MAGGIE

MAGGIE

Maggie

La sencillez y la efectividad definen una película sorprendente por el ritmo y concepción del mundo zombie. MAGGIE es una película ante todo diferente a la hora de ofrecer un film apocalíptico de manera más humana y cruda, dejando de lado curiosamente a los caminantes, quienes se ven casi únicamente al principio, para dar paso a una historia de amor padre e hija.

Una solvente Abigail Breslin como hija infectada (Pequeña Miss Shunsine) y un padre entregado y defensor interpretado por un sorprendente y más que serio Arnold Swarchenegger, se conjuntan sumamente bien para crear un drama inteligente, lento pero con gancho.

Una granja de la América profunda como telón de fondo sirve para contar la historia de Maggie como hija infectada por un virus que, y al revés que en otras películas, tarda días o semanas en convertir a las personas. Es ahí donde su director pone el punto de mira, en el proceso de transformación duro donde la mente permanece intacta mientras se pudre por fuera la persona.

Lo dramático de saber que tu hija está destinada a transformarse sin cura alguna, sirve para que Arnold ponga un toque dramático de quien lo sufre y ve, defensor en todo momento de su hija ante las autoridades queriendo estar con ella hasta el final. Las amistades, lo que rodea y tuvo Maggie y su relación paternal conforman un drama intenso y distinto, para alegría nuestra, de otras muchas cintas de zombis.

Álex Cotarelo