MAD COOL

Iberdrola Music, Villaverde, Madri

PRIMER JORNADA DE MAD COOL

El Mad Cool Festival ya está marcado en el calendario de miles de personas, más concretamente de 66000 en su primera jornada inaugural según la organización, todo para un evento que ha «sufrido» y en el que hemos sufrido de todo a lo largo de sus ya seis años de historia.

Los cambios de ubicación, ya van tres, es algo implícito en un festival de estas dimensiones, donde no es tanto asentar un nombre (o una marca, plagada de patrocinados) y sí más bien encontrar un recinto que aborde las dificultades que plantea un macrofestival y una ciudad como Madrid, todo a pesar del numeroso y gran transporte con el que cuenta la ciudad (no tanto de noche).

robbie williams
© RockTotal

Mad Cool Festival daba el pistoletazo de salida a su nuevo recinto, entre Villaverde y Getafe, que a los que venimos del norte obviamente nos conlleva ahora una pequeña odisea en el desierto, cruzar Madrid pero ante todo las distancias desde Cercanías (Villaverde Alto) o Metro, un caminar a lo Walking Dead bajo el sol abrasador del julio madrileño de más de veinte minutos para ambas cosas. A la vuelta, lo mismo, aunque con Metro abierto con paradas concretas como Legazpi, Villaverde y la propia Sol hasta las 4am que es a lo que llegó a acordar el festival con la Comunidad y lanzaderas de EMT junto a los Taxis y Uber lejanos y, en el caso de los segundos, volviendo a hacer su pequeño agosto con precios altos en el juego de la oferta y la demanda que gusta a much@s.

JORNADA DIVERSA Y ECLÉCTICA

mad cool

El primer día nos servía para conocer ese nuevo espacio que han llamado ‘Iberdrola Music’ de 180000 metros cuadrados con espacio para 70000 personas y que resulta más cuadrado y menos rectangular que su anterior emplazamiento en Valdebebas. Los dos escenarios principales de un total de 8 bien, ya no tanto un tercero que dejó en evidencia un embudo de dimensiones que debería replantear su ubicación o distribución para un próximo año.

the offspring

Y ya con la música puesta, bajo el calor del verano en un solar como este, los sonidos folk rock tan cuidados de City and Colour, proyecto paralelo de Dallas Green, miembro de Alexisonfire que aquí mostraba un estilo muy Nashville bajo un sonido espectacular y poca gente dadas las horas de arranque.

Temas como «Waiting», «The love still held me near» o «Fucked, it up» daban la bienvenida a un público tranquilo a tenor de unos sonidos country que Dallas maneja con un pulido estilo y voz.

the 1975
© Iván Urra / RockTotal

Era un día de contrastes musicales, los mismos que marcaban unos The Offspring que lejos de sus mejores años siguen reuniendo acólitos en sus conciertos. La banda sigue funcionando, a pesar de sus buenas «chapas» entre canciones, manteniendo ese estilo fresco de los 90 que les hizo triunfar en una época de la que recuperaron clásicos como «Self esteem» o «Gotta get away» mezclados con otros reconocidos temas como «Why don’t you get a job?» o el «The kids aren’t allright» que volvió loco a un personal con el sudor marcando camisetas.

Revival nostálgico para pasar al ambiente más romántico y sencillamente magistral que representan The 1975. La banda de Matty Healy marca corazones a piano, saxo y la propuesta visual de su líder, el chico pijo malo que bebe, fuma y pone cara de niño para locura de sus fans, una amalgama de tipo que seduce con su teatrillo bien estudiado pero al que no cabe ponerle en duda cuando deja caer perlas de su última obra como «Looking for somebody (to love)»», «About you» o «Somebody else».

the 1975
© Iván Urra / RockTotal

La banda de Manchester tiene un repertorio apabullante de sonidos tranquilos, emocionales bajo un estilo que le debe todo a los 80 y a un Matty Healy que consigue enganchar nuestras miradas y voces para corear muchas de sus canciones, especialmente por un público extranjero (mayoritariamente inglés) que dicen representa el 30% del festival pero que parecen muchos más cuando te mueves por el recinto.

ROBBIE WILLIAMS, UN CIRCO NOTABLE

La jornada, más bien el festival, se marcaba como una de sus ediciones más diversas en lo musical, para bien o mal de muchos, ejemplo era el nuevo cambio que encontrábamos con la voz inmensa de Lizzo. La artista estadounidense, bien acompañada por su escenografía un gran equipo coral, dio muestras de sus ritmos soul, funky disco para movernos al son de la perfecta «Juice, 2 be loved» o «Soulmate», que bien recuerda a nombres como Aretha o Whitney. Sorprendente el derroche vital que ofrecía sobre un escenario en el que ella se hace más grande si cabe, en todo un subidón musical en ese atardecer deseado ya por todos.

mad cool
© Iván Urra / RockTotal

Y así, con la buena vibra de la americana llegábamos a la expectación de un Robbie Williams que nos presentaba dudas pero que pronto despejó a base de montar un circo bien apoyado en sus míticas canciones.

Un artista que salía a comerse el escenario, jugar con algunos del público dedicando sus «charlas» para dedicar un «soy jodidamente famoso» entre las risas del respetable, un narcisista de aúpa al que le perdonamos todo cuando la diversión llega en lo musical con la magia de «Let me entertain you», «Strong» y «Come on down», con un Robbie dorado brillando por el resto de su gran banda de negro, nada menos que siete músicos, seis bailarinas y varias coristas para hacer más grande el espectáculo.

robbie williams

Williams se dejaba querer por la plataforma central, para dar sus discursos llenos de ironía e incluso recuerdo, el marcado por un vídeo de su exgrupo Take That y una imagen de su culo con 17 años para nuevamente hacer sus chascarrillos. Y claro, entre todo eso, si el músico se marca una versión del «Don’t look back in anger» de Oasis entonces tienes al festival en tu mano, a a ellos y sus gargantas. Recuerdos que sonaron muy bien también en «Love my life»», con el éxtasis de «Kids» y «Rock DJ», en una recta final que atravesó por dos conocidos «She is the one» y «Angels» que vinieron marcados por la lentitud, alejados de la explosividad de quien montó un circo musical en el que nos reímos, sentimos nostalgia y, ante todo, disfrutamos.

Cerrábamos así para volver a nuestra travesía de vuelta con los ecos de muchos asistentes haciendo saber de sus quejas en torno a unos accesos a primera hora de la tarde kilométricos que volvieron a marcar las dificultades de un festival de estas características.

Texto: Miguel Rivera

Fotos: Iván Urra