No es sencillo definir en pocas palabras el torbellino mediático que es Inés Hernand. Inés se ha convertido en un fenómeno de masas en redes sociales, una tigresa de lo digital que se mueve como pez en el agua a sus treinta años en las redes sociales.
El humor es su marca personal, mucho además, atinada, crítica y con mensajes en los que no se corta, porque ante todo es una trabajadora nata que lleva currando desde los 16 años, para una abogada que no ejerce para fortuna de quienes ahora reímos, seguimos sus andaduras digitales y sus trabajo en el mundo televisivo.
Reconocida por el programa Gen PlayZ, con el que sin duda de ha dado a conocer a lo grande, pero también por sus vídeos en Instagram, el podcast Saldremos Mejores, su trabajo de presentadora en eventos como Coca Cola Music Experience o el Benidorm Fest, o sus colaboraciones en La Resistencia, la han convertido uno de los rostros más aplaudidos y queridos entre los jóvenes y no tan jóvenes.
Un encuentro en el que conocemos mejor sus habilidades, para quien se siente una «comunicadora» ante todo, reconociendo sentirse una privilegiada ante la precariedad laboral de muchos y de quienes no pueden dedicarse a lo que quiere. Nos habla de los secretos de las redes, en los que el código y a quién te diriges viene a ser la clave, todo en un mundo capitalista que, según sus palabras, nos ha llevado a la enajenación y el colapso.
El mundo digital en el que nos movemos y especialmente en el profesional puede llevar a la ansiedad o desequilibrios personales, predicando con el cuidado que debemos tener también en redes sociales ante tanta exposición. Buceamos también en su momento, en los referentes femeninos, las envidias o el odio en Twitter, todo con una sonrisa pero una mente y discurso sumamente bien construido, con unas ideas y conciencia muy claras.
Llevaba tiempo detrás de poder cuadrar para juntarnos e invitarla a Rostros, charlar largo y tendido de su pensamiento y vida, pero también para retratarla como siempre con mi compañero, Arturo de Lucas. Nos reunimos una calurosa tarde de octubre en The Principal Hotel Madrid, a los que agradecemos el trato y disponibilidad con el equipo, y entre café y agua con gas descubrir su verborrea inteligente, no falta de ironía, humor y afinado estilo personal de quien es un rostro conocido y una mente privilegiada. Invitados estáis a conocer varias facetas suyas y opiniones certeras.
Cómica, podcaster, presentadora, comunicadora… ¿Con qué te sientes más identificada?
Y abogada, aunque no ejerciendo y con máster de abogacía porque yo soy de esa generación que sin el máster no podías ejercer porque «sorpresa sorpresa», al final todo el mundo hoy en día es multidisciplinar. Creo que he sabido atender más a mis skills y habilidades que a lo que el sistema exige un poco de ti que seas. Todo eso lo engloba muy bien el término de comunicadora, para mi es una nueva profesión absolutamente porque al final no eres periodista, comentarista… eres comunicadora, recibes información o hay cosas que te pueden generar una inquietud y lo lanzas a una comunidad que te consume, para mi eso sería donde más cómoda estoy. Luego lo llevas a diferentes medios que pueden ser escritos, de vídeo, un medio hablado o un combo de ambas, y ahí me siento bien.
Soy una privilegiada por muchas cosas y por poderme dedicar a algo que me gusta y eso es algo que lamentablemente no mucha gente puede decir en este país, me enorgullece formar parte de ese grupo y también por ello me siento en la responsabilidad de poder utilizar ese altavoz para reivindicar ciertas cuestiones que para mi son clave. Cuando tienes un foco de atención es interesante poderlo utilizar para algo de provecho o para entretenimiento, pero en mi caso es en ese sentido.
¿Tienes cuidado a la hora de grabar y decir ciertas cosas?
