DOWNLOAD MADRID
Caja Mágica, Madrid
28/06/2019
Ante las inclemencias meteorológicas nadie puede jugar, y decimos eso teniendo en cuenta que es la lluvia el elemento más incómodo para un evento al aire libre en verano. Y como de verano se trata, y dos años después, como ya ocurriera en su primera edición, al DOWNLOAD FESTIVAL MADRID le tocaba hacer frente a una ola de calor infernal que, justo en estos tres días de evento, iba a tocar techo.
Podría no ser noticia si estuviéramos en un lugar de los Pirineos o Asturias en los que la brisa y el campo pudieran calmar algo las elevadas temperaturas, pero en Madrid, en la pelada Caja Mágica y, por si fuera poco, este año justamente si césped artificial, no son los mejores elementos para hacer frente desde las 17 horas a un sol de justicia que, según los meteorólogos, era una ola pocas veces vista a estas alturas del incipiente verano.
Con todo y con eso, a los heavies no les echa nada para atrás y, aunque con un cartel algo inferior a otras ediciones, ya lo decían sus organizadores «hay falta de grandes nombres girando este año» el evento contaba con un aforo muy inferior a otras ediciones, con unas 22000 personas, lo que aligeraba el paso y aportaba comodidad a los asistentes.
A pesar de ello, el reclamo tampoco era menor y para todos los gustos. Viernes la veteranía y calidad de Scorpions, baladistas insuperables. La fuerza e impacto visual que siempre ofrecen Slipknot, casi con disco bajo el brazo y con muchos años de sequía en España. Y para rematar, Tool, una de las mayores influencias rock y un rara avis que, como el pasado año con A Perfect Circle, vendría casi a ser el alma matter particular del evento.
Entre medias, cositas tan jugosas como Papa Roach, Sabaton, Children of Bodom, Amon Amarth, Soulfly, la vuelta de Turbonegro, la energía de Stone Temple Pilots, el punk refrescante de State Champs y Sum 41 o los impactantes Enter Shikari entre otros.
Viernes 28
Dicho y hecho. 41 grados a la hora de apertura de puertas para un evento que, nunca mejor dicho, era el infierno. Pocos valientes a primeras horas, aunque siempre los hay capaces de aguantar esas temperaturas para las que, este año sí, la organización tomó nota de las quejas del primer año haciendo frente y apiadándose del público dejando entrar botellas de agua esta vez de hasta litro y medio y disponiendo grifos con agua por puntos del recinto. No era para menos, la sensación de ahogazón como si el ambiente estuviera enrarecido por una calefacción gigante hacían de la necesidad virtud el tener agua cerca, independientemente de la cerveza que se fuera a consumir.
Con lógica e inteligencia, fresquitos y buscando sombra donde casi no la hay, al menos en lo que viene a ser la explanada de conciertos, es lo que tiene una Cajá Mágica (o su parking) nos disponíamos a entrar para directamente llegar cuando el sol no ataca tanto. CHILDREN OF BODOM, los finlandeses regresaban con un buen ambiente siempre acogidos de manera brutal viniendo a presentar su última obra «Hexed. Sonido no del todo fino para una actuación en la que dieron cuenta de algunos temas míticos ‘If you want peace… prepare for war’, con lo agresivo de «Are you dead yet» o el mítico «Needled 24/7» e «In yur face» con un Laiho que sigue cortándonos con su fuerza vocal inescrutable y donde los teclados de Warman siguen aportando su especial granito. Y todo bajo un sol que sería el infierno para los nórdicos.
Aire recalentado como si se una calefacción gigante se tratara era lo que nos daba la bienvenida en un atardecer infernal que seguiría calentando PAPA ROACH los triunfadores de la primera jornada. Un excelso Jacobi Shaddix que iba a ser maestro de ceremonias brutal, con una banda cohesionada y desprendiendo sonrisas como bien veríamos reflejado en pantallas.
Ciclón musical y muchas ganas con las que venían, y eso se notó, agolpando gente y llevándoselo de calle en cortes como «Who do you trust?», «Elevate» y «Not the only one». Sudando por todos los poros de su cuerpo, la formación atacaba con cada hit, con cada grito, con cada melodía de un derroche enérgico de carreras que acabaría en pasarela y con su público Shaddix, todo manejando sorpresas como un Firestarter» como guiño y homenaje a The Prodigy y su fallecido Keith Flint al que rindieron tributo con un impecable cover que asalvajó a las masas acabando con «Borth to greatness» con lo que dejaron un sabor de boca impecable. Aplausos y reconocimiento ante una actuación de la que esperábamos cosas y salieron victoriosos.
