DONOSTIA KUTXA KULTUR FESTIBALA
2-3/09/2016
Donostia, Parque de Atracciones Monte Igueldo
A día de hoy, donde la competencia entre festivales es felina, hay que saber ofrecer algo más que solo música. La oferta de todo tipo y las ganas de poder disfrutar de algo más que los conciertos se torna elemento esencial para sobrevivir y destacar.
Parece que localidades y promotores han tenido en cuenta la actualidad musical aunando ahora gastronomía, turismo y, por supuesto, música. Cuando el verano da sus últimos coletazos, aun tenemos oportunidad de degustar, nunca mejor dicho, festivales de altura, y no solo a nivel de mar si no por el concepto que difunde DONOSTIA KUTXA KULTUR.
El evento vasco es una festival pequeño, o lo era, porque cada vez es más grande en cuanto a público. Este año ya tocaba conocerlo, y es que Kutxa Kultur no solo ofrece música, si no unas de las vistas más impresionantes que podemos encontrar (junto al festival de Mundaka). El hecho de celebrarse en San Sebastián, una de las ciudades más bonitas del mundo, el hacerlo en un parque de atracciones como Monte Igueldo, con todo lo que supone y el poder disfrutar del turismo que marca la ciudad, hacen del mismo algo completamente distinto a todo.
Es un festival más humilde y humano que los grandes eventos con los que ya cuenta Euskadi. Sin ayudas locales, KUTXA KULTUR se ha convertido ya en una referencia en septiembre. Sin grandes cabezas de cartel pero con un bien estudiado y completo programa musical, donde este año han sumado actividades paralelas para más pequeños, y fiesta de djs en Gastezena para seguir la jornada hasta las 6 de la madrugada, el evento crece en talla y número.
Nosotros lo teníamos claro. Subirnos a nuestro Skoda Yeti, un grande de fin de semana para vivirlo como merece. Con el apoyo y colaboración de Welcome Gros, un alojamiento en el genial barrio de Gros donde descansar y desplazarnos a cualquier punto de la ciudad andando, hacían que todo se convirtiera perfecto ante nuestro viaje.
Llegar a Donostia con casi 30 grados y sol es como volver a nacer. Poder disfrutar de dicha ciudad con un tiempazo era algo especial. La organización había puesto buses y quitado el funicular para los asistentes, con una frecuencia de paso perfecta para no formar aglomeraciones, al menos en nuestro caso, donde y en diferentes horas subimos y bajamos sin casi espera.
El viernes por eso del viaje y de poner todo en su sitio llegamos con la tarde noche avanzada. De lejos escuchábamos los compases de una banda exquisita como LOCAL NATIVES, canciones bien cuidadas y melodías contagiosas. Un contraste con el rock directo de BERRI TXARRAK. Ya no hay mucho que contar del trío rockero, cada concierto suyo es una lección de genialidad.
Se comían a todos en el escenario Keler, un poderoso show que demuestra músculo y afición en temas como “Bat, bi, hiru, lau!” o “Denbora da polígrafo bakarra”. Conexión perfecta entre ellos y nosotros y otro concierto de aúpa en la agenda personal que suma enteros cuando suenan himnos como «Oreka» o «Aingurak». No fallan, una y otra vez golpean, arrasan y salen por la puerta grande.
Con ello turno de CORIZONAS que abarrotaban el espacio del escenario pequeño, este año sobrepasado por el hecho de tener que colocar las barras muy cerca debido a obras en el parque, lo que hizo hubiera momentos de aglomeraciones de paso excesivamente incómodas.
Corizonas son de los que marcan la pauta en el rock fronterizo. Gustan gracias a su desparpajo y buen tino musical, ofrecen un rollo muy visual e instrumentalmente perfecto, y ahora en castellano con su “Nueva dimensión vital” que nos metía de lleno en una de las grandes citas de la noche. Antes habríamos disfrutado del también toque frontero de Dan Wilson aunque con menor garra y más sensibilidad.