Creo que hay una forma de dirigir el mensaje, especialmente porque si lo haces de una forma inteligente el calado es distinto. Es decir, si tu finalmente tienes una idea que comunicar o proponer va a ser mucho más interesante si lo haces con una estructura y con una idea. Con los mensajes y personas con cierto calado social y agitación de cara a que la gente se movilice o reflexione sobre ello, es mucho mejor hacerlo de forma inteligente que de forma visceral. ¿Con esto me autocensuro? Pues evidentemente me restrinjo de ciertas cosas que decir y que puedan ser delitos de odio, porque hay personas que me caen profundamente mal y que respeto tremendamente con el lenguaje, porque además no quiero que se vean beneficiadas por mi falta de responsabilidad a la hora de comunicar algo y en esas me mido, pero en gran parte del tiempo me tengo que cortar.
Creo que eres una fiera de las redes sociales, ¿crees que hay secretos a la hora de comunicar en redes?
Más que secretos lo que debes tener es el código, y yo creo que se mama de forma un poco natural a través del consumo. Si consumes muchas redes entiendes el código, si te mueves en un target sea el que sea acabas entendiendo cuál es su código de comunicación y para mí ese sería el secreto, porque luego el mensaje lo puedes alterar. El mismo mensaje en diferentes códigos de lenguaje puede tener una viralización o un impacto y otro no, para mí ese secreto es entender qué es lo que quieres hacer, hacia dónde lo quieres dirigir, y también llevarlo de una forma genuina y sin un interés lucrativo o mercantilizable.
Esto es la caja de Pandora, todas las marcas quieren llegar a un público X con tales influencers y ese es el problema, hay algo que es bonito dentro de las redes sociales que es que haya cierta pureza a la hora del consumo, tampoco hay que ser paternalistas con la audiencia porque saben identificar un mensaje auténtico y real y diferenciar también cuando te lo están intentando colar como una casa, y creo que es ahí donde residiría el éxito, naturalidad y sin un rédito por cada cosa que dices. Yo creo que en general, como todo en la vida, las cosas cuando apasionan se nota, se identifica y la gente lo percibe porque vibras bastante distinto a como lo puedes hacer de no sentir las cosas, cuando simplemente vas a ver si sacas “una perra” en eso.
¿Crees que la retórica de “vamos a vivir peor que nuestros padres” es verdad?
Yo entré en el mercado laboral justo en el año 2008 porque empecé a trabajar con 16 años en plena crisis. Mis padres no creo que sean tampoco un ejemplo concreto pero sí forman parte de esa generación boomer, de varios hermanos y ellos vivieron el pelotazo de los 90 donde se estilaba mucho el café, copa y puro, se hacían unos negocios distintos, luego no se medían las cosas éticas que ahora sí se hacen, trabas de un sistema capitalista que tenemos, que igualmente ya lo era hace décadas pero no estaba en la cobertura de la globalización que ahora el sistema ya identifica o te genera automáticamente como necesidad.
Evidentemente por tanto vamos a vivir peor, primero en peores condiciones medioambientales, segundo porque estamos objetivamente más precarizados y eso no lo digo yo, lo dicen los datos, desde el 2010 el parqué de vivienda de alquiler ha subido un 35% sin embargo el salario mínimo interprofesional ha subido una mierda y el IPC se ha disparado, y cuando todo esto ocurre hay una brecha de cojones.
No es lo mismo haber podido asentar el artículo “constitucional” de la vivienda a que no lo hayas podido hacer, y con eso ya partes de una desigualdad. Necesitas una casa para vivir y esto es endémico, Miguel, porque si tu vives en un espacio en el que te tengas que ver abocado a compartirlo con una persona con la que a lo mejor no te apetece estar aunque sean tus compañeros, son restricciones que te llevan a diluirte del pensamiento crítico, si no tienes la habitación propia que definió Virginia Woolf, no tienes tu propio espacio para pensar, reflexionar y no tienes los tiempos necesarios porque haces jornadas laborables maratonianas por una mierda de curro, pues llega el fin de semana y lo único que te apetece es irte a La Riviera, tomarte un cervezón o más cosas y a pasar el martes bakala, eso es lo que de verdad te pide el cuerpo.
