27/11/2021, Sala Cero, Madrid
Ni todo era amor ni todo mentira, en realidad todo es real y sincero, al menos en la nueva coyuntura musical de Razkin. El cantante y guitarrista navarro comenzaba su andadura en solitario el pasado año, justo cuando llegaba la pandemia, un «loco» en su aventura que hace unas semanas veía su segundo lanzamiento, «Norte».
Como si buscara su propio norte musical, se anunciaba también que abandonaba su puesto de cantante en La Fuga, por lo que su carrera en solitario es su nuevo y único camino, en el que si de por sí mostraba toda su personalidad, ahora ahonda en esa sinceridad de quien maneja un velero de honestidad rock.
Tras las dificultades vividas en el mundo de la música, ahora Pedro ha podido retomar o comenzar mejor dicho, sus presentaciones en directo, una de ellas en su querida Madrid, donde como en todo proyecto toca picar piedra para ir ganando adeptos a su nuevo recorrido personal, invitando a que con cada directo vaya sumando gente nueva o antiguos seguidores de su ya exbanda, porque en este recorrido todos serán bienvenidos.
Y bienvenidos fuimos los que en la fría noche madrileña nos acercamos a la sala 0 del Palacio de la Prensa, en una bulliciosa ciudad fuera, distraída entre compras del Black Friday y el encendido de luces navideñas, en un recorrido por una Gran Vía donde el ruido era la música. Y la música de verdad esperaba al bajar las escaleras de una sala que volvía a tener público de pie.
Razkin se ha rodeado de amigos y buenos músicos bajo su apellido, donde le acompaña también un excompañero y amigo como Raúl, exLaFuga también, en una velada de rock melódico que como sus discos, es un vaivén de emociones e historias del navarro, manejadas por una bonita voz y donde las distracciones quedan para otros dando protagonismo directo a las canciones.
Una noche para recorrer juntos el rock de sus dos discos haciendo «Malabares» o parando en un «Hostal» de carretera en una gélida noche, para hacer parada en temas más intimistas buscando «Que nadie apague tu luz» a los aderezos más pop en los que la voz de Pedro se amolda de manera idónea como en «Hoy es uno de enero» para nuestro propio calendario.
En esas directrices que busca el «Norte» la banda se fusionaba con una gran química que bajaba y subía el ritmo a tenor de lo marcado por Pedro para ofrecer la cara más humilde de una relación rota «Ni amor ni mentira», emociones con parada en «La estación», ese tema que en disco funciona y que en directo se agranda con ese deje de La Fuga brillante, como en «Sucia poesía», pasando al rock suave y bailable con el que volar a otras ciudades con un «Tekila en Bacalar».
Sabedor de que esto es una carrera de fondo, Pedro daba las gracias y cuenta de un tema con esos acordes propios de Extremoduro en «El raro eres tú», un grito a hacer algo distinto con tu vida sin que por ello te deban señalar, para marcarnos un baile en «Normalidad» pidiendo con aderezos funky y frescos lo que poco a poco vamos recuperando «la vieja normalidad».
No había espacio para el despiste, sin nada más que la banda sobre un pequeño escenario donde el protagonismo se lo llevaban sus canciones, pidiendo, sabiendo hacer «Malabares» junto al músico Alejandro Rosa, que había abierto la velada e incluso cambiando de rango con una recta final en la que hubo un tango como «Hadas y duendes II» o un cover de Mecano a guitarra y voz del mítico «Me cuesta tanto olvidarte».
Razkin llegaba a Madrid con una maleta de ilusiones, con una sonrisa de oreja a oreja por volver a la capital, picando piedra, sabiendo del camino rocoso de una aventura así y escalando su primer peldaño de una carrera de fondo en la que queda claro, ilusión, esfuerzo y ganas no van a faltar, el resto queda para el público.
Texto: Miguel Rivera
Fotos: Javi García