El cambio del rap metal y rock a lo rocoso del heavy sólido de SABATON Son una de las bandas más respetadas dentro del género. Convencían con canciones de la fuerza de «Ghost division» y «Bismark» comandados por el registro y presencia del imponente Joakim Brodem. Los militares del metal se manejan como pez en el agua en estos territorios, dicho queda con cortes del peso de «The lost battalion» o «Swedish pagans» con las que siempre convencen.
Y tras el derroche metalero pasábamos a los grandes de la noche, más de nombre ya que de directo, al menos en un grupo cuyo repertorio no se mueve un ápice y ya conocemos. SCORPIONS tienen un legado tan amplio y grandilocuente que no buscan ya sorprender. Piñón fijo y lo habitual, que es mucho. Ahí están las gigantescas «Make it real», «Is there anybody there?», «Coast to coasts»o baladas de la categoría mundial de «Send me an angel» y «Wind of change» coreadas y conocidas tanto por heavies como aquellos que quizás nunca gustaron del género.
Shenker en su sitio, batería en alto, pantallas gigantes para recurrir a banderas de España de fondo por momentos y la presencia de un Klaus Meine que mantiene la voz pero que necesita de tiempos, esos que le dan en muchos momentos de su directo, los solos de guitarra y batería para alargar y dar vida a su directo.
No necesitan de más, salen desde el principio con cierto olor a victoria, incluso en un evento rocoso en cuanto a metal se refiere como el Download. Si tiras de «I’m leaving you», su mítica «Big city nights» y por supuesto, «Blackout» que sonó como un tiro, la cosa está ganada. Mikkey Dee haciendo de las suyas a la batería, sorprendentemente un instrumento que en ellos toma gran relevancia durante el concierto.
Así Scorpions dejaba un buen poso, quizás mitigado por la poca capacidad de sorpresa de estos alemanes que, en cualquier caso, manejan bien un set list plagado de éxitos con los que es más sencillo convencer.
Y así, bien sudados pero contentos, nos movíamos a ver un rato a TURBONEGRO. Aquella banda mítica de Noruega y su punk rock tamizado de glam sigue valiéndose de un repertorio y presencia únicas.
Poderosos y divertidos a partes iguales, vestidos casi para las fiestas del Orgullo, te convencen a base de hitazos como «All my friends are dead» ritmo imparable, «Suburban princes dath song» y «I got a knife».
La presencia es indudable, bajo sus vestimentas particulares si bien echo de menos la voz original de Hank al menos en directo, ya que Duke convence pero no hace olvidar a quien ahora se lo monta en solitario.
Dicho esto, «The age of pamparious» y su divertimento punk «I got erection» ponían un buen cierre para una jornada de excelso calor, por cierto, con menor olor cloaca aunque lo hubiera y sorpresas negativas como que hubieran «cortado el césped» pero que, y debido a la mucha menor afluencia de público, convertía la Caja Mágica en un lugar mucho más transitable y cómodo para hacer frente a las nuevas jornadas.
Sábado 29
Un nuevo día bajo el sol. Y sí, podemos sonar repetitivos pero los que están asistiendo a Download saben de lo que hablamos. Es más, sabedores o no de que la actuación de Graveyard nada tenía que ver con los conocidos suecos, nos dejó una estampa de un escenario 3 pelado, poca gente pero incluso con 40 grados al frente unos valientes para ver la descarga enérgica de los catalanes antes de entrar en la aventura blanquecina de El Altar del Holocausto.
Su post rock doom no deja indiferente, tanto por los pasajes interpretados como actos musicales como la presencia visual, unos titanes al salir vestidos con capas blancas ante un calor infernal, ese infierno en el que habíamos decidido entrar para quemarnos literalmente.
Con todo ello uno de los grupos más esperados era RIVAL SONS. Los americanos han conseguido forjar un gran nombre a base de hard rock setentero con un estilo tanto visual como sonoro al alcance de pocas formaciones. Comandados por la elegancia de su cantante Jay Buchanan, la banda salía a comerse el escenario y así lo hacían.
Es un grupo que cuenta con una calidad musical de indudable factura, nostálgicos en el sonido y voz, con ese indiscutible deje presencial a lo Jim Morrison de Buchanan, con un chorror de voz eterno y clásico, que en canciones como «Torture», «Too bad» o «Electric man» te lleva las manos a la cabeza.
Algo bestial lo que veíamos, como retrocediendo 40 años en lo musical, con un desparpajo vibrante, ante un Jay que también se mostraba valiente ataviado con chaqueta incluida mientras el resto nos acercábamos al antipánico para que nos regaran de forma completa a manguerazos desde seguridad.
Aplausos eternos ante una velada musical que había subido el caché del festival antes de adentrarnos en el mundo vikingo de AMON AMARTH. Una de las bandas nórdicas que más respeto y seguidores aglutina. Cada día más, como bien dejaba ver un cartel que indicaba gira para después del verano con Vistalegre como coso para su concierto en Madrid.