Y de ahí nuevamente abajo a ver al cabeza de la noche, los esperados BLOC PARTY que definieron su buen gusto del último disco «Hymns» de comienzo, en un atractivo espectáculo. Quizás sin tanto nombre como otros, la banda supo dar el do de pecho con mucho ritmo en un escenario al completo. Buenas melodías, intensidad y garra cuando la necesitan para aderezar un final de gran gusto aunque sin quedarnos con la esencia de un concierto para el recuerdo.
Cerrábamos y nos pasábamos por la sala a tomar “la última” a base de DJ’s antes de volver al hotel para descansar.
El sábado despertábamos con un tiempo de pleno julio. Calor era la palabra, ello hizo que lo tomáramos con calma dejando de lado (lo sentimos) a Charlie and the colours y Perlak, pero subir a las 17 horas con la que estaba cayendo en lo de Igueldo era demasiado duro.
NEUMAN daba para nosotros el pistoletazo de salida. Su rock intenso, a veces pausado otras con más ritmo marcan sus conciertos con inteligencia. Es Paco un frontman de estilo Seattle y los 90, juega con un estilazo de canciones con peso y desgarro y dibuja sus conciertos a base de cambios de guitarra que sorprenden a quien no le ha visto. Un escaparate de instrumentos de seis cuerdas digno de ver.
IZARO destilaba emoción, la que jugaba a su favor en lo musical y personal, porque se la vio muy viva y alegre de poder estar ahí. Así tocaba turno a RURAL ZOMBIES. Los de Zestoa siguen creciendo y su juventud y directo marcan un futuro envidiable. El gusto de Julia a la hora de abordar temas como “Fall” o “Stones” es digno de ver. Una banda que se entrega siempre, que no para de saltar y que con sus ritmos bailables en horas tan atractivas cuando ya es de noche, añade enteros a sus actuaciones. Suma y sigue.
Tras ello los triunfadores nuevamente de la noche, y digo nuevamente porque BELAKO son santo y seña. Un verano en todos los grandes eventos musicales del país hacen que los jovencitos de Mungia se conviertan en referencia y después de charlas en toda la prensa y público. Volvieron a marcarse un directo explosivo, con inicio particular y bailón, para desprender gancho y energía a base de temas tan variados como los que marca su último y aplaudido “Hamen”.
Tienen una chispa diferente, que hacen bailes o te desmelenes como si Nirvana se tratara a base de energía fresca y juvenil. Diferentes a todo y un excenario Keler sin huecos y entregado.
Con ello, entre cerveza y cerveza, haciendo montado en los coches de choque, porque también disfrutar de las atracciones es posible y bajo las inmensas vistas de altura de todo Donostia no nos dábamos cuenta, pero andábamos en el turno de Chk Chk Chk quienes atraían toda la atención con vocalista al frente y movidas coreografías. La banda volvía tras dos años cuando no pudieron actuar. Baile para terminar de forma potente un concierto que agolpaba a todos los asistentes y que dejaba alto el final del mismo.
Como en todo evento, hay cosas mejorables y otras a tener en cuenta. La pulsera cashless como ya ocurriera en MadCool tuvo aliados y detractores, el tema barra del escenario pequeño fue agobiante por el poco espacio, y algunos otros detalles añaden toques negativos en un evento donde es mucho más lo bueno que lo malo.
KUTXA KULTUR crece a ritmo imparable, y eso sí, las dimensiones e infraestructura de Monte Igueldo han de tenerse en cuenta para seguir haciendo del evento algo tan distinto y mágico como lo que es. Un evento único en una ciudad única e inmensa.
Miguel Rivera / Pablo G.
AGRADECIMIENTOS:
Gracias al excelente Hotel WELCOME GROS por su trato y amabilidad. A SKODA por sus coches y a Campo Viejo por la colaboración en redes..