BELAKO
La Riviera, Madrid
Promotor: Live Nation
La joven formación vasca BELAKO marcaba en rojo sus dos últimos conciertos de la gira «Render me numb, trivial violence» que les ha llevado a actuar por todo el Estado y fuera del mismo, con conciertos en México y diversos festivales. La banda, una de las más imponentes a día de hoy en el rock, ha destacado a lo largo de sus tres álbumes por marcar la diferencia, y esa no es otra que su personalidad y arrojo.
El cuarteto compuesto por Cris, Lander y los hermanos Josu y Lore han conseguido, en tan solo unos pocos años, calar y llamar la atención de propios y extraños. Y lo mejor, lo han logrado con una base rock que bebe de los noventa, que tira de lo analógico, de pruebas y ensayos y del grunge pero mezclado en una batidora propia de los de Mungia.
Es así como, con la variedad a la que nos someten en «Render me numb…» se han aupado como ese gran grupo . La bestia volvía a Madrid en un fin de gira reservado en la capital y, el día 14 de diciembre, Barcelona. Un adiós para un disco como merecía. Con retraso, media hora sobre la hora marcada da comienzo el derroche de energía y locura musical a la que se atreven.
Te meten como quieren en lo suyo, poco a poco «False step», al ritmo que ellos marcan, agradecidos desde el comienzo para ir «violentando» a sus seguidores en La Riviera. Encienden la mecha con canciones como «Eat me! y «Off your shoes», impecable esta última, con los hermanos Billelabeitia flanqueando la poderosa voz de Cris, más enérgica y entregada a sus labores de frontwoman porque ha hecho desaparece su teclado para lanzar todo programado, enlatando un poco su directo sí, pero dejando a la fiera suelta para sumar enteros en cuanto a puesta en escena y visual.
Ya metidos en ese caldero de brujas, el público comienza a soltarse la melena, desde lo sensual y misterioso que resulta «Nomad» con ese final agresivo e intenso, a lo extravagante y, a la vez mágico que siempre resulta la envolvente «Mum» con una Cris camaleónica a la voz, torbellino vocal cuando quiere y sensual tigresa cuando se necesita.
Todo en su sitio, luces, sonido y coros, porque tanto Josu como Lore se compenetran a la perfección a la hora de empacar voces junto a Cris. «Track sei» es de lo mejor de su repertorio, un nuevo golpe de efecto en esa montaña rusa musical que manejan con grandilocuencia. Espectacular en su cargado estribillo coral con la entrega de todo el respetable.
Músculo musical que brilla en otro de los cortes de su último disco «Maskenfreiheit» sabiendo controlar su contenido musical para que no haya bajón alguno. Se nota el rodaje y unas tablas que han forjado a base de directo y más directo. Manejan cada minuto como quieren, y a medida que avanzaba su actuación la entrega de todos, tanto arriba como abajo va en crecimiento. Distorsión y pura fibra en «Lungs», magia sintetizada la de «Nice church» y el golpe en la mesa que es «Render me numb». Es este tema en vivo una patada en la boca, intensidad expléndida, manejo de los ritmos cambiantes y efectividad para que su público se entregue a esa violencia controlada.
Tiempo para ponerle una capa al superhéroe de Josu, recién cumplidos los 26 para marcar los tiempos en «Zaldi baltza» a la voz y pasar el legado a «Sea of confusión» otra de las que brillan en vivo, sumando voces y entrega corporal por muchos asistentes en sus bailes. Con los brazos en alto, dando palmas y pidiendo más por parte de su público, Cris y Lore juntan esfuerzos bajo una bandera que lideró la escena todo el concierto en la que leíamos «Violencia machista, emergencia nacional«, alzando el grito sobre las más de 50 mujeres asesinadas por violencia de género en lo que llevamos de año.
Así, y pidiendo evitar «gallitos de corral en los pogos» cerrábamos con «Over the Edge» tema musculado y final apoteósico, puro alma y energía para terminar por los suelos, a base de batería final y distorsión en pedal en esa locura musical que pretende y logran cual tripi estos jóvenes lobotomizados.
Aplausos y sonrisas dibujadas de quien se había subido, nuevamente, a esa montaña rusa de dirección controlada pero alocada de los de Mungia. Corto, hora y cuarto, pero tan intenso que te dejan exhausto.
Texto: Miguel Rivera
Fotos: Arturo de Lucas
