LA PIEL QUE HABITO
Cameo
Pocas dudas caben ahora que han pasado meses de su estreno y llega en edición casera que el último film de Almodóvar se prestaba más alejado de su tónica habitual, quizás su película más extraña y con la que levantar una polvareda de críticas adversas, algo raro en la casi siempre aplaudida filmografía del manchego.
Poco importa porque lo que encontramos es una rara, singular, retorcida, muy morbosa pero gran película, envuelta en un rollo científico y convertido en auténtica y malévola venganza, llevando a la locura y desesperación para acabar de forma libre y dura.
Todo eso esconde un metraje que cuenta la historia del doctor Robert, interpretado por un correcto Antonio Banderas, quien tras un accidente de coche de su mujer y quedando completamente quemada busca durante años una piel perfecta que sea inmune a las agresiones.
Poco a poco su mundo se ve encerrado en una venganza y experimento sin pudor ni remordimientos, rompiendo con cualquier ética y como centro neurálgico encontramos su casa y una chica Marilia, encerrada en una de las habitaciones de la casa por el doctor.
No sabemos de comienzo quien es ni por qué está ahí y el misterio central del film se centra en su personaje. Entre medias el presente con flashbacks que van desenlazando todo el trasfondo y descubriendo ante la tensión del espectador toda una revuelta y morbosa trama.
Sexo, locura, cierto aire oscuro y tenebroso y la dura vida del doctor y las consecuencias de sus actos sirven en bandeja una historia muy diferente a todo el cine de Almodóvar sin que por ello sea mejor o peor, sencillamente esconde una película dura y difícil de entender en cuanto en tanto es muy extraña, sin que ello reste calidad a un film mucho más grande de lo que podemos pensar al verla.
Álex Cotarelo