Con nuevo disco «Berseker» la banda tuvo tiempo también para centrarse en cortes muy reconocidos «First kill», «Death in fire» sobre un escenario que bien parece una obra de teatro. Embutidos en camisetas con logotipo, homogeneizado y con el brutal carisma y forma de Johan Hegg quien apreciaba estuviéramos al frente luchando contra el calor, pero como bien diría, «somos heavies» y ahí estamos para aguantar un vendaval vikingo que mostraba los cuernos de un casco sobre el que se mantenía la batería, y salían un par de vikingos dando mayor empaque visual a su guerra nórdica.
Potencia, buen sonido y más y más gente para el desembarco guerrero de un poderoso ejemplo de trabajo y buen hacer escénico y sonoro.
Sudados, cansados y con la esperanza puesta en ese sol que empezaba a caer sobre el monte de la Caja Mágica llegábamos a STONE TEMPLE PILOTS . Una de las referencias básicas del rock alternativo de los 90 que volvía con nuevo disco bajo el brazo y cantante, un Jeff Gutt con muy buen tono y arrojo sobre el escenario.
Se lo llevan de calle en temas como «Vasoline» y «Down» porque se conjuntan y suenan como siempre, pero ante todo el rollo energético que desprende Gutt, capaz de hacer olvidar tanto por sus movimientos como por sus poses y voz que estamos ante un vocalista de reciente incorporación.
Un frontman con carácter, chulesco, con gafas de sol y llevándose a la espalda al grupo como quien lleva toda la vida en la banda.
«Roll me under», «Dead and bloated» y «Sex type thing» mostraban su mejor cara en un magnífico cierre musical, que devolvía a la boca de todos el renacer de una banda que sigue teniendo camino por delante a pesar de las dificultades que siempre marca un nuevo cantante bajo un legado tan marcado.
Y llegaba el turno de SLIPKNOT. Los grandes deseados de la noche, congregando bastante más gente que la jornada anterior, algo que se dejaba notar desde primeras horas, tanto en el Metro como cerca del recinto. Camisetas de la banda de Ohio por doquier y mucha espera ante un telón en el que se leía el nombre del grupo mientras preparaban en oculto su escenario.
Se podía entrever las baterías-percusión a ambos lados brillando en lo alto, para caer de pronto el mismo tras la introducción de AC/DC «For those about to rock» explosionando, y nunca mejor dicho ante fuegos con «People=Shit» ante la locura desatada del público.
Corey Taylor y los suyos ataviados con sus máscaras y enfundados en trajes solo apto para unos valientes como ellos con la que estaba cayendo. Pronto se les vería empapados, más con sus carreras y desenfreno escénico que manejan en canciones de la talla de «Sic» y «Get this» pero donde sus adeptos recibían con las manos abiertas una nueva canción como «Unsainted» ya conocida y dejando ver que cuentan con el beneplácito de los suyos.
La potencia visual es, sin duda, referente de un grupo como ellos, tan distinto y particular, forjando un impacto que en la percusión tiene gran referencia, todo bajo la escenografía de bidones y fuegos. Para los que gustan del espectáculo, Slipknot es referente indudable, lo muestran en lo desgarrador de «The heretic anthem» y locura «Psychosocial» bajo himnos como «Custer» y «Vermilion».
La banda es un ciclón y te comen musicalmente, para bien o mal, porque reconozco que la formación brilla más en los temas donde entra en juego la parte más melódica en lo vocal de Taylor, quien en esas tesituras maneja los tiempos vocales cambiantes con destreza, dejando entrar aire nuevo ante el desenfreno instrumental de la banda.
Capaces ya de aglutinar diversas generaciones de público, desde muy jóvenes con sus camisetas a talluditos, que quieren seguir viendo cómo se las gastan los norteamericanos. Y llegábamos a locuras en todo su sentido como «The devil in I» donde se formaban avalanchas para entrar en la VIP que incluso acabó con desalojos de zona y llegada de municipales al lugar.
Una recta final donde el aglutinamiento recalentaba más los espacios, imposible de correr asomo de aire, para ahogarnos felices en «Duality» y sus clásicos «All out life» con todo el mundo agachado y saltando y «Duality» en un éxtasis final que incluso a la Policía les pillaba de sorpresa.
Apoteósicos en su esencia visual, quemazón sonora y desparpajo eléctrico para que muchos decidieran tomar la salida y otros como nosotros nos acercáramos ante un escenario 2 bastante lleno para ver el penúltimo concierto de Berri Txarrak en Madrid, el último como anunciaría Gorka, será el 9 de noviembre en WiZink Center.
