Interscope Records, Universal Music
Cuando en 2019 Imagine Dragons anunciaban su separación temporal, seguro que muchos sintieron un pequeño vacío dentro al despedirse (por el momento) de una de las grandes referencias del pop rock internacional, de legado corto pero exitoso.
Necesitaban «cuidar de los suyos» decían para, curiosamente unos meses después, decir un hola inesperado a una pandemia en la que continuamos. Poco más de un año, Ryan Reynolds anunciaba la vuelta, en plena crisis del coronavirus, que ha servido para que los de Las Vegas, como muchas otras bandas, inviertan su tiempo en nuevas canciones.
Conocimos dos adelantos de golpe en marzo, «Follow you» y «Cutthroat», dos temas diversos, uno más melódico e intenso y otro con más punch, reflejo de lo que ahora es su nueva obra «Mercury Act 1» que deja ver habrá más canciones/disco pronto.
Lejos queda quizás el sonido ya conocido de «Origins», porque esa épica queda algo más en segundo plano para ofrecer un álbum más sencillo, sincero, directo y fresco, huyendo de esa épica grandilocuente y ofrecer una vena más optimista.
Una forma de contar historias muy sincera, tenemos cortes de atractivo acústico y coral, como les conocemos en «Wrecked», dedicado a la cuñada de Reynolds, que fallecía de cáncer.
«My life» es un tema que recuerda un poco a Coldplay, líneas de teclado, la voz intensa de Reynolds al frente que poco a poco va creciendo en intensidad sin romper del todo.
«Lonely» es sumamente fresca, y tiene un deje más rapero y ritmo casi veraniego. «Monday» es de lo mejor del album, otro corte de luz y buen rollo para malos tiempos que tiene deje electro y aires muy ochenteros, en base y guitarras, que te dejan un gran sabor de boca. Lo mismo pasa con «#1», sintes, percusión y aires funky para uno de los hits más frescos del álbum, con otro estribillo pegadizo mientras cantan a quererse a uno mismo «im still my number one» que nos hará saltar del sofá.
Y de ese brío pasamos a una especie de medio tiempo como «Easy come easy go», nostalgia musical y suave guitarra para dar cuenta de esa sencillez y buen gusto que han creado a lo largo de las canciones de esta obra.
Y entre varios tiempos sosegados, una rockera e intensa «Dull knives» cuya segunda parte ofrece el corte más contundente del disco.
Podríamos decir que Imagine Dragons se han salido de su «zona de confort» para rebajar la épica, ofrecer su versión más sincera y sencilla, a lo largo de un álbum emocionalmente variado y enriquecedor para el oyente, creando una amalgama de sensaciones pero que deja un poso fresco y necesariamente optimista.