Sin tener todavía su cartel anunciado, el 17ª RIBEIRA SACRA se ha convertido en un evento musical y gastronómico de indudable nivel. Su mezcla de música en la naturaleza y todos los añadidos que complementan un lugar turístico que descubrir, añaden valor a un evento que va más allá de lo meramente musical. Una experiencia turística, musical y gastronómica que va teniendo cada día más fieles, aquellos que ya confían ciegamente en lo que ofrece. Este año las complicaciones han sido mucho mayores, la situación actual ha llevado a que sus organizadores templaran los nervios y no se precipitaran en una decisión que, en la mayoría de los casos este año, ha supuesto aplazar. El evento, a falta de anunciar cartel (31 julio, 1-2 agosto), tiene sus alicientes, de los que nos habla su director, Carlos Montilla, con quien hablamos de la situación, del momento y de lo esperado de una nueva edición en tiempos diferentes.
A día de hoy, ¿hasta qué punto ha sido de complicado el llegar hasta aquí y decir que habrá Festival Ribeira Sacra?
Ha sido tremendamente complicado, la verdad. El llegar aquí viene de aguantar unos meses de incertidumbre, de mucha presión, de analizar la situación y de ver cuál es la la decisión correcta, que era algo que ha afectado a muchos festivales, qué es lo que se debe hacer en momentos de enorme preocupación en el terreno social.
Desde hace días podemos decir que habrá evento en Ribeira Sacra que, evidentemente, no era la idea que teníamos de primeras pero que responde a muchas decisiones, especialmente marcada por la paciencia para tomar una decisión.
No queríamos precipitarnos en un momento determinado, cuando en el mes de abril parecía que se iba a acabar el mundo y habría un “desierto” musical durante dos años. Yo lo intenté ver todo desde un punto de vista optimista y positivo que me gusta adoptar. Lo que hicimos fue esperar en el tiempo, ya como generadores de iniciativas de ámbito cultural, la cancelación es la última decisión a tomar.
Jugamos con una ventaja, ya que el festival nació desde un modelo de festival distinto, nada masificado, es otro contexto que nos favoreció y seguíamos esperando, y cuando no había más margen y la situación mejoró mejor de lo previsto en Galicia, decidimos. Cambiamos el formato, el público seguía interesado y el territorio necesitaba apoyarse en un evento para promocionar su estrategia de turismo. En base a todos los informes y análisis que teníamos, estábamos ya en disposición de celebrar una edición reducida pero manteniendo el espíritu del 17ª Ribeira Sacra.
Quien haya ido el año pasado, ¿encontrará un festival muy diferente?
En términos generales no, encontrará un festival con menos público. Habrá tres condicionantes: hemos tenido que suprimir el espacio más grande, el nocturno en un parador nacional para en torno a 2000 personas, pues ese espacio le hemos suprimido. El otro cambio, si de por sí el festival era muy cómodo a la hora de moverte, este año lo será más aun, con espacios muy grandes en la naturaleza con poco público. Y el tercer cambio es la higiene, uso de mascarillas, gel, recomendaciones algo que ya la gente conoce pero haciendo un festival con todas las medidas.
Con festivales anunciando ciclos musicales extendidos durante el verano, 17ª Ribeira Sacra sigue siendo lo que entendemos por un festival.
Sí, porque para eso tenemos otro ciclo Delicatessen que tiene una continuidad durante el resto del año al amparo del festival. Ribeira Sacra no es un territorio que quede cercano de grandes ciudades, y desplazarse habitualmente en el verano es complicado. Para nosotros era importante concentrarlo en unos días concretos y no abrirlo en el espacio temporal para no crear posibles situaciones de riesgo. Es mejor tener tres días con el espectador más controlado para proteger al público y a un territorio rural y de interior respetando siempre al público local.
Seguirá siendo festival de día y noche o se concentrará todo en el día.
Ya es un festival habitualmente muy diurno, y en esta edición lo será un poco más. La programación musical comenzará alrededor del mediodía, rutas por los valles del Sil, catas en bodegas y todo se alargará hasta las 1 de la madrugada más o menos, con actividades el viernes y sábado. Creemos que son horarios más fáciles de controlar y porque es nuestro espíritu, dado que la Ribera Sacra es para disfrutar de día y la experiencia de esa manera para el público es mucho mayor.
Para el espectador “virgen” que no haya ido, a pesar de ser diferente este año, ¿se puede llevar una impresión realista de lo que es el festival en esta edición?
Sí, principalmente el motivo de hacerlo es proteger el trabajo que se lleva haciendo en las tres ediciones anteriores. Quien venga este año va a entender la propuesta que hacemos, lo que el festival quiere trasladar para poder vivir un evento distinto, moviéndote por diversos espacios, desarrollando diferentes actividades, esa esencia se va a mantener. Ese público que venga ahora seguro que quiere descubrir el formato más extenso a futuro.
El público puede sentirse cómodo por ir a un sitio seguro a disfrutar.
Sí, eso es una preocupación especial, estamos en un momento de cambio, que ya para nosotros tenía mucho valor cuidar al público pero en este nuevo contexto social más aun ahora y para futuro. El público será el eje donde vertebrar el festival, pensando en él desde una visión 360 no solo de sentirse seguro, también de que disfrute y sea partícipe de las actividades. El público recibirá todas las indicaciones de asistencia, protocolo, normas, para asociar una imagen de un territorio de espacio seguro, así que con mayor responsabilidad dentro de la promoción turística de la zona. Sabemos de una situación muy impredecible, pero por nuestra parte daremos toda la confianza al público para sentirse seguro y que lo pase bien.
La música es importante, pero la parte gastronómica forma la otra mitad.
Sí, completamente. Nuestra idea fue siempre esa, porque ya hay un mercado muy amplio centrado en la música principal y exclusivamente. Nosotros queríamos salir de ahí, el territorio nos da oportunidad de ello, con un público que, sabiendo de cambio de cartel, no espera a comprar el abono porque ya confía en el formato e idea del evento y cada año, el cartel musical tiene menos peso sin descuidarlo en nada. Queremos aportar y dar más relevancia a la oferta turística del entorno con las acciones complementarias relacionadas por el interés con el Patrimonio, el espacio gastronómico también y eso hace un todo equilibrando la balanza con la música.
Para cerrar, el tiempo es de vital importancia en un festival, aquí puede tener incluso mayor relevancia al ser un espacio tan natural.
Absolutamente. Hasta ahora hemos tenido buena suerte, hablando también que a pesar de que Galicia se puede asociar a un territorio de más riesgo de lluvia, es verdad que la Ribeira Sacra de interior es de las de más sequía en verano, aunque pueda haber puntualmente alguna tormenta, pero un escenario climatológico adverso complica mucho más al estar más expuestos por el ámbito de naturaleza. Así que esperemos seguir con la misma suerte de ediciones anteriores y más especialmente este año.