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Con Muse hay una cosa curiosa, es una de esas bandas que arrastra miles de seguidores pero también de detractores porque suelen quedarse en un medio camino que atesora elogios y críticas a partes iguales.
Lo que está claro es que la banda inglesa ha vuelvo con mucho músculo al directo tras la pandemia, se les notan las ganas y han conformado un set list épico, que se mueve muy bien entre la agresividad de unos primeros singles del nuevo disco que hacían presagiar lo mejor y la grandilocuencia de sus hits de la época de los 2000, en la que realmente demostraron su talento en estudio para ir difuminándose con cada lanzamiento.
En pleno 2022, habiéndoles visto sacar su mejor versión en vivo en Rock in Rio Lisboa primero y Mad Cool después, hay que decir que lo que prometía mucho se ha quedado a medias en «Will of the people».
Casi nos engañaron las declaraciones de Matt Bellamy dejando caer que sería un disco metalero o muy agresivo, e incluso sus potentes «Will of the people», la fuerza de «Won’t stand down» y la agresividad de «Kill or be killed» llevaron a pensar que estaríamos ante una gran obra, pero con el disco en mano nos quedamos con el «quiero y no puedo».
No es que «Will of the people» sea un mal trabajo pero sí menor, y lo es porque justamente sus singles fueron lo mejor, desde esa energía de los tres temas mencionados, que en directo son la bomba, junto a lo ochentero y electrónico de «Compliance», pero después las piezas comienzan a no encajar.
Tenemos una ochentera y desconcertante «Your make me feel like it’s Halloween» que te deja con gesto de «qué me estás contando», pasando por las ínfulas de Queen que es «Liberation» que incluso así no consigue despegar como tan poco lo hace su balada «Ghosts (how can i move on)» lejos de la destreza intimista de su lentos de sus inicios, mientras que lo mejor, como al inicio, lo encontramos al final con «Euphoria», que es un tiro en vivo como bien han ido demostrando este verano, explosión en la etapa final que es lo experimental y electrizante de «We are fucking dead».
Muse vuelve a dar una de cal y otra de arena, buen inicio y final y un camino medio tedioso o cuando menos, irrelevante, que te deja con esa sensación que viene marcando su camino en la última década de estudio.