Al final se ha conseguido lo que yo creo que este sistema económico se proponía, que es llevarlo todo al colapso y a la enajenación social, y ahora mismo la gente está enajenada además de que el sistema no está previsto para absorber nada que no esté dentro de la media, no hay planteamiento que esté fuera de lo estándar como puede ser que seas muy mayor o para una persona con diversidad funcional, por ejemplo.
¿Cuándo consideras que cambia tu vida?
Yo creo que desde que nazco, rollo a los diez minutos. Mi vida está en continuo cambio, creo que sería injusto decir un hito concreto. Ha habido circunstancias e hitos personales que me han llevado a otros escenarios pero en el laboral más inmediato estaría que mi mejor amiga se ha dedicado a las redes sociales desde el año 2012 y gracias a su insistencia y obviamente a su ventana, yo también me he podido exhibir al mundo, por tanto no hay un clic concreto, más bien una sucesión de cuatro años de curro diario de lunes a puto domingo todo el rato generando contenidos para redes.
Evidentemente la gran oportunidad se da en el año 2020 con Gen PlayZ, ha sido uno de ellos proyectos que más visibilidad me ha dado con una gran proyección profesional de éxito que podría no haber sido, y de haberse dado así nadie se hubiera fijado en mi. Luego llega el Ondas al año siguiente potenciando el proyecto, que la gente se fije, que los invitados participen… así que Gen Playz a nivel profesional es una de las cosas que me han cambiado la vida.
¿Estuvo el programa en algún momento en el limbo como se pudo leer?
En el limbo está siempre. RTVE es el soporte pero tu licitas para un proyecto de contrato de administración pública y tienes que someterlo permanentemente a concurso para poder acceder. Es lógico que haya siempre situaciones que te lleven a tal, pero ha estado en el limbo porque el propio RTVE tiene momentos de incertidumbres al ser de dinero público, con muchos filtros y procedimientos, pero que sea lo que tenga que ser, llevamos 230 programas, con mucho debate y es una cosa que entendemos que hace prosperar a una democracia, el debate y no una dictadura.
El estar tan expuestos en redes, ¿hacer crecer la presión a la hora de mantener firme la cabeza?
Sí, claro, hay presión en uno. Las redes sociales no están echas para todo el mundo, y tienen una parte muy agotadora. Al final cambias el chip a la autoexigencia porque la marca eres tú, te conviertes en persona-empresa, hay una cuestión muy identitaria en todo eso, si además haces una cosa con un comportamiento y luego en tu vida normal llevas otro, ten cuidado para no disociarte, obviamente hay cosas que en tu vida cambian, la forma de entender el curro, la economía, herramientas sobre la marcha que debes aprender, yo todo lo he vivido al lado de mi mejor amiga con la que he vivido siete años y con la que desde los 15 hemos ido creciendo juntas en esto.
Si tienes 20 años y de pronto ocurre una situación concreta claro que te puede afectar a la salud mental, porque hay también unas exigencias y modelos de exposición pública que ya para una persona anónima divergen mucho de la realidad, más si cabe para una persona de perfil reconocido para estar sonriendo todo el rato. Las redes sociales hay que cogerlas con mucho cuidado, no son para todo el mundo y tienes que estar en tu sitio con un pie en la tierra, no porque se te vaya la olla por nada adquisitivo o palpable de la validación del like, es por otras cosas como la autoexigencia, no saber gestionar la frustración del “y ahora qué hago”, eso es lo agotador, esas crisis de creatividad.
¿Qué ocurre en Twitter, por qué hay más odio en esa red?
