LENNY KRAVITZ
30-06-2012
Rock in Rio, Arganda del Rey
Fotos: Selector Marx
No todos los músicos pueden hacer alarde de una presencia tan vigorosa y actitud rockera con tanto caché y dimensión como LENNY KRAVITZ. Excesos quizás que en su persona aguantan impune el paso del tiempo, al igual que su físico, la música del americano suena fuerte, poderosa y engancha te guste o no.
Es una estrella y esa estrella brilla en noches como la de la apertura del Rock in Rio. Festival criticado por esa palabra, la de rock, que muchas veces no concuerda con el estilo congregado en su escenario, con más pop y fusión que otra cosa.
Pero ahí está Kravitz, para poner las cosas en su sitio o para al menos, y cuatro años después de la primera edición del evento en Madrid, recuperar toda su esencia en un concierto que fue de menos a más, ello acompañado de una sección de viento-metal impecable donde ofreció fusión funk y rock de auténtico calibre.
Lo hacía presentando su flamante último disco «Black and White America», donde las raíces de la música negra, funk y soul se mezclaron de manera ingente con el rock, dejando muchas bocas abiertas. Arrancando a base de ritmo bailón con «Come on Get In», trompeta y saxo con esa energía que desprende a la guitarra el señor Lenny quien con sus gafas de sol se permite ser “Dios” sobre el escenario, ese que las dimensiones mastodónticas de Rock in Rio le hacen aún más grande. “Always on The Run” y en especial su mítico “American Woman” se acompañaban de imágenes en la inmensa pantalla central, y lo hacía mientras la gente comenzaba a sentir su música, y digo sentir porque acabas moviéndote porque sí, porque lo pide el cuerpo.
No podía faltar otro clásico como “Mr. Cab Driver” y su reciente “Black And White America” donde la esencia de la música negra se vuelve dorada, ayudada por ese sonido impecable que estábamos disfrutando y que aumentaba la sensación de gran rock. Tiempos más lentos para el amor en “Believe” y pocas palabras, las suficientes para enfervorizar a su público con “¿preparados para mañana?” en alusión a la Roja y su final Europea.
Sólo eso ayudó aún más a calentar al público que vibraba con “Where are We Runnin” y “Rock Star City Live” para enmarcar un gran final con su especial e inmenso “Fly Away” y descubriendo esos inicios puramente de guitarras como “Are You Gonna go My Way” de auténtico lujazo. Kravitz quiso dar la puntilla convirtiendo en fiesta cercana un larguísimo “Let Love Rule” y digo largo porque el músico decidió acercarse a su gente bajando al foso anti pánico, subiéndose a abrazarse a sus fans, y recorrer el pasillo central con pequeñas avalanchas de público por tomar una foto, tocarle o sentirle lo más cerca posible.
Un pequeño “escándalo” musical revolucionario en cuanto a sonido, impecable, puesta en escena grandiosa y la actitud chulesca de una rock star diferente y, al menos esa noche, muy grande.
Miguel Rivera