ESPÍRITU REIVINDICATIVO
El grupo Biznaga regresa con nuevo disco «Bremen no existe», un álbum inconformista y enérgico, recuperando la esencia y mensaje punk de antaño de forma actualizada y con una presencia y sonoridad notables. Hablamos con Jorge «Milky» en un momento idóneo para disfrutar y reivindicar lo que viene a contarnos.
Escuchando el disco y a día de hoy, ¿dirías que el pasado siempre fue mejor?
En absoluto. Somos presentistas empedernidos que tiran un poco de memoria y de esperanza.
En este momento y tras hablarse mucho en pandemia de “salir mejores”, ¿en qué situación nos encontramos?
¿A nivel social? Crispados, hastiados, enfrentados. A nivel internacional hay varios conflictos bélicos activos, no está mal. Y a nivel grupal nosotros en nuestro mejor momento. Te diría que personal también, aunque la precariedad nos devora a unos más que a otros.
Ahora que se cumple el 30 aniversario de la Expo y de la que tenéis una canción, ¿qué habéis querido reflejar en ella?
Jorge coge ese acontecimiento concreto como punto de partida metafórico para hablar de una década de promesas y reformas que no se culminaron o salieron torcidísimas. Años de bonanza y entusiasmo progresista que no cambiaron el paradigma neoliberal ni blindaron los derechos de las personas normales que años después, poquito a poquito, nos fueron quitando.
El punk era algo reivindicativo y con mucha cultura en los 80, ¿se ha perdido esa actitud y reivindicación en la música de alguna manera? Y dicho esto, viendo manifestaciones y el cómo vive mucha gente, ¿hay poca protesta en la calle?
No creo que sea algo adscrito a un único estilo musical. La música negra, el rap y cualquier otro estilo de música siempre ha albergado innumerables propuestas reivindicativas y rupturistas. La música comercial, hegemónica o como quieras llamarla siempre estará desprovista de esto y ciertamente blanqueada y domesticada. Ocurre ahora y ocurrió antaño.
Con respecto a la calle, seguimos siendo un país con innumerables manifestaciones y protestas al año (acabo de leer que en 2022 sólo en Madrid hubo 3701, nada menos) aunque esto no suponga absolutamente nada en la mayoría de los casos. Me atrevería a decir que se manifiestan los mismos de siempre y por parte de la clase dirigente nos escuchan los de siempre, cero patatero. Lo que hay es poco ímpetu transformador y pocas ganas de generar alternativas a lo institucional y, sobre todo en las generaciones más jóvenes, poca conciencia de clase.
Uno de los mejores temas es “Domingo especialmente triste”, ¿cómo surge la colaboración de Triángulo de Amor Bizarro? ¿Estaba en la mente desde el principio?
Anteriormente nos pidieron hacer una versión de una canción suya, «Calígula», lo que sumado a que nos conocemos personalmente desde hace tiempo el nombre de Isa salió rápido al ver que la tesitura vocal del estribillo funcionaría mejor con una voz femenina.
¿Qué supone para ti el domingo?
El día del Señor, de la resaca, de no hacer nada o de planificar la semana siguiente.
Hay muy buenas bandas emergentes nacionales, ¿alguna que te guste especialmente a día de hoy?
¿Emergentes es que lleven uno o dos años más o menos? Sandré, Tatxers, Tiburona y Error97, por ejemplo.
¿En qué crees que ha cambiado la banda desde que comenzasteis hasta ahora?
Nos conocemos mejor y tocamos mejor. Hemos cogido más seguridad a la hora de encarar todo tipo de decisiones artísticas y también hemos dejado atrás años de experiencias algo precarias como ir a Valladolid a tocar por 150€, dar un bolo de mierda y dejárnoslo todo en copas. También el sonido y el discurso de la banda ha cambiado: de una demo y un EP de punk más destartalado y gamberro a estos discos que suenan “mejor” y dicen cosas “más serias”.
“Bremen no existe, música para otra generación perdida”, con dos crisis en poco más de diez años, una pandemia y lo que viene, ¿hemos perdido solo una?
Tienes razón. Varias generaciones perdidas, una detrás de otra. Por hacer una aproximación, desde los nacidos en los ochenta hasta los del 2000 y algo. ¡Que no pare!
Mi madre es de las que como pensionista considera que vive mejor que nosotros, ¿en qué situación os encontráis y cómo valoras eso mismo que dicen abuelos o padres ahora sobre sus hijos?
Recibimos los mismos mensajes y razón no les falta. Mis abuelos son de familia humilde y emigrada a Madrid desde el entorno rural. Estudiando y a golpe de beca mis padres tiraron ‘palante’ y se adscribieron a la clase media, aunque eso en realidad no exista y sean asalariados como la copa de un pino. A mi edad tenían casa, curro fijo y familia. No es que yo quiera todo el pack pero aunque quisiese tampoco lo podría tener (risas).
En la música, ¿hay comunión o cada artista y banda va a lo suyo?, porque muchas veces tengo la sensación de que en el cine se hace siempre más piña a la hora de reivindicar algo.
Ya, pero por otro lado en el cine son unos arribistas y privilegiados tremendos y son cuatro los que parece que manejan el cotarro. Tendrá que ver también que el mundo del cine es un compendio de oficios y gremios regulados, organizados y necesariamente interconectados casi desde que se termina la formación, y lo de ser músico y profesionalizarse no sabes muy bien cómo ni cuándo llega. Algo tendrá que ver esto para que luego no haya tanta piña.
Los medios de comunicación generalistas, tienen algo de general o se han posicionado a un lado y a otro según intereses.
Si tuvieras que decir una banda punk reivindicativa de los 80 y una de ahora, ¿qué dirías?
Kortatu y Tënso.
“Contra mi generación”, ¿qué es lo que esconde con un título tan particular?
Es una canción bastante explícita y directa. El título es algo grandilocuente y misterioso pero la canción te lo cuenta todo: cómo de torpes y normativos somos al tomar decisiones existenciales preconcebidas y casi obligadas. ¿Cuáles son los modos hegemónicos de vida y de pensamiento de mi generación? Vale, pues estoy contra todo eso.
¿Cuál es el mayor mal de nuestros tiempos?
El ser humano.
Para cerrar, ¿qué le pides al año?
No morir en accidente de tráfico y seguir dando conciertos emocionantes y divertidos.