DINERO – «DNR»
Tricornio, Warner Music
Puntuación: 8,5/10
Lo dicen en una canción «Purasangres» eso son los tres miembros del grupo DINERO una de esas bandas capaces de todo y que debe dar el salto definitivo al podio del rock nacional, de corte moderno e intensidad únicas.
Han venido dejándose la piel y demostrando su talento desde los comienzos, dos discos en su haber de calidad intachable al que suman ahora un tercero «DNR» una declaración descarada de intenciones, donde gustan y se gustan, en la que el rock toma la palabra, sin olvidar raíces pero acelerando y potenciando un ritmo endiablado, bajo esa esencia melódica y con gancho mainstream tan particular y atractivo.
Se les nota en su mejor momento y hora es de descubrirlo para todo aquel osado que aun no lo haya hecho. Sonido con mucho cuerpo y sustancia «dineril» impecable. «DNR» es el legado definitivo de estallido musical, ese espíritu indomable de unos «Purasangres» que hacen saltar el salón de casa con «Dinamita» dos cortes que van a ser sin duda explosivos en directo.
Dejan clara sus intenciones de comienzo y continúan ofreciendo esa fuerza contenida en «Sobran las palabras» como despertando el tono sensual con la potencia que imprimen en un estribillo espectacular que te remueve el cuerpo, con esa intensidad tan conocida del trío. No es hasta el cuarto tema cuando los acordes se muestran mansos, bajo la calidez vocal de Sean, uno de los mejores cortes de la banda, que recupera la magia e intensidad emocional de «Tal vez», en otro estribillo que cala a fondo en el corazón.
Volvemos al espítiru del salto y locura endiablada en la rockera «Nada» un puto tiro en la cara, fuerza y pérdida de control. Cambiamos de registro absolutamente con un Sean más dulce bajo aire acústico de guitarra en «Autoafirmación» una bonita forma de relajación esperando la intensidad de «Segunda piel» y demostrando esa bomba musical que tenían contenida hasta explotar en «Duelo de titanes» una lucha musical de fuerza y melodía.
Pero sin duda su parte final sobresale más aun gracias a un regalo musical com «Tiene que parar» un corte que va ganando con los segundos, de cierta melancolía que nos lleva a uno de sus estribillos más conseguidos, en una estructura impecable y pegadiza, un hit «mayúsculo». Y en ese estado de divinidad cierran con el rock a cara perro de «Parásito» dejando las cosas muy pero que muy claras.
Lo vuelven a lograr, se superan, tiran de una esencia más rockera sin perder las directrices de medios tiempos e intensidad, bajo estribillos tan contagiosos como un potente virus, ese al que ya podemos clasificar como la «pandemia» DNR.
Miguel Rivera