IRON MAIDEN
13/07/2016
Barclays Center, Madrid
Promotor: Live Nation
Viendo a día de hoy a IRON MAIDEN podemos pensar en que hay músicos que han nacido para esto. Son estrellas por lo que han conseguido pero ante todo por mantenerlo todo con el espíritu y fuerzas de siempre, con un estado de forma envidiable como el que exprime la Doncella en todas sus giras y por la naturalidad y expresión de sentimiento que ofrecen año tras año.
Cada visita de la leyenda inglesa es sinónimo de congregaciones y espíritu de antaño, de gentío metalero, de generaciones varias, donde ahora hay mucho padre joven o mayor con hijos, camisetas de Maiden y, en este caso, poca tachuela por eso de “no poder acceder al recinto”.
En una gira de un gran disco “The book of souls” donde ya aciertan hasta en estudio a estas alturas, la banda con 4 conciertos en España ha vuelto a levantar el interés diría que de antaño, pero es el de siempre.
Aun hoy viendo las fotos panorámicas del Barclays Center de Madrid abarrotado se le ponen a uno los pelos de punta, o el eco del “Fear of the dark” pidiendo gritos del público por parte de Dickinson con su fórmula o grito de guerra “scream for me” que ha patentado en su larga trayectoria.
Gloria viva del heavy metal por conciertos como anoche, donde la capital oiría retumbar canciones de la talla y envergadura de “Halloweed be thy name” o “The trooper” filón inagotable, como la voz de su líder Bruce Dickinson, quien tras recuperarse de manera increíble de su tratamiento de cáncer de lengua, vuelve por sus fueros como el que no quiere la cosa.
La relación público banda sigue siendo inmejorable. Expectación y espectáculo abajo y arriba, con 15000 gargantas y cuernos ofrecidos a su mascota Eddie y al sexteto.
Parafernalia que incluye fuegos, y unas pasarelas en alto para que el señor Dickinson corra como el Coyote de lado a lado exprimiendo los agudos y garganta como si de un veinteañero se tratara.
Todos están en buen estado de forma, con sus poses, carreras, giros de guitarra, saltos y espectacularidad que apoyan, en una puesta en escena inicial de civilizaciones y aventureros comandados por el “Indiana Jones” Dickinson.
Emociones a flor de piel de ver a una banda en mejor estado aún que la última vez y “volando” alto con los saltos inimaginables de un deportista musical como Bruce.
Sonido de “Doctor Doctor” de UFO para reventar a gritos con la salida de su frontman y actor con emoción y visión por ordenador en pantallas de un inicio y despegue del avión de la banda para trotar a ritmo de “If eternity should fall”, temas nuevos que no tienen el mismo gancho que los clásicos pero que nos meten en faena.
Energía de “Speed of light” y su famoso “Children of the damned”. Es sin duda un inicio particular que parece espera el desenfreno metiendo cortes como “Tears of clown” a mayor gloria y dedicación para el actor Robin Williams” o “The red and the black” para la traca media y final.
Quizás esperando saltar con los acordes de “The trooper” con cambios de telón de fondo por tema. La unión hace la fuerza y el público madrileño se entregaba a su frontman impulsivo y veloz. Levantamiento de pie de micro con piernas, golpes al altavoz de Janick Gers, un furioso Harris o Nicko aporreando oculto entre toda la batería.
Los “Scream for me Madrid” se repetían en la voz de un feliz Dickinson, junto al teatro que marcan cortes como “The book of souls” donde no importa la religión o país, junto a un Eddie gigante para luchar contra ellos y puesta en escena de teatralidad que saben acompañar en cada tema.
La recta final de las que sacian a todos “The number of the beast”, “The blood brothers”, «Powerslave», infalible o la cantada al unísono “Wasted years” que sigue poniéndonosla dura a base de fuerza y magia musical.
Puro músculo musical que brilla en todos y cada uno de sus miembros, jóvenes adultos de ya 60 años muchos para cabalgar sobre escenarios gigantes, tanto como la propia banda.
Magia imperecedera y un sexteto conjuntado como una comparsa. Brillantes en ejecución, puesta en escena y sonido para recordar los mejores tiempos de quien nunca dejará de ser leyenda.
Miguel Rivera