No todos los días un artista se convierte en estandarte visible de un género musical, pero la por entonces jovencísima Avril Lavigne consiguió hacerlo apareciendo como un ciclón en el año 2002 con su disco debut «Let go». Con ese primer trabajo la de Ontario marcó a fuego el denominado pop-punk renombrado por algunos críticos con su llegada como «skate-punk».
Una adolescente de imagen rebelde, guapa y rockera que iba a ser la eterna adolescente que cubriría carpetas de instituto con su imagen, llevaría a muchos y muchas a a acercarse al terreno del skate y, por supuesto, a adorar unas canciones que, 22 años después, siguen sonando muy bien a pesar del paso del tiempo, amén de un éxito que también ha sabido superar la barrera de los años.
«La ‘princesa del skate punk’ abría así la puerta a una historia generacional del siglo XXI»
El disco debut que lo cambió todo: «Let go»
Vale, Avril Lavigne en 2002 era una chavala de tan solo 17 años que, en un género en el que dio todo un golpe en la mesa con su actitud de adolescente malota revolucionó la escena con trece canciones, las de «Let go» que rompían moldes, tanto por sus videoclips generacionales como por saber ofrecer las dosis de rock necesarias, tener una voz enérgica pero melódica y de conjugar los ritmos pop-punk acelerados con canciones de con las que identificarte. Sus singles servían de reclamo para que muchos adolescentes entonces vieran saciados sus instintos de poder agarrare a unas letras y un sonido rock con las que conseguía el equilibrio.
El fenómeno Avril Lavgine conocido como la ‘princesa del skate punk’ abría así la puerta a una historia generacional del siglo XXI, que además iba a servir de inspiración para numerosos músicos jóvenes de hoy en día, cuando dos décadas después sigue siendo claro referente de artistas exitosos como Yungblud, con quien colaboraba en el single «I’m a mess» o de Heather Baron-Gracie de Pale Waves, entre otros.
Avril Lavigne, artista, mujer y empresaria de estilo propio
La rebelde canadiense llegaba a la cima en ese 2002 siendo una adolescente gracias a un debut que cuenta con piezas clave para entender su fenómeno a día de hoy como «Sk8er boi», «Complicated» y «When you`re gone» y que ha vendido más de 20 millones de copias en todo el mundo.
Lavigne dejaría los estudios por entonces para dedicarse su carrera musical con ese disco, que llegó a ocupar el segundo puesto de los Billboard Hot 100 y pasó de promesa a realidad de un golpe.
Ocho nominaciones a los Premios Grammy con las categorías más codiciadas la convertían en icono femenino del rock para una artista enérgica que en su segunda obra «Under my skin», nos dejaba ver su vena más romántica por momentos (ya mostró grandes medios tiempos anteriormente).
La artista se convirtió también en empresaria en 2008 con solo 23 años al meter la cabeza en el sector de la moda lanzando su propia línea de ropa ‘Abbey Dawn’ y su fragancia «Black star»
La historia mediante de la artista está marcada a lo largo de la última década por un disco de poco éxito como «Goodbye lullaby», por haberse casado con el cantante de Nickelback (Chad Kroeger) y el de Sum 41 (Deryck Whibley), para en 2008 con solo 23 años meter la cabeza en el sector de la moda lanzando su propia línea de ropa ‘Abbey Dawn’, de la que decía estaba hecha para «ser sexy y favorecedora» o su fragancia «Black star», expandiendo su negocio e imagen más allá de la música y llegando a presentarla en nada menos que la semana de la moda de Nueva York.
Pero también se convirtió en tendencia dentro de la moda, en esa mezcla que venía de usar tank tops con la mezcla indie sleaze de elementos punk, sus uñas negras y combinación de estampados que sirvieron también como referente de la época para las adolescentes grunge, manejando muy bien el total leather con vestidos con volumen, y una etapa reciente de pantalones ‘cargo’ con blazers en eventos y presentaciones.
Una cantante de éxito a la que se sumaba su faceta más «fashion» como empresaria de moda, mezclando lo «chic» y lo rebelde de sus inicios.
Pero si algo marcó su carrera fue la dura enfermedad de Lyme que contrajo en 2014 y con la que ella mismo llegó a «aceptar la muerte». De todo ese sufrimiento surgiría el disco «Head above water» una especie de cura y revulsivo vital en forma de descenso a los infiernos y salida hacia adelante como definiría su tema final «Warrior».
Más de 20 años después ha revitalizado la etiqueta pop-punk y ha servido de referente para nuevos artistas de éxito como Yungblud o Pale Waves
La artista, luchadora nata, no solo supo salir adelante, celebró en vida y con aires renovados en el 20 aniversario de «Let go» en 2022 para, además, volver ese mismo año con un disco que sorprendía a todos «Love sux«, un álbum que, dos décadas después de su debut, ponía frente a nosotros a una artista que miraba a sus comienzos en un disco poderoso y vitalista, la adolescente rebelde convertida en mujer de armas tomar. en el presente.
Todo un referente que por si fuera poco, ha revitalizado veinte años después el género pop-punk devolviéndolo a la palestra mediática y sirviendo nuevamente de inspiración de nuevos artistas, que la siguen observando como todo un icono del género.
Con su estrella en el Paseo de la Fama recibido por sus veinte años, la artista nos explica como mejor saber la razón del éxito que engloba una figura mediática sorprendente con su «Greatest Hits» que editaba el viernes 21 de junio. Veinte temas que son la historia de esta gran artista, un buen ejemplo de los inicios, pasos medios y actuales que reflejan bien la razón de su figura.
Desde el pop-punk guerrero de su debut con «Sk8er boi», el rollo chicloso de «Girlfiend» y su inmenso «Complicated» con el que muchos nos vimos identificados hemos saltado a su sentida «I’m a mess» con Yungblud que es legado del éxito actual también del inglés, quien ha visto en ella su referente musical. El intenso «My happy ending» es otro claro ejemplo de su fuerza, para descubrirnos su parte más romántica y aquí Avril Lavigne también es un ejemplo de gran compositora, manejándose igual de bien ala guitarra que el piano, donde saca su lado más emocionante. Desprende romanticismo bien arreglado en «I’m with you» y la crudeza de la maravillosa «When you’re gone», ese claro single de película adolescente romántica que alguna vez hemos trasladado con nuestra imaginación a la vida real, pura épica del corazón.
Y como estandarte del estilo son muchos los que han querido trabajar con ella como Machine Gun Kelly en «Bois lie», de lo mejor de su nuevo legado junto a «Love it when you hate me» con Blackbear, claro relevo musical para otros artistas y teniendo de guitarrista a nada menos que Travis Barker de Blink-182.
Es por todo ello que el revival del conocido pop-punk de los 2000 está más de vuelta que nunca, véase a su vez el exitoso festival norteamericano When We Were Young con Avril Lavigne disfrutando y haciéndonos disfrutar de una segunda juventud en un momento de popularidad inmenso para ella.
El próximo 12 de julio actuará en el Cruïlla de Barcelona y el 13 de julio la tendremos en Mad Cool Festival de Madrid, que también contará con Sum 41 y algunos otros artistas de la década para realzar un sonido y estética del que Lavigne sigue siendo bandera única. La última vez que la vio quien escribe estas líneas fue en el parque Juan Carlos I de Madrid en 2004, para quien abriría un grupo que igual a muchos os suena: Pereza. Ahí es nada.
Contengamos el hype.