólo algunos talleres, pero por la situación lo he mantenido, y me gusta.
¿Qué esperas de 2022?
Si el mundo no se cae a cachos, para finales del próximo año tendré nuevo libro. ¿Qué espero? Pues que me quede como estoy y mucha salud para todos.
Texto: Miguel Rivera
Fotos: Arturo de Lucas