Pues la gente se ha cagado en todo siempre pero aquí se les ha dado el anonimato, con el efecto que se llama ventanilla del coche cerrada. Es incontrolable, la historia es que no hay ningún tipo de regulación, son temas éticos muy complejos y además las sociedad va por delante de la regulación. Hay mucha gente mal y lo que produce esa bilis es la desigualdad, la falta de información, son cientos de factores.
¿Qué le pasa a Twitter? Pues un poco de todo, a cada cual una cosa, hay gente que por una cuestión identitaria quiere fijarse en una cuestión política, y con eso forma parte de una comunidad, otra que quiere hacer que sabe más por frustración de su ego, otra que igual tiene un problema meramente educativo sin responsabilidad afectiva ni empatía, así que hay muchas cosas que afectan a Twitter, y es un espacio donde el anonimato avala todo. El efecto que te comentaba de la ventanilla cerrada, cuando no tienes a la persona enfrente es cómodo el insulto, la crítica y también desahogar tu vida miserable, lo cual no debería ser así pero ocurre.
¿Tenemos la piel fina en el tema del humor?
Estamos enjuciando el arte y es como si me pongo a hacer una valoración de qué me parecen las letras de Canibal Corpse o me pongo a hacer una evaluación del cubismo, evidentemente nada de lo artístico se entiende sin su contexto social a mi juicio y mi parecer. Evidentemnte ahora mismo exige una revisión en ciertas cosas como lo exigen un montón de cosas, habrá gente que hable de la piel fina o los límites, pero creo que se puede hacer humor negro y luego está que puede ser que tu chiste no sea gracioso o roce el delito de odio, depende mucho pero el humor no se puede entender sin su contexto social porque se apoya íntimamente. Gente que hace bromas ahora con Tamara Falcó o con España por el día de la Hispanidad pues van de la mano con su contexto concreto.
Gente como Rigoberta Bandini o Estirando el Chicle, ¿ayudan?
Lo que se necesitan son referentes en cualquier ámbito, racializada, gente del colectivo, con un discurso más mediocre y también brillante entre mujeres, entre hombres, gente en todos los estilos musicales… todo se entiende si tienes una representación y a ‘Estirando el Chicle’ le pasa lo mismo, son dos chicas con mucho talento y después de mucho curro han ido arañando poder tener espacios y conseguido ser las más consumidas, llenando un estadio de más de 10000 personas y eso ocurre porque hay un apoyo a que haya nuevos espacios que nos representen a todas y todos, estoy muy en contra a la exclusión de los mensajes a los tíos.
Yo colaboro en La Resistencia cada quince días y ahí llego con una sonrisa y digo “ey, esa gente que está opositando en la Academia de Policía de Ávila, un saludo”, de verdad, no quiero que haya nadie fuera que se sienta excluido del feminismo o representación de las tías, quiero que se entienda que tiene que haber una paridad real para que haya nuevas tías y representaciones que digan “no voy a estudiar ciencia porque…” claro, si la historia solo te muestra que está el cojonazos de Newton pues no te va a apetecer ser una Marie Curie que encima la presentan como una guarra ladrona de fórmulas, es fundamental la representación.
¿Cómo es tu día a día, tienes espacio vital para dedicarte a ti?
Procuro tenerlo, también tienes que ser inteligente a la hora de gestionarte. Todos somos prescindibles, intentas hacerte imprescindible pero aunque lo intentes en un momento determinado serás prescindible y por eso mueres. Ahora están siendo unos meses claves para mi proyección profesional a medio plazo, estoy haciendo cosas muy chulas y me llaman para temas muy bonitos, estoy teniendo un privilegio que merece ahora un sobresfuerzo. A tu pregunta de si tengo tiempo para mí, lo intento claro, trato de que los “bolos” fuera de mi casa sean uno al mes, el finde de semana intento pasarlo con amigos, ir al teatro o cine una vez por semana para llenar al alma, irme a un conciertazo… sí siento que tengo tiempo para mí, soy una persona muy reflexiva, vivo sola, esos espacios en silencio son claves para generar movidas y cuando no lo he tenido se me ha notado y me lo noto yo. Intentas siempre pues volver con el cable a tierra como diría Vetusta Morla… has visto, no paro de hacer referencias musicales porque sé en qué medio estoy (risas).
