ISABEL MARCO

La artista Isabel Marco regresa con «Soñando alto» un álbum que demuestra su evolución y madurez, el cual sirve para hilar sobre vida, música y conciliación como madre y artista, en un mundo cambiante y en el que ella, desde su vida en un pueblo, se muestra sumamente feliz y realizada.

“Soñando alto”, ¿es su título reflejo de cómo entiendes la música?

«Soñando alto» es para mí el estado en el que me encuentro ahora mismo, es como estoy ahora en mi vida; me encuentro lanzando un disco, mi cuarto álbum en solitario, algo que me parece increíble si echo la vista atrás. Tengo que soñar alto, apuntar más arriba y actuar.

Un álbum cocinado a fuego lento, durante más de un año en diversas etapas. ¿Qué te ha llevado a trabajar de esta manera?

El tener un hijo cambia la perspectiva de todo. Antes las jornadas de grabación de un disco eran muy intensas, se intentaba concentrar todo en el menor tiempo posible por eso también de abaratar costes, y el descanso se posponía a base de cafés. Ahora, lo que prima es mi hijo y su bienestar y, si lo que necesita ahora mismo es que su madre no esté ausente, pues habrá que hacer lo posible por ausentarme el menor tiempo posible. Por ese motivo he grabado el disco en varias sesiones, de este modo no estaba tanto tiempo alejada de él: iba al estudio y le enseñaba 3 canciones a mi productor, después se las mandaba a mis músicos y hacíamos una jornada de trabajo en común en el estudio, ellos grababan sus partes y yo iba a grabar voces pasado un mes más o menos.

Este esquema de trabajo lo hemos repetido tres veces a lo largo de casi dos años. Ha supuesto complicaciones a la hora de organizarlo todo y más dinero, pero merece la pena. También me ha servido para pensar más tranquilamente en las canciones. Me ha gustado mucho esta forma de trabajar y en el próximo disco voy a repetir fórmula.

Como artista y tras ser madre, ¿en qué te ha cambiado la vida?

No voy a poner a enumerar las cosas que cambian porque en realidad las cambia todas. Hay que cambiar la manera de hacer porque hay una prioridad que es la vida de una persona todavía dependiente. A la hora de componer me ha cambiado horarios y costumbres, hay que adquirir otras e intentar exprimir al máximo el tiempo. Es un cambio que cada persona lo asimila como puede y ya está. ¿Cómo se hace? Pues se hace, es algo que va saliendo. La persona que era sigue estando, pero ha evolucionado.

isabel marco

¿Cómo haces para conciliar la vida musical y la vida familiar?

Se concilia compartiendo responsabilidades con la pareja y pidiendo ayuda a los abuelos. Por suerte vivimos en un pueblo y eso facilita mucho las cosas, tenemos la red familiar y de apoyo muy cerca, eso lo es todo.

¿En qué ha cambiado la Isabel Marco de su primer disco hasta este 2023, en el que lanzas “Soñando alto”?

En muchas cosas, los años van pasando y he aprendido a divertirme y a liberarme de losas y de algunos complejos. Como todo el mundo, he cambiado aunque no nos demos cuenta o no queramos admitirlo; pero sí, afortunadamente he cambiado y digo afortunadamente porque creo que ha sido para bien, puedo decir que cada día que pasa soy más feliz.

¿Cómo planteas el 2024? Y en cuanto a conciertos, ¿qué podemos esperar?

Tras arrancar con un concierto en mi pueblo, Alcorisa (Teruel), en el que estreno formato electro-acústico, me voy a tomar un poco de descanso hasta marzo, será un descanso limitado ya que voy a estar de promo continua. Con este disco la promoción se ha planteado de larga duración, para que el disco ruede y llegue a más gente y así arrancar la gira con fuerza y salir a tocar por lugares a los que todavía no he ido y a otros a los que hace mucho que no voy.

Viendo tus actuaciones, eres de las que eliges mucho dónde actuar. Con el tiempo, ¿has sabido entender el sitio en el que está uno y eliges con cabeza cuándo y dónde viajar a presentar tu música?

