PICO Y PALA
La veterana banda madrileña continúa con esa «lucha musical» tan propia y característica de una formación luchadora en su terreno rockero. De ideas claras y siguiendo siempre su camino, SEX MUSEUM continúa en el candelero tras más de 30 años en una escena en la que, estos obreros del rock, son más que reconocidos. Una tarde de miércoles servía para que nos juntáramos con Fernando Pardo, ese «antropólogo social musical» cuyas palabras dejan clara una mentalidad que hizo, comenzara con este grupo hace ya unas décadas. Su disco «Musseexum» sirve para que demos respuesta a numerosas preguntas sobre el entorno musical. Él, como siempre, tiene las mismas.
Sex Museum, ¿sois unos obreros del rock?
Yo creo que sí, si le quitamos todo el envoltorio bonito lo que te encuentras es que básicamente somos eso. Además entre obrero y autónomo, de trabajo duro constante que por ambición y compromisos con nuestra música, que tienen que ver con una actitud social de rock and roll, ese es nuestro sitio, el nivel básico de alguna manera. Somos conscientes de ello, a veces nos dicen “no tenéis deseos de haber llegado más lejos habiendo hecho las cosas de otra manera”, la verdad que no, nos sentimos bien en este punto.
Lo de obrero de rock le da un fondo proletario al asunto que tiene mucho que ver con el espíritu de lo que nos influía en nuestra adolescencia, de todo el punk, el rollo inglés, con los mineros ingleses en revuelta… era todo muy reivindicativo y con lo que nosotros nos identificábamos por ese momento. Nadábamos en los oldies de nuestros padres, empiezas a comprarte chapas, chupa… todo estaba muy unido al sentido del obrero de rock and roll, no solo por sudar la camiseta, había un cierto compromiso de clase.
¿Se ha perdida esa esencia?
Por parte de las bandas no, porque sigue habiendo muchas bandas que reivindican pero por parte del público ya es otra cosa. El rock and roll no es el altavoz de una generación, no es el portavoz de los cambios sociales ni tiene el peso que tenía antes. Ya no hay debates en la televisión, para empezar. En los 70 igual veías a Mick Jagger, a un cura y a un político, incluso en los 80 o 90 donde podía estar Manolo Uvi y políticos pero con el nuevo siglo quitan de la ecuación el rock y en 4 o 5 años el debate político no existe.
Cualquier forma artística se ha convertido en un bien, cualquier cosa que puedes como encapsular y lo vendes.
¿Hubiera cambiado vuestro concepto si Sex Museum se convierte en algo mainstream?
Nosotros siempre hemos ido un poco en contra de eso, al menos yo. Es más, compañeros de Coronas alguna vez me han dicho que he arruinado la vida de mi hermano y mi mujer (risas) porque les he metido en una especie de cruzada personal. Igual cuando lean esto Marta y Miguel piensan “es verdad, hijo de puta” (risas).
Al pobre Miguel le metí en una cruzada rock cantando en inglés, con valores muy claros, con fronteras delimitadas y dirigido con un concepto que estaba por encima de lo puramente musical. Igual de otra manera estaríamos codo con codo con Tarque o Fito. Pero lo mío es una cruzada.
Aunque seáis conocidos seguís siendo underground. Con 30 años en la música habrá mucha gente que piense que vivís bien.
Bueno, a nosotros no nos va mal. De Sex Museum es difícil vivir únicamente, pero sí haciendo más proyectos, diversificar sin tocar con cualquier o ser un mercenario, sí creando propios proyectos. Todas las bandas en las que toco, al final las he creado yo, un guitarrista que monta bandas, que es algo más extraño. No es como un cantante, es muy diferente, lo mío puede ser un ánimo perversor en otra dirección.
Dando un paso más adelante, el choque que puedo tener con otros músicos es que no me gusta demasiado el público y cuando no me siento identificado de verdad con la gente que me está viendo no estoy a gusto. Mi punto de vista es un poco cabrón.
