LA LA LAND
Comenzar el año cinematográfico de la forma en que lo ha hecho gracias a LA LA LAND es algo digno de alabanza. Empieza, sí, pero ya podemos decir que este film estará dentro de lo mejor de 2017 y, si no, volvemos a hablar dentro de 12 meses.
La magia que destila un musical que no lo es tanto es impresionante, desde el minuto uno, dorado sobre el asfalto de Los Angeles, buscando la coreografía y el número clásico con indudable calidad, sabiendo apoyarse en un brillante “Another day of sun” para comenzar con brío y alegría.
Lo que viene después es una primera parte con grandísimos números musicales y una segunda parte más melodramática, porque ante todo lo que encontramos en LA LA LAND es una verdadera historia de amor, de las que parecen de fábula pero que se transforma en vida real, en donde el día a día nos pone zancadillas. Una pareja en estado de gracia, la dulzura de Emma Stone y la elegancia de Ryan Gosling cuajan como cualquier suegro y suegra querrían.
Pero no todo es dulce en “City of Stars”, ese Los Angeles que sirve de coprotagonista de una relación en la que buscan su sueño. Ella ser actriz, él tener el mejor club de Jazz de la ciudad. Deseos de dos soñadores empedernidos, porque de eso va esto señores, del intento por alcanzar nuestras metas por duras que sean y por muchas piedras en el camino que encontremos.
El hilo es la relación amorosa y mágica que descubren, no sin trabas, Sebastian y Mia, todo bajo algunos números musicales de indudable factura, véase lo bailable de “Someone in the crowd” y el enamoramiento musical que consigue “Planetarium” dibujado en el fondo por una magia visual en la que el baile de sus protagonistas nos alza a las estrellas.
Para contar la historia “City of stars” ese emotivo y elegante tema a piano tocado y cantado por Gosling será el punto de conexión en todo el film o la intensidad que emana “Engagement party” capaz de partirnos el alma. De lo dulce y divertido del comienzo, junto a lo más musical LA LA LAND va tornándose en un tono más complicado en una historia de lucha por los sueños pero donde el amor, el que desprende el uno por el otro, hace que cada uno lo intente gracias al otro.
Los sueños y el amor son mostrados con mágica realidad por Chazelle un director con un don, en este caso el de dibujar la ilusión que refleja la pantalla en nuestras cabezas. Y así, descubrimos un film de emociones fuertes, elegante como pocas y dura por momentos, en lo que pudo ser y no fue y que nos lleva a un tramo final de intensidad pocas veces vista. Tierna, alegre pero también triste, eso es lo que esconde un film que no ha conseguido aunar a crítica y público por una razón concreta si no por muchas, todas esas gotitas de magia que cuenta de principio a fin, para ofrecer uno de los mejores finales del cine reciente, de los que calan hondo durante tiempo.
Gracias LA LA LAND por ayudar a mantener los sueños.
Miguel Rivera