EXTREMODURO
21/06/2014
Auditorio Miguel Ríos, Rivas Vaciamadrid
Fotos: Alfredo Rodríguez
Para bien o para mal EXTREMODURO es rara avis de nuestro legado musical. Una banda que ha ido creciendo de forma diferente dentro del sistema musical, alejada de los focos y de la prensa, actuando como ellos han querido, marcándose sus tiempos y prioridades, decidiendo cada paso con su pausa y pensamiento.
El resultado a la vista está, poco importa que tengan nuevo disco o no, que paren durante años, que no anuncien nada y que decidan, en un momento dado, realizar una gira por España. El éxito está asegurado, lo ha estado y lo estará seguramente hasta que se retiren.
En esta ocasión, su disco «Para todos los públicos» empezó con polémica adelantando por parte de su compañía el lanzamiento tras ser robada una copia, promoción particular y sin quererla. Después, presentación repentina a medios de la gira en Madrid y lo último, polémica nuevamente en su concierto de Leganés, donde por falta de seguridad en el recinto y venta masiva de entradas, dejó todo en el aire hasta tres días antes.
Solución, la mejor posible. Trasladarse a un recinto de amplias dimensiones como el Miguel Ríos de Rivas Vaciamadrid, posibilitando que más gente que se había quedado sin entrada ahora pudiera tener oportunidad de verles. Autobuses gratuitos de ida y vuelta desde Leganés y retorno a la localidad y a Conde de Casal para contentar a sus fieles.
La jugada les ha salido como su gira hasta el momento, una entrada impresionante para un recinto que es de lo mejor para conciertos multitudinarios al aire libre. Se presentaban para muchos quizás con dudas, pero un servidor tenía oportunidad privilegiada de verles en los ensayos generales tiempo antes para dar fe de un estado de forma y presentación realmente espectacular.
Por ello sin tanta sorpresa pero con verdadero furor EXTREMODURO hacía lo que mejor sabe hacer, calar hondo entre sus miles y miles de seguidores que casi abarrotaban el gigantesco auditorio.
Con un tiempazo para la ocasión, sin aire que molestara en el sonido y con un escenario a modo de muelle con containers de carga, la banda salía tras bajar y elevarse de nuevo un contenedor bajo el griterío generalizado.
Una instrumental poderosa «Extraterrestre» para incentivar más la fuerza del público cuyo júbilo explotaba con «Sol de invierno» y una excepcional «Buscando una luna», temas que de comienzo arrancan las primeras voces y nos sumergen en la poética de Robe y compañía, a quien nunca les ha hecho falta una pose ni gran imagen, menos estáticos que de costumbre se les veía alegres y con ganas, bajo un juego de luces que acompañaba de gran forma cada canción.
El estilo visual de las lonas de contenedores le daba un aspecto diferente y original a su propuesta, que no necesita de mucho cuando suena un clásico imperecedero como «La vereda de la puerta de atrás», limpia, con buena voz y mejor sonido, dando cuenta del por qué es una banda que atrae a diversas generaciones y público de estilos varios.
La profundidad de «Locura transitoria» que servía para ir desgranando temas de su nuevo disco en modo dosificado e inteligente. «Mama» y «Golfa» son dos puntos y aparte que enganchan sobremanera, mientras que llegábamos a dos puntos tranquilos como «Si te vas», verdaderamente intensa en vivo, y el momento bonito y detallista. Robe y «Uoho» se sentaban delante de la batería para pedir que no grabaran con móviles ante un tema nuevo «Canta la rana» por eso de mantener la sorpresa para el resto de fechas de la gira.
Parece que la gente hizo caso, y de forma poética y tranquila nos mostraban una canción lenta y bonita de letra, que encuentra un estribillo con fuerza que hacía que Iñaki soltara lastre guitarrero.
«Dulce introducción al caos», «Lo de fuera» y «La realidad» daban cuenta de sus últimos particulares pero bonitos discos. Hora y media para decirnos hasta luego con veinte minutos de descanso que servían para comentar su gran empuje y volver a bajar el «container» bajo las miras de un operario a modo teatral.
Las dos rampas de los lados iban a servir para mucho movimiento en su segunda parte de clásicos, «Prometeo» arrancaba pero eran «Jesucristo garcía» y especialmente «So payaso» los temas que de veras hacían que el recinto se levantara de primera fila hasta lo más alto de las gradas, gritando y cantando la letra de tan conocido tema.
Explosión de júbilo con la que Robe daba las gracias, habiendo pedido perdón anteriormente por todo «el lío este del cambio de recinto». Se perdona tras lo que estábamos viendo. «Autorretrato» y dos temas que como no podía ser de otra manera rompen piernas. «Salir» convertía casi en sala de pogos el coso, y «Puta» encendía al que aun no se hubiera dado cuenta de la energía del grupo, oyéndose «que fuerza» por nuestros alrededores, verdad como un templo porque los seis músicos se encuentran en gran forma en esta gira.
Íbamos ahora sí a tomar la última recta con «Qué bello era mi valle» y la inmensa «Ama» bailoteo asegurado y letra coreada por todos donde nos dejaba cantar solos, cerrando y yéndose para volver Robe lanzando besos y gracias con gestos mientras el resto tomaba el camino final «El camino de las utopías» con un ritmo instrumental muy Platero, tal y como empezaban, a lo grande.
Espectáculo muy por encima de lo esperado, más teniendo en cuenta la última referencia en ese mismo escenario, un festival En Vivo hace dos años con dos descansos y un repertorio basado en «La ley innata» y «Material defectuoso» que dejó mal sabor de boca a muchos. Lo que ayer vimos y por ende en esta gira nada tiene que ver. Una banda conectadísima, con un repertorio de clásicos mezclados con temas de su último disco muy bien escogidos y dispuestos en su orden para realizar casi tres horas de impacto sonoro y ambiente irrepetible. Están muy de vuelta.
Miguel Rivera