En la última gira he defendido con ahínco la promoción de la música en directo en la zona rural y he tocado en muchísimos pueblos. Se habla mucho de la España vaciada y su realidad queda sesgada, pues no es todo miseria, en los pueblos hay mucha vida e iniciativa cultural. Existe un verdadero interés en la cultura en los distintos pueblos de nuestro país, son iniciativas en las que intentan llevar lo mejor con los recursos que tienen y, muchas veces, de esa necesidad, salen propuestas muy interesantes e ingeniosas que, aunque no tienen un público masivo, tienen un encanto que no se puede igualar. Son muchas veces iniciativas culturales en lugares como teatros o centros cívicos, pero otras veces me encuentro tocando en enclaves naturales asombrosos donde no se necesita ni siquiera la electricidad, ahí no hay multitudes, pero sí magia.

Tras la pandemia, vino mucho teletrabajo y parecía que conciliar era algo que se iba a tener presente, pero poco a poco las empresas han vuelto a recuperar a los empleados en las oficinas. ¿Crees que a nivel general y como madre, se hace poco en torno a la conciliación laboral?

Se sigue preguntando a las mujeres en las entrevistas de trabajo si están casadas o si tienen pensado tener hijos, aunque se diga que no. Y tal y como estamos en cuestión laboral es difícil plantar cara y arriesgarte a perder un trabajo si respondes como se debe responder a esa situación. Eso ya dice mucho, si no te van a contratar si llevas idea de ser madre, ¿cómo van a entender la conciliación? La baja por maternidad sigue siendo escasa, un bebé de 4 meses necesita a su madre, solo hay que pensar que la lactancia exclusiva es hasta los 6 meses. Se van haciendo avances y para el 2024 hay una reforma importante en este sentido, pero trabajar desde casa tampoco es la solución si no se permite hacer una flexibilización de ese tiempo trabajado y elegir en qué momento se quiere trabajar. Las empresas suelen verlo como un lastre en lugar de tener una oportunidad de mejora y evolución. Falta empatía, visión feminista o más mujeres en los cargos altos de las empresas.

isabel marco

Sigues siendo de las que apuestas por el formato variado, no solo digital, también en los formatos clásicos. ¿Te sigue gustando el poder tocar y ver un disco en la mano?

Me gusta mucho el formato físico de la música. Creo que se pierde mucho del trabajo del músico si solo consumes música en formato digital, empezando por la calidad del sonido hasta el final del trabajo donde el diseño, el orden en el que aparecen las canciones juegan también un papel muy importante a la hora de entender al artista y su obra. Recomiendo mucho escuchar los discos en CD o en vinilo, gana mucho en todos los sentidos.

Y en cuanto a la manera de escuchar música, ahora el single prima por encima de todo, ¿entenderías una carrera como artista sin un disco completo?

Acepto que la gente consuma la música de esta manera y por eso he sacado singles antes de lanzar todo el disco completo. Pero a nivel personal no comparto esa manera de consumir música, me gusta más ponerme el disco completo.

Cada día hay más contenido en todos los ámbitos, musicales, visuales… nos hemos acostumbrado a impulsos, a consumo rápido, justo lo contrario para degustar un álbum como “Soñando alto”, que creo necesita sus tiempos para degustarlo como merece. ¿Tenemos de verdad menos tiempo para aplicarlo a cada cosa, o nos han metido en esa vorágine de consumo?

Somos víctimas de un sistema en el que sólo interesan las personas como entes consumidores, esa es la realidad. Al final, igual que existe la comida rápida o la fast fashion, existe también una música rápida que brilla solo unos instantes con una grandísima inversión publicitaria y que cumple con los cánones de las radiofórmulas y que nos van a hacer escuchar sí o sí. Esa música que acaba por salir hasta en la sopa durante un tiempo y que rápidamente va a ser sustituida por otra de similares características.

Con esta forma de consumo y la idea de que hay que estar a la última, debes escuchar el single o la canción que se ha vitalizado en ese momento, si no, estás fuera. Eso es lo que ve el consumidor. Es un espejismo, no se disfruta de la música, se consume como el que se come un McPollo. Yo soy más de ir a un restaurante donde pueda comer comida casera, elaborada con cariño, de forma artesanal y con productos de cercanía.