La banda se despide de los escenarios, y eso daba un punto triste a un concierto que, como es norma de la casa, nos dejaba satisfechos. Suenan como un todo, un trío que dejará un pequeño hueco vacío en el rock.
Bestiales en todo, impecables y seguidos en canciones de la talla de «Oreka», la rapidez y contundencia de «ikasten»a lo melódico y abierto de «Spoiler» o una grande como «Oihu». Gorka y compañía nunca desentonaron e incluso en euskera ya cuentan con hits que nos hemos aprendido sin entender ni papa del idioma. El reconocimiento a una carrera sólida que, sobre el escenario, ha sentado las bases de su leyenda.
Con esa leyenda decíamos adiós, algo quemados en lo corporal y agotados en lo físico, esperando el tercer y último día de un Download que, si no lo es, cerca estar de parecer el infierno.
Domingo 30
Como si del día de la marmota se tratara, volvíamos a encontrarnos ante el extenuante asfalto recalentado de la Caja Mágica para empezar a degustar el último día de un Download que, sin lugar a dudas, ha sido el más flojo tanto en cantidad de público como en cuanto a bandas se refiere, lo que ha conllevado que por cada día encontráramos menos de 25000 personas en el recinto.
Así y con todo, la traca final venía liderada por unos más que deseados TOOL. La banda norteamericana no se dejaba ver desde hace más de una década, trece años exactamente, los mismo de sequía discográfica a la que pondrán fin este mes de agosto con un nuevo álbum.
Camisetas de la formación por parte de un público que también venía a ver a unos multiventas del punk rock como SUM 41, en una jornada calurosa al mismo nivel pero donde ya nos habíamos (mal)acostumbrado.
La banda de Maynard Keenan demostró talento y músculo musical ante una expectación generacional, de una banda convertida en culto que mostró sus razones. Un espectáculo visual de enorme categoría, la misma que la de un sonido tan cuidado como su puesta en escena. Una especie de teatro musical que, curiosamente comanda un Keenan con cresta desde el fondo de escenario, «tapado» tras la batería dejando el protagonismo a sus proyecciones.
El empaque musical es de órdago, lo que se simbolizaba a base de aplausos cada vez mayores y más ruidosos. Hipnóticos y envolventes en cortes de rigor como «Aenema» o «The pot» con crudeza y espectacularidad instrumental, sin tiempo o ganas de palabras, dejando todo el espacio para la música.
El equilibrio y técnica de «Descending» en un tiempo instrumental impecable y lo explosivo y envolvente de «Invincible» nos dejaba con la boca abierta, todo en una función manejada en oculto por una voz poderosa de composiciones únicas, donde el rédito conseguido aun habiendo parado tanto tiempo no ha hecho más que acrecentarse y dejarnos con ganas de más, esperemos que más pronto que tarde aunque con TOOL nunca se sabe.
Ese era el broche de oro de un día en el que tirábamos de «reserva» para aguantar una jornada en la que sorprendían AS IT IS y no tanto por lo musical, que ya les conocemos, más bien por la presencia y buen hacer de un grupo que en lo visual, muy emo, tira de la sombra de MCR especialmente por parte de Patty Walters al frente. Punk pop con ínfulas emorock que nos dejaba una gran sensación.
De por medio la fuerza de Soulfly que pudimos escuchar de lejos, centrados en el metal y menores en la percusión salvando «Back to primitive». Con ellos ARCHITECTS se llevaba a gran parte del público deseoso de escuchar la última burrada del día.
El metalcore pulido rebotaba por toda la Caja Mágica amén del poderío vocal de Sam Carter, abrumador en canciones explosivas como «Nihilist»y «Naysayer» de fuerza inusitada para una banda que vive un gran momento y se ha labrado su reputación en el género, todo con presencia de miles de adeptos que podían acercarse más tras reducir el espacio de la zona Vip tras las avalanchas de Slipknot.
Y así el turno de los canadienses SUM 41. Un pleno al 15 dentro de las bandas punk rock, de indudable peso y referencia para miles de seguidores que han convertido en un ejemplo dentro de dicho estilo.
Con nuevo disco bajo el brazo y temas «Over my head» o «No reason» se metían a todos en el bolsillo, tirando de confetis y sorpresas en forma de covers como «Another brick on the wall pt2» de Floyd o «We will rock you» de Queen dándole mayor envergadura a un derroche punk de dejes californianos.
Y así, con una ola de calor de tres días completamente amortizada, dábamos punto y final a la tercera edición del DOWNLOAD en año en caída que congregaba, con diferencia, el menor público de todas las ediciones.
El cartel parece no haber cuajado al mismo nivel, razones no faltan, en una edición que ha estado marcada a fuego por el calor y por detalles que le han restado calidad con respecto a sus dos anteriores ediciones. Veremos en el futuro.
Fotos: Javi García