IZAL

EQUILIBRIO MENTAL

Cuando el viaje es tan intenso como el vivido en los últimos años por IZAL muchas veces ni te das cuenta de lo que está ocurriendo a tu alrededor. Tras la intensa gira de «Copacabana» sus miembros han podido tomar aire, reposar y digerir el fenómeno creado a su alrededor. Ahora, con ese descanso mental y habiendo asimilado lo que ha ocurrido vuelven a escena con un notable «Autoterapia» un disco con el toman el pulso bajo un conjunto bien estudiado de grandes canciones. Estuvimos con Mikel, Alberto y Alejandro hablando de cosas como el éxito, su carrera, los fans y muchas otras cosas. Una charla distinta y en la que ya está todo asimilado. 

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Vamos a comenzar hablando del año pasado. Tras estar casi siete años trabajando de continuo, ¿cómo os ha sentado parar un tiempo?

Alberto: Era una parada necesaria que había que hacer. Como bien dices, después de tanto tiempo de emociones, de tantas cosas intensas, llegaba el momento de desconectar antes de meternos en un nuevo disco. Desconectar entre nosotros y generar nuevamente muchas ganas de coger otra vez la guitarra, de tocar la batería y arreglar temas, algo muy necesario. Nos lo hemos tomado bien, aunque los dos últimos meses ya ha vuelto la ansiedad de hacer todo lo mejor posible. Pero es agradecido ese descanso, porque vuelves con más ganas y fuerzas.

¿Es raro dejar de tocar?

Alejandro: Sí, es raro, porque teníamos un ritmo muy bonito. Las dos primeras semanas estás bien, pero luego es casi como cuando te jubilas, que el motor de tu día a día en los últimos años se para y no sabes rellenar ese hueco. Son sólo unos meses porque en realidad sabes que tienes que volver, pero en ese periodo te sientes de forma extraña, descansar de golpe tanto tiempo es particular, pero era echarnos de menos y eso iba a ser bueno a la hora de volver a ensayar. Estamos muy satisfechos de cómo se ha hecho todo en estos meses. Había que volver a disfrutar a tope. El primer festival que hagamos va a ser como revivir todo.

El mejor trabajo del mundo, pero como todo trabajo, ¿se llega a hacer algo rutinario al estar tanto tiempo seguido en activo?

Alberto: Creo que hay un punto de protección cerebral, nunca podrías mantener esa adrenalina durante tanto tiempo. Hemos normalizado la situación que no es aburrirte o hacerlo rutinario, eso hace que lo el trabajo lo veas desde otro punto de vista.

Además del trabajo, ¿tiene que haber cierta parte de suerte para llegar hasta aquí?

Alejandro: Hay un equilibrio de cosas. Siempre decimos que la suerte te pille trabajando. Ha habido diversos factores que se han alineado pero que nos ha pillado currando, con las tendencias que había en ese momento pero currando mucho, intentando superarnos. Hay cosas que dependen de ti y otras que no.

Mikel: Es necesaria la suerte para muchas cosas. Cinco personas con cinco vidas distintas, cada una con sus cosas, con sus problemas y que todas podamos tirar adelante con un proyecto en el que cada uno tiene que renunciar a diversas historias… que funcione un grupo en sí es muy complicado y, por tanto, el factor suerte está ahí.

Mikel, ¿hubiera sido posible ser tan feliz trabajando de ingeniero?

Mikel: Yo creo que sí, porque la felicidad la puedes encontrar en muchos sitios y facetas. Igual me hubiera enamorado de una ingeniera que me hubiera hecho muy feliz, y hubiera sido suficiente, y habría menos líos. Nunca sabes qué hubiera ocurrido, pero el ser humano necesita dedicarse, o intentar dedicarse a algo que le guste, especialmente cuando tienes una vocación o llamada clara de hacer algo. Es duro tener eso y no poder hacerlo, y eso creo que es una piedra en el zapato difícil de soportar. Así que bien feliz de haberlo conseguido. Tendría que poder ver coger los dos caminos y verme ahora para saber cómo y qué de feliz sería de una manera u otra. Yo creo que es difícil que la otra bifurcación de mi persona fuera más feliz que ahora mismo, e igual pienso para el resto del grupo. Pero nunca se sabe.

