MANDO DIAO
22/02/2018
La Riviera, Madrid
Fotos: Mariano Regidor
Han pasado los años pero parece que por MANDO DIAO no lo hace igual que el resto. No solo por actitud sino por apariencia. Tanto que se critican los comentarios feministas hacia las bandas, digámoslo claro, son buenos y están buenos. Guaperas suecos que además de eso y lo verdaderamente importante, son músicos talentosos.
Lo han demostrado casi a lo largo de dos décadas, cuanto unos jóvenes de Borlänge comenzaban a hacer ruido con un toque muy clásico de rock garajero y bailable. Cierto toque pop en sus melodías y gancho vocal, voces atractivas y movimientos sinuosos en lo musical y sobre el escenario.
Forjaron un gran nombre y se han mantenido, siempre en su línea salvo en 2014 cuando descolocaron con un más que cuestionable «Aelita» un álbum digamos que discotequero que no sabemos muy bien a qué venía y que nos dejó sorprendidos pero negativamente. Sin sentido.
«Good times» su nueva obra lanzada el pasado año devolvía el tono a la banda, con medios tiempos pero también temas bailables, al más puro estilo de la formación y cuajando grandes canciones de la talla de «All the things» o «Shake».
Bien, gira de cuatro conciertos por España y sold outs en todos ellos. La cosa está clara. Había ganas de MANDO DIAO. Y sí, así fue anoche cuando los suecos ocuparon su lugar. Antes de ello, el original combo THE OBGMS venido de Canadá, creó el ambiente perfecto presentando «Torpedo» con su ritmo desenfadado donde sus músicos quisieron tocar junto al público bajando de su escenario. Una buena forma de calentar motores mientras poco a poco haría entrada la gente en una fría noche en Madrid.
Los suecos no se andaron con contemplaciones y salieron a derribar la sala. Un sencillo escenario con cinco juegos de focos de pie para dar un ambiente de toque oscuro hacia la banda. «All the things», «White wall» y el gusto atractivo de «All my senses» coreable hasta decir basta, conectaban con sus seguidores, agolpados por sacar esa «foto del recuerdo».
El guapo de Björn posee estilazo, que junto a Carl-Johan se come el escenario. Movimientos sinuosos y mucha carga emocional en sus caras, animando a su público a dar palmas y seguirles en cada canción. Baile desenfrenado en «Dancing all the way to hell» de las mejores en directo y el buen rollito que destila «Good times» nos hacía aplaudir sin fisuras a la banda.
No era el sonido limpio que podíamos desear pero bueno, en temas como «One two three» nos olvidábamos para mover la cadera de forma íntima, con un Björn que ya se había desabrochado la camisa para, y después de esos dos momentos más intensos, volver al rock directo de «The band» puro rock and roll de antaño, cuajado, potente y movidito.
«Mr. Moon» dejaba ese gusto melódico que tan bien se les da y que sus fans recibieron con los brazos abiertos, espectacular. Directos, con poca palabrería pero sí con tiempos para decir un tópico de las noches en Madrid «sois los mejores seguidores del mundo».
Momento intimista para lucidez de piano y voz. Björn nos enamoraba con «Break us» dulce lenta que a la voz de su líder nos dejaba enganchados. Sin darnos cuenta volvíamos a los setenta con el sonido de «Down in the past» y el rock de pista de «Sweet ride» entre los contoneos de toda La Riviera, buscando el espacio para el baile particular de cada uno. Rompe caderas como «Gloria» de las más espectaculares en cuanto a griterío general.
No nos dábamos cuenta de estar en la recta final, que servía para presentar a la banda con mucho estilo y épica donde previamente sonó «Ochrasy» llegando al bis, que rezaba sus «hitazos» de «Shake», impresionante y, cómo no, «Dance with somebody» que es la locura máxima. Público agolpado a petición de su líder y final apoteósico dejando cantar a todos para, podríamos decir, emocionarse ante lo que veía.
Hits finales, buen repertorio, no tan buen sonido, algo que no acompañó a la energía y entrega de los suecos. Buen rollo de principio a fin, conexión total, sonrisas y 18 temas con los que repasaron buen cuenta de su repertorio para satisfacer, tras unos años, al público madrileño.
Miguel Rivera