KILLSWITCH ENGAGE – “Incarnate”
Roadrunner Records, Warner Music
La banda americana de metalcore KILLSWITHC ENGAGE se ha ido transformando con el paso de los años para ser una de las máquinas más engrasadas del actual metalcore. Howard Jones dio ese toque impecable y poderoso a medio camino entre la rabia y lo melódico con un juego vocal impresionante.
La calidad técnica de la formación ha sido intachable hasta ser el referente que es a día de hoy. Con un símbolo al frente en lo vocal, sorprendió cuando anunciaban su salida y por otro lado, una carta muy llamativa como la vuelta del que fuera su cantante original Jesse Leach al frente. Jugada con doble filo que resultó apabullante en su regreso discográfico. Estaba por ver por tanto, si era flor de un día o su nueva obra “Incarnate” seguiría regalando grandes momentos musicales.
Pues bien, con el disco en la mano y escuchándolo no pocas veces, podemos afirmar que KILLSWITCH ENGAGE siguen gozando de una posición privilegiada, dentro de un género, en el que ellos son dominantes.
Quince canciones llenas de rabia y potencia, con ese toque intenso y casi melancólico que tan bien manejan en sus estribillos. Si bien no creo supere a su disco anterior, “Incarnate” es un juego brutal de intensidad melódica donde Jesse vuelve a dar una lección vocal de sonidos guturales y voces limpias impecables.
La densidad y peso instrumental “Cut me loose” dibuja un estribillo súper melancólico en uno de los cortes más limpios en la voz. “Strenght of the mind” es uno de los mejores ejemplos sonoros para definir a la banda. Rabia desmesurada en el micro, instrumentación contundente y rápida, de riffs y guitarras pesadas para calmar el ritmo en un estribillo intensísimo. La velocidad de “Just let go” o el metalcore puro y duro de “Quiet distress” reflejan el portentoso estado de forma del grupo. Siempre buscando partes centrales más íntimas que rebajan el ritmo que no intensidad de sus canciones.
Energía y melodía es lo que eleva el metalcore de KILLSWITCH ENGAGE a servir de ejemplo entre la brutalidad y la línea marcada de lo “comercial” para los oídos más duros. No supera su anterior disco pero es otro gran ejemplo de cómo hacer bien las cosas.
La banda vuelve a jugar con su dominio instrumental, cargado de potencia o riffs como marca su inicio “Alone i stand” al paseo melódico de garra y rapidez “Hate by design” que demuestra por qué son estandartes del género.
Sin llegar al nivel de su anterior disco, la formación americana demuestra músculo y talento una vez más.
Miguel Rivera