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Lejos quedan los 90 y más concretamente 1995 cuando Foo Fighters saltaban al ruedo con su primer trabajo. Comenzaba entonces la aventura de una de las más grandes bandas del rock conteporáneo, con un líder nato, músico empedernido además de querido como Dave Grohl.
El chico grunge fue madurando a la par que su banda, una familia en construcción cuya casa Foo Fighters, vio cómo sus poderosos cimientos fueron golpeados duramente tras la muerte de su amigo y compañero Taylor Hawkins en 2022. El querido batería dejó una huella imborrable, segunda muerte cercana para Grohl tras perder al icono Kurt Cobain en los 90.
Parada en boxes obligada para intentar sanar de tan duro golpe, pero si hay algo que ayuda en ello es la música y es así, casi como una terapia como debemos tomarnos este regreso discográfico que es «But here we are». A todas luces es un álbum terapeútico para Grohl y compañía, mostrando la sinceridad y humildad de la que siempre ha hecho gala una banda mastodóntica.
Un título reflejo de lo que encontramos en un trabajo que, casi 30 años después de sus comienzos, se muestra excelso, gigante en forma y sentido, desde muchas de sus letras como por el cuidado de sus pasajes diferenciadores y donde la garra ha vuelto a encontrar en ellos su mejor sentido.
«But here we are» es un viaje emocionante y contundente cuando se necesita. Lo vemos desde ese inicio que es «Rescued», un corte directo de inmensa pegada rockera, canción desgarrada y en la que hacen una de las muchas referencias a Taylor «bring me back to life».
La emoción de un rock potente pero mirando al futuro mientras sana las heridas. «Under you» es uno de los mejores cortes en tiempos, un hit melódico de guitarras enérgicas y estribillo juguetón, al más puro estilo Foo que va a suponer todo un hype en vivo, y el que rompen con la tónica de su anterior disco «Medicine at midnight».
En «Hearing voices» calman los ánimos en un arranque acústico, con cierta épica sonora y jugando en un estribillo más emocionante en forma de medio tiempo. Más desgarrado y distorsionado «But here we are» sacando adelanto un corte tranquilo notable que es «The glass», más abierto y mirando a sonidos más noventeros, bella y delicada.
Por el camino de la sanación, una impresionante «Show me how», ritmo más shoegaze, oscuro y romántico en donde Dave cuenta con una colaboración realmente acertada de apoyo en todos los sentidos como la de su hija Violet Grohl, en la que juntos dan sentimiento mucho más marcado a lo que se cuenta, como hombre para el progenitor donde escuchamos «I’ll take care of everything from now on», simplemente embriagadora. Y «The teather» en la que tiran más de la esencia grunge de sus comienzos, ruidosa y con pegada.
Hay más por descubrir en diez temas que conforman un todo realmente sorprendente para alguien que lleva ya prácticamente 30 años, volviendo a tiempos de finales de los 90 como «There is nothing left to lose» y con mirada a grandes discos como «Wasting light» o «In your honor».
La vida es dura pero también hay espacio para intentar sanar las heridas, apoyándose en tu gente cercana, en este caso una banda que sigue siendo toda una familia para forjar un disco de superación personal con acabado brillante.