Alberto: Yo creo que hemos llegado hasta aquí porque, de alguna forma, los cinco hemos querido cambiar nuestras vidas, es raro pensar que si esos cambios no se hubieran producido hubiéramos sido igual de felices, yo creo que difícilmente. Todo lo hemos dedicado a esto, a intentar ser felices como somos ahora.

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¿Cuál creéis que puede ser el secreto para que en siete años llenéis pabellones?

Alejandro: Pues igual, lo que hablábamos antes. Hay muchos factores, y los que dependen de ti debes de tenerlos a tope. El otro día hablábamos con un grupo que no sabían cómo hacer, y les decíamos que trabajaran y lo dieran todo hasta no poder más. Si tu confías en lo que haces y lo intentas una y otra vez estás poniendo todo de tu mano, luego hay otros factores que influyen pero que no están en tu mano.

Mikel: Yo creo que además de lo que tu puedes controlar hay un intangible porque esto es música y te gusta o no te gusta, te emociona o no te emociona y nuestro trabajo musical ha conectado con muchísima gente, pero lo difícil es conseguir que te escuchen. Las letras que surgen en una habitación oscura, que no sabes si van a llegar a ver la luz en algún momento, de pronto se convierten en declaraciones de intenciones de un montón de gente que no conoces, y eso no tiene ninguna explicación. Además de lo que hablaba Alejandro, que es verdad, lo difícil es que alguien te escuche, pero no solo eso, tiene que haber gente que conecte, que se meta dentro y le guste, tantas cosas ajenas a nosotros… Yo sólo escribo para mi, no para nadie, excepto el tema de mis sobrinas, pero me refiero que nunca sabes qué va a pasar con esas canciones. Las grabas, las trabajas, nos divertimos, nos emocionamos y luego resulta que se emocionan miles de personas contigo, pero son muchas las cosas externas a nosotros que tienen que funcionar.

Creo que igual que no sé cómo expresar que me hacen sentir canciones que me flipan, igual le pasa al propio oyente, al menos eso creo yo. No hay un secreto o fórmula concreta.

¿Ha sido esta «Autoperapia» una terapia para el grupo?

Alejandro: En general Izal, la música en sí ha sido nuestra terapia personal.

¿Pondrías la mano en el fuego que nunca os moveréis de Hook?

Mikel: ¿Queremos poner nervioso a Notario o no? (risas). No puedes decir lo que va a suceder de aquí a diez años, para empezar porque Manuel puede decir «son muchos años y ya está bien». Tampoco es una cosa nuestra 100%, ahora estamos súper contentos, el proyecto crece y podemos llevarlo así. El management siempre lo hemos tenido cubierto y si todo sigue igual seguiremos como estamos.

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¿Hay un momento claro en vuestra cabeza en el que penséis que IZAL pegó el salto?

Alejandro: Yo creo que ha sido una evolución natural, aunque hemos flipado con «El pozo» y «Pausa» como adelantos, una acogida brutal, mucho mayor que con «Copacabana».

Mikel: Igual la etapa en la que nos dimos cuenta de decir «joder, esto está pasando» no fue en un concierto, más bien en unos meses durante los festivales de 2015, cuando de pronto había 20000 personas cantando en el Low Festival y salíamos flipando de cada concierto. Pero también los 8 últimos conciertos de fin de gira de «Copacabana». En Valencia, en el fin de gira, en medio de los bises cuando estábamos en backstage miles de personas coreando «Copacabana» todo el puto estadio, y estábamos esperando a salir, y mirándonos diciendo «esto es muy fuerte». Pero no somos gente de seguir luego en vela, te tomas unas copas después y con naturalidad.

A colación de esto, salir por la calle, por ejemplo a ti Mikel, ¿te resulta fácil?

