LADY BIRD
Sony Pictures
La conexión con la protagonista de un film como LADY BIRD hace de la misma propuesta un cine emocionalmente convicente y exquisito. El trabajo de su protagonista y una dirección impecable por Greta Gerwig en una especie de pseudo biografía, esconde una cinta de adolescencia y relaciones personales realmente profunda.
Es normal que haya sido una de las películas más aplaudidas de 2017, y es que en un film que llega al corazón, que nos invade y nos mete de lleno en su hora y media a modo de empatía total con el personaje. Las disputas caseras, la relación amor-odio con su madre, las cosas de la adolescencia, las mentiras, las amistades, la primera relación sexual o la familia se suceden en torno a Christine, Lady Bird para los amigos, interpretada con solidez y gusto por Saoirse Ronan.
Es esta una especie de reflejo de nosotros mismos en algún momento, habiendo compartido muchas de sus experiencias, inquietudes y conflictos familiares, potenciando emocionalmente lo que vemos. Una joven chica de Sacramento idealista cuya inquietud es salir de su localidad para estudiar en Nueva York.
Ante esa adolescencia el papel de una madre que la quiere pero del mismo carácter que Christine, lo que lleva a peleas continuas entre ambas. De por medio su hermano, un buen padre depresivo y las relaciones en la escuela junto al poder adquisitivo y las diferencias entre los que te rodean y otros elementos marcan el devenir de las aventuras de su protagonista.
El año 2003 sirve de época nostálgica pero natural para lo que nos cuenta, y lo hace sin excesiva música, gancho habitual en cintas teenagers para centrarse en la historia de lo cotidiano de una familia de clase media. Excepcional.