La formación inglesa de rock Don Broco sigue por su camino recto y exitoso en su afán de seguir ofreciendo una línea musical que no se casa con nada, y proyecta modernización con cada nuevo lanzamiento.
La banda triunfó de manera contundente con su última obra «Technology», para verse obligados en este año a retrasar un álbum como «Amazing things» por la coyuntura mundial pero que, como su título indica, puede convertirse en una de las grandes referencias del rock actual.
Demuestran músculo y talento en un nuevo álbum donde continúan ofreciendo esa calidad musical que se mueve entre la crudeza del rock, de melodías intensas, riffs contundentes y mucha electrónica bajo estribillos grabados a fuego. Pero lo mejor es su montaña rusa compositiva, la que hace grande a sus «Amazing things» seguramente, su obra más completa y personal hasta el momento, donde el racismo y los temas sociales inundan sus letras.
Su cantante, Rob Damiani, maneja los tiempos y adereza su voz según el formato que adorna instrumentalmente a la canción, junto a coros bien ejecutados y producción impecable. En este álbum saben bucear por las emociones y facturan canciones que beben de estilos y referencias varias.
Un inicio rapeado como «Gumshield» nos regala un estribillo más épico, en un tema de mucha producción detrás al estilo Limp Bizkit, algo que adornan también en uno de sus temas más brillantes «‘Manchester Super Reds Nº1 Fan’, para explotar en partes centrales inmensas y melódicas pero agresivas.
La parte electrónica es muy protagonista en cortes como «Swimsear season» y «Revenge body» que bien podría haber ejecutado la versión actual de Bring me the horizon, y que en «One true prince» nos ofrece su cara más intimista, ambiental y emocionante, que en este caso es puro Deftones hasta en la voz.
Lo industrial con falsetes lo tenemos en «Endorphins» electrónica rock templada para obedecer en un estribillo sumamente intenso, volviendo a aires rap, piano de por medio y otra explosividad rock electro en «Uber» una crítica al racismo en Estados Unidos.
La formación vuelve con un disco de alto calibre, donde casi todo brilla a gran altura, con producción inmensa de Jason Perry, y unos registros vocales variados por un Rob Damiani que lo hace todo bien en un trabajo tan diverso como exquisito.