¿Qué te lleva a lanzar un crowdfunding y qué tal ha funcionado?

Es una manera de poder afrontar la montaña de gastos que supone grabar y lanzar un disco. Es una manera de decirle al público que vas a sacar disco y que tienen la oportunidad de hacer que eso sea posible, de esta manera se les hace partícipes y es muy bonito pensar que gracias a esas personas he podido cumplir un sueño y que puedo seguir soñando alto. Se alcanzó el objetivo marcado, así que muy contenta y agradecida.

Defiendes el orgullo rural, ¿qué tal te sientes tocando en lugares pequeños?

Como te decía antes, es una maravilla. He tocado en pueblos a los que me ha venido a ver más gente que la que hay censada, he tenido público que abarca una horquilla de edad desde los tres años a los noventa, he tocado en enclaves naturales preciosos y en escenarios montados en los lugares más increíbles, he conocido iniciativas rurales que superan en creatividad y funcionamiento a muchas de las que surgen en las grandes ciudades… Creo que es importante defender nuestro entorno rural como seña de identidad y apoyar esas iniciativas culturales que surgen en los pueblos con tanta energía, vitalidad e ilusión.

Lo de entrar en festivales, ¿es algo que te preocupa?

Me encantaría tocar en festivales, pero está visto que no cumplo muchos de los requisitos que buscan y que rápidamente se cubre el cupo de mujeres en el cartel. A estas alturas no es algo que me quite el sueño.

¿Qué tal te sientes grabando con Pablo en Ovni?

Me siento muy bien, muy cómoda y a gusto. Ya llevo cuatro discos trabajando con él y me encanta. Parece que me lee la mente y que sabe lo que quiero, esa química no la quiero cambiar por nada. Además tiene buen equipo e instalaciones y está en un enclave natural incomparable. También me gusta su sentido del humor, algo muy importante en esta vida, y estamos muy cerca en gustos culturales lo cual creo que es muy importante.

¿Qué ventajas e inconvenientes tiene vivir en un pueblo para un músico, cuando la mayoría dicen que las grandes ciudades te dan mayor visibilidad?

Las ventajas para mí son que puedo vivir con la calidad de vida que a mí me da el vivir en un pueblo y las dificultades vienen, generalmente de las dificultades en las comunicaciones: peor calidad de internet, por ejemplo, o más dificultad a la hora de trasladarse de un lugar a otro. Pero sinceramente, los beneficios que podría encontrar al vivir en una ciudad, no supera a lo que me aporta el vivir en un pueblo.

Creo que has evolucionado de manera notable, y en este disco se nota también en nuevos sonidos, ¿es algo necesario como artista?

Es algo necesario, pero no solo a nivel de artista, creo que es algo intrínseco al ser humano. Necesito sentir que evoluciono, que hago cosas distintas, para hacer lo mismo que antes me quedo en casa. Quiero pensar que es así, que cada disco tiene diferencias con el anterior y necesito que me divierta porque significa que me aporta algo nuevo, necesito también sentir que tengo un reto por superar, conseguirlo es un subidón brutal.

Y en cuanto a la mujer en la música y en la vida en general, ¿crees que progresamos adecuadamente, de forma lenta o qué queda mucho por hacer?

Vamos progresando lentamente, pero progresamos. Lo que pasa es que en ese progreso hay muchas dificultades, no solo las que ya teníamos antes, sino que aparecen otras nuevas que vienen como respuesta a un cambio. Antes había muchas situaciones que no nos planteábamos, mucho machismo que era así porque sí, porque siempre había sido así. Ahora que lo cuestionamos y que se quiere cambiar, surgen las dificultades de conseguir desaprender y enseñar a ser feminista a una sociedad que lleva años siendo todo lo contrario.  Además, surge otra dificultad y es que, ante todo movimiento, hay una resistencia, una fricción; y esto ocurre en la física, pero también con los movimientos sociales.

Entre los jóvenes surgen movimientos de fricción ante el feminismo, pero quiero pensar que el feminismo es más fuerte que esa ruidosa pero tenue fricción. Tiempo al tiempo.

Miguel Rivera