GENIALIDAD Y ESTILO
Nunatak ha sabido forjar su propio camino y sonoridad con el paso de los años. Con «Nunatak y las flores salvajes» la banda da un paso de gigante y muestra sus mejores armas. Más rockeros pero, ante todo, emocionantes dibujando estribillos tan mágicos como maravillosos. El conjunto brilla en su variedad, de la que hablamos con ellos, porque están llamados a ser algo grande, aunque podríamos decir que ya lo son.
¿Cómo han sido los últimos meses de la banda?
Pues hemos estado trabajando pero también tocando, no hemos desaparecido completamente este verano aunque sí hemos tocado menos. La última canción del último EP de colaboraciones estábamos grabando también el single “Creeme”. Hemos terminado de masterizar entre julio y agosto, ha sido todo muy condensado con muchísimo curro. Componiendo y grabando por momentos.
Con el disco en la mano, ¿notáis una evolución?
Desde que comenzamos sí, creo que ya se nota evolución sonora desde el anterior disco a este. El primero fue puramente acústico, y ya aquí tenemos mucha electricidad, mucha más caña ahora que discos atrás o hace seis años.
Ese sonido, ¿ha sido natural?
Hay elementos diferenciadores, porque hemos crecido escuchando mucho grunge y metal, somos de un poco de esa escena. En el rock e indie actual las guitarras tienen menos garra, son menos crujientes y aquí hemos buscado un poco esa historia pero manteniendo estribillos más pop que también nos encantan. Ha sido pensado pero también natural, porque era algo que queríamos hacer hace tiempo.
Escuchando canciones como “Créeme” o “Quiero que arda” podemos decir que las letras esconden las relaciones como un tema recurrente?
Sí, hay mucha esencia en eso. Las relaciones personales tienen diferentes etapas, desde la magia de conocer a alguien, de la evolución de una relación y su madurez o la propia ruptura, así que sí, es un eje esencial en el ochenta por ciento del disco, y no solo amorosas, también de amistad, familiares o incluso de la sociedad.
¿Se puede estar contento con la música sin tener cubierto el apartado emocional?
Todo es posible (risas), ahora mismo en el grupo hay gente que está a tope y otra que no. El grupo es una constante en estos 7 años pero ha habido subes y bajas en las relaciones amorosas y la única constante de todos ha sido el grupo.
¿Se refleja eso en algunas canciones?
Sí, especialmente en “Quiero que arda”. “Mi gran virtud” se basa más en experiencias no explícitas, y “Quiero que arda” es de Pedro nuestro teclista y sí se basa en algo personal.
Sois quizás un poco duros para el indie y blandos para el rockero de «pro».
Clavado, es tal cual (risas). Se sobrelleva no viviendo de la música (risas). Hay mucha gente que viene de escuchar cosas como Izal y les encantamos o a otros que les gusta más Leiva o LA MODA y les gustamos, pillamos un poco de todo, pero en este disco la pretensión era salirnos un poco de ese indie mainstream del que quizás no nos sentimos tan parte y querer aportar algo de crudeza a las canciones, menos delay y más ganancia.
¿Cómo va a ser el nuevo directo?
Pues con mucha presencia, con “Tiempo de valientes” ya buscábamos la caña y si ya teníamos herramientas en el set list ahora con el nuevo trabajo, con cuatro discos puedes hacer casi un “Best of” para dar un gran empaque en un show muy directo de hora y media. Nos permitiremos hacer un viaje por toda la discografía en salas y en festivales ir a cuchillo.
Todos trabajáis independientemente de la música, ¿cómo se compagina?
Pues no teniendo un curro normal. La experiencia es que si tienes un grupo, o funciona del todo y tienes que dejar el trabajo, o si estás como nosotros que estás en el medio que si sí que si no, pero que requiere mucho tiempo y fuera como un trabajo a media jornada. Necesitas flexibilidad para poder venir aquí entre semana de promo sin dar explicaciones. Ahora mismo estamos en un punto que tenemos que dividirnos.
Cuatro singles de adelanto de diez temas, ¿es la fórmula actual?
Al final es como tener a la gente enganchada capítulo a capítulo, con noticias nuevas en las que contar las cosas y que la gente preste atención.
Nos hemos vuelto cómodos escuchando música, antes ibas a la tienda y comprabas el disco, escuchándolo muchas veces y hoy en día, o aprietas un poco o no escuchan el álbum completo y en ese orden. Los discos se escuchan ahora mucho en su primera parte y la segunda parte se escucha mucho menos, se ponen playlists.