DIVERTIDAS DECEPCIONES
La cantante cántabra Irene Gutiérrez y el madrileño Diego Jiménez asientan su divertido proyecto musical Malamute con el que lanzan primer disco «Una gran decepción». Ritmo, estribillos contagiosos y buen hacer para una formación que sigue haciéndose un hueco en la escena alternativa nacional. Hablamos con ellos.
Nuevo trabajo con un título muy significativo “Una gran decepción”, ¿qué decepción es esa?
Más que una decepción en concreto, son diez pequeñas decepciones, una por cada canción, que todas juntas se convierten en una grande.
El disco se genera en pandemia, como banda novel, ¿cómo habéis vivido todo el proceso de estos dos años?
La pandemia nos ha venido bien a nivel musical, porque nos permitió tener tiempo para hacer canciones con calma y poder alargar el proceso todo lo que quisimos. En lo personal, como a casi todo el mundo, la pandemia ha sido un hartazgo del que parecía imposible salir.
Uno de los temas más destacados es “Una casa en el Sardinero”, ¿por qué ahí? ¿Y qué os lleva a contar con Ariadna de Punsetes?
El Sardinero es el barrio “pudiente” de Santander, con unas casas enormes con vistas al mar junto a hoteles de lujo y paseo marítimo. Puestos a pedir una casa, mejor que sea ahí, ¿no? Siendo un grupo cántabro-madrileño, nos gusta meter referencias a Cantabria en las canciones, que es un lugar que el pop y el rock apenas ha nombrado en sus letras.
La idea de contar con Ariadna surge de estar grabando la canción en el estudio y que alguien dijera “esta letra es un poco Punsetes”, eso le encendió la bombilla a Carlos Hernández y dijo que sería increíble llamar a Ariadna para que cantara la canción. En principio no queríamos colaboraciones en el disco, pero Los Punsetes son referencia total y no podíamos decir que no.
Y hablando de casas, un derecho marcado en la Constitución pero que cada vez cuesta más para las familias, ¿se ha convertido ese derecho casi en un privilegio especulativo?
Es curioso como dependiendo del contexto una canción puede pasar de una tontería a una reivindicación social… Lo hablamos con el grupo Muro María, que también dedicaron una canción al tema de la vivienda (“Yo quiero un apartamento”), está tan complicada la situación que los grupos vamos a pasar de hacer canciones de amor a hablar de necesidades básicas como ésa (risas)
¿Qué os lleva a trabajar en la producción con Carlos?
Con Carlos nos entendemos muy bien, ya habíamos grabado con él el single de «La Espiral» y nos apetecía mucho hacer el disco juntos. Cuando empezamos a hacer maquetas con Fran J. Baez, el otro productor del disco, pensamos quién era el productor que más podía saber del sonido que buscábamos y no tuvimos ninguna duda que Carlos era la persona ideal.
¿Qué tal relación tenéis a la hora de trabajar?
Es una relación un poco caótica a la hora de hacer canciones, porque cada vez que nos ponemos cambiamos la manera de hacerlo, la idea es pasarlo lo mejor posible, no aburrirnos y tampoco repetirnos. Solemos dar con una frase que nos gusta mucho y de ahí vamos tirando hasta tener la canción entera.
Como banda muy peliculera, ¿qué película de este año recomendaríais y por qué?
Nos han gustado varias pelis este año pero suponemos que la que más nos representa es “Todo a la vez en todas partes”, que tiene su parte de locura, de ciencia ficción, su parte de reír y su parte de llorar.
Un tema muy peliculero por cierto “La oreja de Van Gogh”. A su vez, habla de olvidar a alguien, y llorar con canciones tristes, ¿sirven este tipo de canciones como terapia para ello?
Las canciones te pueden ayudar a sacar lo que llevas dentro y de repente escuchas una en momento concreto que te derrumba y ya tienes la tarde hecha para llorar en la cama, creemos que a veces está bien pasar esa tarde de mierda para estar bien al día siguiente.
En lo que respecta a conciertos, ¿cómo se presenta la segunda mitad de año?
La idea es presentar el disco en salas después de verano, poder tocarlo entero, con banda y con la gente gritando las letras.
¿Qué feedback estás recibiendo en redes en torno al disco?
La verdad, hemos flipado mucho con los mensajes que la gente nos ha hecho llegar, mucho más que en lanzamientos anteriores, tanto de gente que no conocemos como de bandas y artistas que admiramos muchísimo. Nunca sabemos qué contestar cuando la gente nos dice cosas tan buenas, pero lo agradecemos de corazón.
¿Creéis que vuestra música va dirigida a un público concreto, o no os cerráis a etiquetas?
No tenemos ni idea de a quién va dirigida nuestra música. Hacemos canciones que nos gusten lo más posible, las grabamos lo mejor posible y las compartimos sin saber a quién le va a llegar. En cualquier caso, nos dan bastante igual las etiquetas o los géneros musicales.
Como grupo, ¿a qué se aspira realmente, además de pasarlo bien?
Si nos ponemos humildes, a seguir haciendo canciones que nos gusten, y si nos flipamos, a comprarnos la casa en El Sardinero.
A raíz de la pandemia, ¿creéis que nos hemos vuelto más pesimistas o cautos?
Pensamos que la pandemia ha disparado lo que ya traíamos de serie: el miedo al futuro, vivir con una bomba de ansiedad encima… aunque tampoco queremos sonar muy cenizos, al menos ahora parece que hay algunas cosas que están volviendo a ser normales, como poder bailar y cantar con desconocidos en un concierto, y eso nos hace felices.
En estas semanas se han caído a pocos días de celebrarse varios festivales, ¿hemos llegado tras dos años parados a una burbuja festivalera?
La burbuja festivalera lleva existiendo desde mucho antes del parón de la pandemia… no sabemos qué va a pasar en el futuro, pero esperamos que puedan convivir festivales pequeños y medianos con los macro-festivales, y que a su vez el circuito de salas siga teniendo público y relevancia. Sin ese equilibrio estamos perdidos.