Hablabas antes de cantar en inglés, ¿sólo puede haber unos DOVER en España?
Pues les fue increíble y es complicado. Finales de los 90 petándolo como nadie podía imaginar. Es duro, ocurrió porque más allá del inglés tenían unos valores, magnetismo y fuerza que les hacía peculiares. Se juntaron más cosas que la suerte, la forma de comunicar en el escenario era muy especial. Nosotros funcionamos de manera que somos muy excluyentes y eso en parte es mi culpa, pero esto es así, soy consciente del “oye tío, lo siento, esto es una fiesta privada” hago un poco el STOP al público. Es un poco cabrón pero me sigue pareciendo bien, no nos arrastramos y vivimos de ello. Cuando empezamos lo hacíamos de manera parecida y nos hemos mantenido, y creciendo según lo ha hecho edicha escena.
¿La gente es más consciente ahora de la piratería?
Sí, hay gente que se identifica más con lo que le rodea, importándole si la tienda de al lado suyo cierra. Ahora hacemos un poquito más por ello, y te das cuenta que sirves para que las cosas se mantenga. De esa mentalidad ha cambiado el cuidar un poco más la cultura, no es global, pero hay más interés.
Bandas que se hacen 400 kilómetros para luego meter 15 personas. ¿Hay que tener claro que en esto de la música te vas a dar hostias?
Cuando pasan esas cosas te lo replanteas, claramente. El 60 o 70% de las bandas tienen que ensayar de noche, los fines de semana, se cambian las horas del trabajo o se piden las vacaciones para tocar. Cuando nosotros empezamos a ensayar todo el mundo ensayaba a las 12 del mediodía, ahora todo es al revés.
Nosotros tenemos una ventaja para sobrevivir. Comenzamos sabiendo que esa era la realidad. Si haces buena música y esperas a ver qué pasa, las cosas no funcionan. Nosotros hacíamos cosas raras, cantar en inglés, música entre el pop y el heavy, quedándote sin escena donde encajar. Pedimos préstamos para el primer disco en el 87, siendo menores de edad la mitad del grupo… y cuando ya has tocado en los 4 o 5 garitos de Madrid dices “y ahora qué”. Pues tienes que salir fuera, y te ibas con todo el equipo. Al final tienes que estudiar tu modelo de negocio.
Hay épocas de bajada total que no va ni dios, por eso tienes varios grupos o miras otras formas, está claro que es complicado. Tenemos absoluto conocimiento del medio, nunca esperamos a que alguien nos llame a darnos buenas noticias. No conozco el camino fácil y estando dentro hay muy pocos casos que se basen en ese éxito o suerte.
Si tuvieras quince años, ¿te replantearías las cosas?
Si tuviera esa edad y fuera el mismo momento de antaño sí. Ahora igual no me dedicaría a esto en este momento. Lo que yo buscaba y me atraía en ese momento ahora no lo veo. Tenía sensación de que estaba ocurriendo algo en mi época, y ahora es diferente.
¿Coronas se ha comido a Sex Museum?
Por épocas sí, ha habido momentos, va por épocas. Ahora creo que Sex Museum ha vuelto a adelantar a Coronas, va fluctuando. Con Coronas tuvimos un 2008 y 2014 o 2015 de puta madre. Este año por ejemplo no estamos en el punto de hace unos años y se nota de cuánto ocupas, cuánta promo tienes. Luego igual pegas otro tirón.
¿Qué opinas de programas como Cachitos?
Cachitos a mi me ofende, porque se ríen, porque lo utilizan de coña “mira qué peinados llevaban, mira que gritos pegaban”. Me parece como si algo que tiene mucho respeto para mí lo haces con sarcasmo. Uno o dos está bien pero la base del programa es esa, la ironía y el sarcasmo y a mi entender es como decir “con esta música te partes el culo” me lo tomo como un señor mayor “esto es serio, joder”.
Miguel Rivera