Stade de France, París
22/05/2022
En ocasiones el tamaño sí importa, al menos en lo que se refiere a ofrecer un espectáculo de medidas descomunales como el que pudimos vivir en la noche del 21 de mayo de 2022 de la mano de Indochine.
La banda de rock alternativo liderada por el mítico músico francés Nicola Sirkis es una de esas formaciones diferentes, únicas, que hacen de su carrera un rara avis para un grupo aplaudido, seguido y amado hasta la saciedad en su país, pero que fuera de sus fronteras, como en el caso de España, es una banda muy desconocida para el gran público.
Con esto, y con nada menos que cuarenta años de historia a sus espaldas, la banda comenzaba en el Estadio de Francia su esperada gira del 40 aniversario, con cierto retraso por la pandemia, como bien recordaba el propio Nicola indicando «lo largo que ha sido el camino».
«Central Tour» arrancaba así la primera etapa de una nueva gira pensada para estadios, tan particular, estudiada e increíble que su noche en París fue de récord en muchos sentidos.
Invitados por el propio sello discográfico, Sony Music Francia, me desplazaba para vivir de primera mano ese esperado reencuentro con su público y, por la parte que me toca, mi primera toma de contacto en directo con Indochine. Un viaje que a día de hoy quedará en mi retina por el espectáculo visual, a todas luces, nunca mejor dicho, inmenso, casi desproporcionado por lo mastodóntico en lo propuesto.
La noche de fuegos artificiales de #Indochine pic.twitter.com/1lWMPQXGn9
— RockTotal (@RockTotalweb) May 22, 2022
Una velada que pintaba épica desde primera hora de la tarde, con un sol de justicia a 25 grados en un sábado espectacular en la capital francesa. Como en los mejores espectáculos futbolísticos y musicales, los alrededores ya lucían tres horas antes con hordas de gente deseosa de entrar, con caras que dibujaban felicidad por su reencuentro musical «a lo bestia» en directo.
Una vez dentro, la banda de rock indie Coach Party nos recibía ante lo imponente de una escenografía apabullante, no era para menos, un escenario en el medio del recinto para una visualización 360 grados, que hacía batir un récord de asistencia con nada menos que 97000 espectadores, donde hasta AC/DC o los Rolling Stones podrían hacerse «pequeños».
Nicola y compañía han ejecutado una obra musical de descomunales dimensiones, donde nada quedaba al azar. Los éxitos de la banda iban a servir para ofrecer una estructura de 45 metros de altura, una escenografía casi obscena con una enorme torre en su centro desde una pantalla de 1400 LED y 25000m2 con 68 toneladas de peso, hacían que estuviéramos ante la pantalla más grande jamás utilizada en un directo, y cuyo inicio nos dejaba ver una consecución de imágenes por la que iban pasando políticos entre los abucheos del personal a Trump, Putin e incluso a su propio presidente, Macron.
Un récord en todos los sentidos para recorrer junto a Indochine y casi 100 mil franceses un espectáculo musical de casi tres horas de hits de la banda. Poco importaba que a nosotros nos haya tocado muy de lejos su música en España, lo que llevan de por medio hace pequeño a otros gigantes de la música, y la comunión con su público hacía que mirara y mucho a mi alrededor por la vivencia de quien se sorprende ante ese amor que derrocha su público, como en general ocurre en Francia, con lo suyo.
Entrando como verdaderas estrellas en la que temas como «Station 13» o «Paramount» servían para arrancar a su público de los asientos, mientras la noche iba cayendo poco a poco con una temperatura idónea para disfrutar. La ilusión de los que nos rodeaban era máxima y las voces al unísono acompañan a un poderío visual en pantalla que hacía único lo que estábamos presenciando mientras abrazaban hits como «Les starzs» y el guiño a Bowie con «Le baiser», en un cúmulo de emociones difíciles de describir seguro para cualquiera al que hubiéramos preguntado allí.
Un respeto descomunal, incluso pidiendo silencio entre ellos mismos si alguien hablaba en temas como «7000 danses», todo proyectado y con cambios entre sus miembros, desplazándose por el redondo escenario y colocándose en las puntas a derecha e izquierda de sus largas pasarelas para regocijo de los que se encontraban abajo.
La locura se desataba con la entrada de la Guardia Republicana en el escenario acompañando su mítico «J’ai demande à la lune» y, por supuesto, en ese regalo que suponía la versión de «3rd sex» nombrada como 3SEX junto a la colaboración de la polifacética y respetada Christine and the Queens, un ciclón escénico junto a Nicola que volvió a levantar a un pabellón entregado.
Los confetis y sorpresas en forma de fuegos se iban mezclando con momentos intensos como «College boy» dando cuenta de esa new wave para un grupo que es santo y seña del género.
Así, sin darnos cuenta, rozábamos las 3 horas para un final por todo lo alto «L’aventurier» y «Karma girls», cerrando una velada con fuegos artificiales de gran tamaño, dando cuenta de la «medida» en una noche como esta.
Indochine mostró la razón de ser una de las estrellas francesas más queridas y respetada sde su país, casi 100.000 gargantas en una noche de récords, donde vivimos como pocas veces una unión de grupo y espectador que no era más que fiel reflejo del orgullo francés por lo suyo propio, en la que fue la noche soñada por Indochine en el Estadio de Francia. `Puro ‘Je T’aime’.
Texto: Miguel Rivera