CANÍBAL
Cameo
En unos momentos en los que la sociedad y el individuo viven con una falta de ética y valores acuciante, en un contexto de crisis que sirve para mostrarlo con mayor fuerza, películas como CANÍBAL invitan a formar una metáfora de la oscuridad, del silencio, del egoísmo y de la falta de escrúpulos.
La película de Manuel Martín Cuenca es una especie de thriller sosegado, inquietante y sólido, donde lentamente conocemos a su terrible personaje, Carlos (Antonio de la Torre) un prestigioso sastre de la preciosa Granada. Lo que vemos es un hombre solitario, introvertido pero de quien conocemos su terrible faceta nada más comenzar el film: es un Caníbal.
Carlos se dedica a buscar presas, mujeres a las que mata para luego comérselas sin ningún atisbo de clemencia o duda. Las descuartiza y se nutre de ellas en la quietud de su casa en Granada, para continuar con su vida sin ningún problema ni conciencia.
El terror al que nos somete es ese mismo, un vecino de un piso de la localidad andaluza que esconde un terrible secreto. Todo comienza a girar lentamente cuando conoce a Nina (Olimpia Melinte), una chica rumana que viene en busca de su hermana Alexandra, vecina de Carlos y desaparecida sin dejar rastro.
Con frialdad y mucha distancia Carlos comienza a tener una relacíón de acercamiento inquieto con ella, a la que comienza a ayudar inevitablemente. Es aquí donde el oscuro alma de dicho monstruo aflora de algún modo, un lobo con piel de cordero del que buscamos algún signo de humanidad y que deberemos descubrir por nosotros mismos.
CANÍBAL presenta una historia de amor envuelta en el más terrible de los asesinos, interpretado con absoluta grandeza y frialdad por un enorme Antonio de la Torre y una deliciosa Olivia Melinte. Presa y cazador en un film oscuro, inquietante y duro, que muestra una pequeña parte de lo frío, calculador y terrorífico de un ser como el que nos presenta.
Miguel Rivera