PVRIS – «Use me»
Warner Records
Parece como si PVRIS hubiera decidido dar un paso adelante, más bien por parte de su vocalista, Lynn Gunn, quizás a veces en un segundo plano en cuanto a impresión, pero siendo siempre la baza principal del trío norteamericano.
Tras las dudas y miedos que planteaban sus canciones en los dos primeros discos, Gunn da un paso al frente, adereza de otro tono sus canciones sin abandonar su personalidad y tira de formas y emociones en un disco más personal, abierto y aguerrido en lo compositivo.
Desde que comenzaran, la banda ha demostrado un sonido vanguardista en el que han abrazado cierto pop oscuro bailable con sonidos eléctricos y electrónicos. Un reconocimiento digno de mención bajo producciones impecables. Ahora, Lynn y compañía vuelven con “Use me” otra nueva etapa, más personificada en ella y con una variedad de temas de indudable calidad.
El sello está ahí, su sonido también pero juegan a veces al despiste. Desde la personal, efectiva y efectista “Gimme a minute”, entrecortada y con fuerza machacona en su estribillo, pidiendo ese minuto. “Dead weight” es la resultona baza popera pero poderosa, especialmente en ese estribillo emocionante y rudo a su vez.
Los efectos instrumentales juegan a favor y de qué manera siempre en Pvris, algo que dejan notar en el medio tiempo “Stay gold”, un corte bailable y de efectos. La belleza que maneja “Good to be alive” es majestuosa, siempre con Gunn aportando ese granito de romanticismo vocal, pasando por “Death of me” que muestra el resultado de sus dos primeros álbumes, electrónicos, eléctricos y contagiosos.
“Hallucinations” fue uno de sus primeros adelantos, dentro de un EP anterior que reflejaba esa mezcla de melancolía, intimismo y fuerza pasional en estribillos muy marcados, una de las más potentes en ese “chorus” que se graba dentro, sinuosa como pocas. Uno de los temas más brillantes es el armónico, lento y dulce “Old wounds” que bien podría acercarnos a los sonidos de Billie Eilish junto a la espectacular y profunda “January rain” con las bases y la electrónica suave como acompañante y la acústica de “Loveless”.
Un disco que brilla y pasa rápido, que endulza, se clava y a veces duele. La construcción musical de PVRIS sigue creciendo y da forma a una personalidad aun mayor de su líder.