Mikel: Es un peligro. Cuando no éramos IZAL la fantasía esa de ser conocido y admirado, me resultaba creo que atractiva. Lo veías quizás en los «lesbianos» y decías «debe ser flipante que te conozcan luego» y ahora lo veo como lo peor que te puede pasar en esta profesión. Perder tu intimidad, naturalidad y la vida normal de un ser humano. No es que sea a lo bestia pero sí pierdes cosas cuando sales de fiesta, o algún sitio público en los sitios de siempre, cuando te tomas algo con amigos y se genera un ambiente raro, que ves que la mesa de al lado te ha reconocido, tus amigos te vacilan… Al principio molaba pero poco a poco quieres perder eso.

Afortunadamente son muy pocas las veces que se forma un ambiente agotador, normalmente te vienen un par de personas o cuatro, que ya serían muchas.

El que te cuelguen en redes o te pidan cuando no viene a cuento una foto, ¿sucede?

Mikel: Sí, y ahí está el problema, cuando alguno no sabe dónde está el límite o el momento. La mayor parte son educadas, y por nuestra parte también. Hace poco le tuve que explicar a una muchacha porqué no me quería hacer un boomerang para Instagram a las 3 de la mañana en una boda de un amigo en Zaragoza disfrazado. Ella se indignó y se lo expliqué como te lo explico ahora, no sé quién es, no sé qué careto llevo ni dónde lo va a colgar. Al día siguiente me escribió indignada y me parece fuerte que tenga que explicarle eso, y ya ella reculó, cuando se lo expliqué tranquilamente, y lo entendió. Eso sí me cuesta, porque además no somos muy mitómanos, pero intentamos entender lo importante que puedes llegar a ser para alguna gente, y el límite lo ponemos bastante lejos. Le dije de hacerse una foto, pero quizás el boomerang no era lo necesario en ese momento y circunstancia.

¿Cómo afrontáis un primer concierto tras este parón?

Mikel: Con nervios seguro, pero me he quedado tranquilo con los últimos ensayos, con las canciones nuevas ya sin pensar, y eso mola, subirte sabiendo que controlas el show, que vas a divertirte y pasarlo bien. Será un momento especial cuando subamos al WAM de Murcia, pero los días previos será como cuando hicimos el WiZink Center.

Alejandro: Esa tensión, ansia y nervios molan mucho y surgen por haber parado.

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Cuando veis un cartel con vuestras letras en grande, ¿se tiene más responsabilidad?

Alejandro: Más que nada lo que se quiere es estar a la altura de esa circunstancia, del momento del festival, donde tocas igual a las 23 horas y que haya gente que tenga la curiosidad de ver qué haces después de haber parado, de quien nunca te ha visto y quiere saber… pero hay que mantener la naturalidad, algo que nos guste y en lo que creemos.

¿Dais la misma importancia a medios grandes que pequeños?

Mikel: Intentamos tratar a los periodistas de la misma forma, y muchas veces ni tan siquiera sabemos para qué medio estamos haciendo la entrevista, luego nos lo cuentan. Pero sí que es verdad que con todo el trabajo que tenemos tienes que ser práctico, eres una persona no 20 e intentas hacer cosas útiles, pero sí tenemos el espíritu de saber quién estuvo ahí desde hace años. Reunimos a unos cuantos medios digitales grandes, blogs en un encuentro distendido para poder atender al mayor número posible y tratar a todo el mundo igual.

¿Notáis envidia insana entre grupos?

Alejandro: Si alguna vez la notamos no le damos mucha importancia.

Mikel: Entre los grupos que trabajan bien y les va mejor suele haber mucho compañerismo. Los que viven esto como cuando nosotros hace años, con espíritu de trabajo sano, porque se sentirán representados.

Alejandro: El otro día hablábamos con Veintiuno y muy majos, dándose a conocer, y no era envidia, éramos un ejemplo, muy positivo todo, pidiendo consejos, con muy buena actitud y cero envidia.

Mikel: La mayor parte va a su rollo que bastante tienen con lo suyo y de seguir luchando o si no se alegra por ti si te conoce, cuando te ve en camerinos. Y para ser realista también hemos tenido un par de episodios que hemos flipado, con la falta de compañerismo y gusto pero es una excepción, pero es tan notoria y llamativa que destaca para uno, pero en la vida hay de todo.

Miguel Rivera