¿Hay envidia o te has encontrado idiotas en esto?
Pues yo soy muy naif y eso ha sido una cosa que me ha pasado toda la vida. Lo que sí puedo decirte es que igual he notado un cambio de actitud de cuando acompañaba a mi amiga Andrea, porque era “la amiga de ella” y no me prestaban un minuto de atención y ahora sí, sin más. No puedo juzgar la educación de la gente, lo que me parece es simple y mediocrillo, pero tampoco me puede llamar la atención porque lo hacen muchos.
Gente interesada en el sector claro que la hay pero me cuesta identificarla, no me quiero beatificar pero verdaderamente me da igual, si intentas reírte o aprovecharte de mi pues ya lo tienes, y por otra parte personas capullas existen y cuando las descubro y más son son cercanas a mí pues me disgusta mucho, pero a lo otro no le doy más importancia.
Con tantas entrevistas que haces, ¿te han “manipulado” un titular?
A los periodistas en general hay que tratarlos con cariño y no lo digo desde la condescendencia, si estás haciendo una entrevista entiendo una parte de vuestra profesión porque también la hago en otro sentido, tengo que generar algo atractivo, despertar un interés, pero luego está la otra cosa y suele ocurrir con perfiles que no tienen seguridad en lo que han dicho.
Yo personalmente identifico muy bien cuando alguien tiene muy claro su discurso y no le tiembla el pulso al hablar de capitalismo, antirracismo y gente que duda y tal. Luego llega cuando montas la frase que igual no es la literalidad, pero sí lo que quería decir esa persona y se te haga un lío. ¿Qué te puedo decir? Pues que también lo entiendo. A mi sí me han hecho titulares tendenciosos y muy naif, en plan de peluche, blanqueándome mucho y me ha hecho gracia, pero eso tiene mucho que ver con la línea editorial de la prensa.
Cuando sales a la calle ¿puedes hacerlo tranquila o tienes esa fama incómoda?
Salgo tranquila, aunque pueda haber alguna anécdota pequeñita. Hoy curiosamente hemos subido la calle Montera y una persona a un centímetro mío ha hecho una exhalación en alto, pero salvo eso son cosas puntuales. A mí es muy compadreo si me saludan, y además yo quiero estar ahí. Te voy a poner un ejemplo, hacíamos una acción para San Miguel varios perfiles e influencers. Iba el streamer Nil Ojeda, y todos los chavales de 14 o 15 años le paraban con “máquina, nos hacemos una foto”. Luego con otro tío, Raúl Gómez, runner que estaba en Caiga quien Caiga en su momento, un hombre muy majo que divulga el deporte, entonces solo le paraban runners y este tipo de gente, un target de más de 50 años y luego a mi pues solo me saludaban trabajadores, el camarero, una persona de la limpieza, el que estaba en el telesilla, y eso para mi es estar en mi sitio porque yo llevo currando desde los 16 años, me he hecho toda la hostelería de Madrid, Chamberí, La Latina…
Para mi todo eso es lo que me identifica porque mi relación con el trabajo es esa, mi estabilidad, mi dependencia, ser una persona migrante en un país hostil para esas personas como es España, yo he aprendido tanto currando, aunque ahora esté en una situación de privilegio con respecto a las personas hiperprecarizadas en los trabajos descritos, pero sentir que esas personas pueden tener un cariño hacia mí por criticar y denunciar ciertas situaciones, que yo sea voz o les alivie desde una lejanía me llena de orgullo y es donde quiero permanecer, me pareció muy identificativo que cada uno tuviera su público.
Entrevista: Miguel Rivera
Fotos: Arturo de Lucas
Localización y agradecimientos: The Principal Hotel Madrid