La banda norteamericana Aerosmith ha dejado estupefacto al mundo de la música tras su anuncio inesperado hoy de su retirada. Más de cinco décadas de recorrido para una de las grandes estrellas del firmamento rock a nivel mundial, banda de estadio y reflejo del rock de los 80 y, especialmente de los 90, como estandarte de esos llamados «dinosaurios» -en el buen sentido- del rock and roll americano.
Una de las leyendas de la música se ha visto obligada a colgar los instrumentos no sin haber luchado toda su carrera contra las adversidades, marcada por los problemas de salud y adicciones que han acompañado a su carismático frontman, Steven Tyler. Con 76 años y más de cinco décadas musicales, la banda se despide por los problemas vocales sin solución de su cantante (no sabemos si hay más cosas detrás) y dejando un legado discográfico de altura, innumerables hits y conciertos en España para la historia.
Si bien anunciaron su regreso a nuestro país. la pandemia terminó por hacer imposible su vuelta, dejando por tanto su concierto de Rivas Vaciamadrid del verano de 2017 como último recuerdo para sus fans.
Recaída y cierre de un capítulo histórico
El adiós prematuro aunque por otro lado, algo previsible, empezó a forjarse en 2022 cuando Steven Tyler sufría una racaída que le obligó a interrumpir la gira de la banda, la cual mostró todo su apoyo en la recuperación del cantante, priorizando su salud y bienestar.
El caso es que desde entonces poco se ha sabido pero no por ello la sorpresa de su adiós es algo que ha conmovido a la industria musical y, en especial, a sus millones de seguidores repartidos por todo el mundo.
Con este adiós prematuro, anunciado en sus redes sociales con un comunicado oficial, se cierra uno de los capítulos más exitosos de la historia del rock, dejado un legado impresionante y canciones que seguirán sonando sin importar el paso del tiempo.
«Get A Grip», el disco que les convirtió en leyenda
Aerosmith es la historia de una banda con décadas musicales a su espalda y grandes discos, especialmente su mítico «Pump» del 89, pero si hay un disco que conlleva la palabra historia por todo lo que supuso ese es «Get A Grip».
Aquel álbum de 1993 aparecía en el momento justo pero seguramente en el más complicado para una de banda del rock de los 80, en un comienzo de década marcado por el grunge, que se erigía como estilo de éxito, llenando todo de oscuridad y melancolía pero donde Aerosmith, con su rock angelino, daba todo un golpe inesperado en la mesa con «Get A Grip», sirviendo en bandeja un álbum que, con frescura y deje mainstream dentro de sus términos, ahondaría en los corazones de varias generaciones como quien escribe estas líneas.
Fue uno de esos discos que como a muchos otros chavales nos voló la cabeza, recordando por entonces el deseo de que sonara «Get a Grip» cuando mi madre ponía la radio en el coche, subiendo el volumen entonces en aquella bendita primavera musical.
La banda se elevaba a lo más alto y se aupaba entre tanta banda grunge con su hard rock desenfadado, véase el acelerado y enérgico «Eat The Rich», el sonido chulesco de «Get A Grip» y ese toque folk con el que abordaban en su mítico «Living’ On The Edge» todo bañado por la inconfundible voz de Steven Tyler.
Estribillos contagiosos, un sonido dinámico y vivo daban luz a la oscuridad alternativa del momento, todo en un álbum que contaba con ayuda de nombres míticos como Tommy Shaw (Styx), Lenny Kravitz, Desmond Child o Don Henley y una producción prácticamente impecable de Bruce Fairbairne, buscando un sonido duro pero igualmente dulce.
Pero ante todo, entre la gran colección de temas encontrábamos tres piezas básicas de la historia musical de la banda y, por ende, de millones de oyentes, y poco importa la generación en la que te encuentres.
Aerosmith nos regalaron tres canciones para todos los públicos, aunque molestara seguramente a los más clásicos de la época, todo con unos videoclips que en el rock de los 90 contaban historias, más allá de ver una banda tocando o unos bailes de coreografía propios del momento actual.
«En realidad por entonces te enamorabas cada día, porque todas las chicas te parecían «Amazing», te ponías en modo muy «Cryin'» y acababas soñando con ese amor tan «Crazy»»
Con una preciosa «Cryin'» muchos eran los que acabamos prendados de la canción pero también de su vídeo protagonizado por una jovencísima Alicia Silverstone, de la que, como si de una película se tratara, terminábamos enamorados. Pero entonces llegábamos a la siguiente balada, la inmensa «Crazy», uno de los singles más radiados de la historia con la MTV como gran plataforma entonces en la que disfrutar de la música de Aerosmith y de sus protagonistas, con Silverstone haciendo dupla ahora con otra chica de 17 años, nada menos que Liv Tyler, hija del propio Steven Tyler en otra historia que marcaría a muchos en la edad del pavo, y que también recordamos como Grace Stamper en Armageddon pero especialmente como Arwen en la trilogía de El Señor de los Anillos.
Hay que reconocer la valía de un disco que se movía igual de bien en el rock directo que en esas tres baladas históricas con la que seguro muchos, al menos yo, imaginaba mis propias películas románticas en la cabeza, porque entonces te enamorabas prácticamente cada día de alguien, y es que ya lo decían en «Crazy»: «Estoy perdiendo la cabeza, chica, me estoy volviendo loco, necesito tu amor, cariño»
Y cerrando esa trilogía y nuestro enamoramiento con Silverstone repitiendo papel, teníamos la sufrida «Amazing», donde el piano daba las notas añadidas a lo emocional de tres inmensas y exitosas canciones y tres vídeos de culto de los norteamericanos, para un disco que vendió más de 20 millones de copias y consiguió dos premios Grammy, cumpliendo además el pasado 2023 nada menos que 30 años.
Una banda que pasó a ser para todos los públicos por entonces que, tristemente, ahora nos dice adiós pero de la que siempre recordaremos sus conciertos pero ante todo sus discos y unas canciones que vivirán eternamente en nuestros corazones y en un imaginario peliculero.