COMO UNA OLA
La actriz Michelle Calvó es capaz de ganarte en la pantalla y más aún en las distancias cortas. Una de esas personas que transmiten buen feeling desde la primera toma de contacto, esa en la que nos saludamos ya con una sonrisa dibujada en la cara, para ir conociendo poco a poco lo que esconde una chica que se muestra vitalmente satisfecha, algo que se desprende nada más comenzar a hablar con ella, «invitándote» a entrar en su mundo.
Le invitamos a formar parte de Rostros y poder conocer más de cerca su trabajo, vida y forma de ser, esa que se mueve entre Madrid y Tenerife porque dice necesitar la isla para mantener el equilibrio, viajando entre semana a la capital por trabajo y aprovechando el fin de semana para desconectar y estar con los suyos mientras surfea la vida. Sí, porque es actriz, pero también una deportista que gusta de su pasión cada fin de semana. Se sube a las olas que produce el mar, pero también a la ola gigante que es la vida en su profesión.
Dice estar en equilibrio, en un gran momento personal y laboral, donde graba la nueva temporada de «Desaparecidos» y cuenta ya con nueva serie «Los relojes del diablo» (ya disponible en primicia en mitele PLUS).
Ha conseguido un equilibrio mental entre su tierra y Madrid, «algo necesario» nos dice. Aprende mucho trabajando, como prueba y error, tiene proyectos por delante y se la nota feliz al hablar de todo lo que la rodea en estos momentos.
El mundo del surf le mantiene en esa paz y le da las fuerzas necesarias para afrontar el día a día, fines de semana en los que resetea, vuela, trabaja durante esos espacios de tiempo en el aire y no para durante las semanas de grabación en Madrid, para regresar a Tenerife con la misma sonrisa con la que expresa todo.
Actitud y ganas, una forma de vivir y de trabajar que contagian al contarlo, expresividad incluso con mascarilla de por medio, agradable, cercana y buena anfitriona con invitación a visitar Tenerife de por medio.
Su disposición y profesionalidad quedan claras en un shooting que hace más agradable si cabe, ofreciendo todo el tiempo necesario para sacar lo mejor de ella.
El Restaurante Krápula de Madrid sirve para que nos reunamos y podamos traer este reportaje a nuestras páginas, con la intención de descubrir mejor todavía a esta inquieta y sensual actriz.
Para empezar, Michelle, ¿en qué momento te encuentras? tanto en lo laboral como en lo personal.
Empiezo por el personal que para mí siempre es el más importante. Estoy en un súper momentazo, porque el aprendizaje de la vida siempre lo pones en práctica y puede salirte bien o mal y, afortunadamente, todo me está yendo muy bien, lo que me hace muy feliz, sintiendo que estoy más cerca del ser humano que quiero ser. He conseguido vivir en mi tierra y trabajar aquí, y ese es mi equilibro mental necesario y me empodera muchísimo.
Todo esto me lleva a que en la parte profesional esté muy contenta, que sea libre de mis decisiones y de mi destino, con cero miedo a las inseguridades que rodean a esta profesión, y eso me emociona, saber que el camino que llevamos mi representante y yo juntas ha merecido la pena, porque sabíamos que queríamos llegar hasta este punto y aquí nos encontramos.
Un punto muy bonito en un año complicado, ¿cómo has vivido todo?
Para mí ha sido un año complicado como el de todos, pero sí es cierto que he vivido cosas muy interesantes de autoconocimiento brutales. Esta etapa me ha ayudado a apartar los miedos y a dejar que me influyan lo justo y necesario para movilizarme y no paralizarme.
La pandemia la viví en Panamá durante seis meses, me quedé “encerrada” sin tráfico aéreo para volver, con una sanidad que nada tiene que ver y la inseguridad que existía porque te «fichaban», era peligroso. El principio de la pandemia lo viví completamente sola, con muchos llantos en la distancia, de mucha toma de decisiones para que la sobreinformación me afectara lo justo, construí mi templo y me ayudó a saber gestionar mis miedos, y eso ha merecido la pena pese a la parte social que existe es muy dolorosa. He podido meditar, he aceptado luces y sombras y es algo vital, ha sido un proceso muy heavy emocionalmente.
Has hecho diversos papeles en los últimos tiempos, ¿has aprendido?
Sí, esto es como el deporte, la práctica hace al maestro. Creo que se aprende muchísimo trabajando, prueba y error. Tengo la suerte de mirarme en uno de los espejos más brutales del cine español como Elvira Mínguez, una de mis referencias de siempre, y he tenido la suerte de coincidir en tres proyectos, o con Juan Echanove, estar cerca de grandes profesionales te ayuda a aprender mucho, yo muchas veces simplemente les observo.
¿Se hacen amigos reales en el cine?
Sí, como en el mundo y el día a día, te encuentras gente que sí y otra que no. Yo soy muy selectiva, porque como vine de Tenerife que somos muy abiertos, aterricé de forma muy abierta con los demás en ese sentido y me llovieron muchos palos. De todo acabas aprendiendo y dándote cuenta de que quiero entregarme todo de forma real y bonita pero a las personas que se lo merecen, y para ello hay que estar atenta a quien de veras se lo vale, también para no desgastarte tú en gente que no lo merece. Personalmente, por ejemplo, tengo muy buena amistad con Maxi Iglesias, siempre tenemos contacto o con Bernabé Fernández de Los relojes del diablo.
Ya que hablas de Los relojes del diablo, ¿qué tal ha sido trabajar con Álvaro Cervantes?
Una brutalidad, es un bicho de la interpretación, una pasada. Hicimos una pequeña piña entre Álvaro, Juan Carlos Librado y yo, guardo un muy bonito recuerdo de este proyecto por lo vivido con ellos y aprendido también. Cuando acabamos de grabar teníamos tanta química de trabajo que empezábamos a escribir como si fuera un guion, y ojalá se llevara a cabo.
¿En qué proyectos andas metida?
Pues terminé de grabar la tercera temporada de la serie ‘Madres’ y ahora me encuentro rodando ‘Desaparecidos’. Vivimos un proceso de cambio de productora, que personalmente me está implicando mucho más para que no afectara a la ficción, pero está quedando genial.
¿Cambia mucho rodar en época covid?
Sí, cambia mucho, hay una parte de responsabilidad muy importante para evitar cualquier riesgo. Hay que tener extra cuidado con la gente que te relacionas, lo que haces, con PCR cada tres días, es un proceso incómodo. Y luego la parte del oficio que somos muy de contacto, cercanos y ahora es muy diferente.
¿Cómo es trabajar a distancia viviendo en Tenerife?
Se lleva bien. Siempre he sido muy canaria, muy de mi tierra, mantengo a las amigas desde los once años, tengo un sentimiento muy fuerte. Pensé que podía vivir aquí y llevarlo bien, pero a lo largo de los años la reserva que tenía de aguante fue disminuyendo, y aunque amo la interpretación, quería que fuese parte de mi vida, no mi vida. Yo hago muchas otras cosas, para que mi trabajo vaya bien he de ser feliz y tener una estabilidad emocional desde la que pueda trabajar.
¿Y tanto viaje no afecta?
Es todo como te lo plantees porque a mí durante el vuelo me sirve para prepararme el guion de la semana, luego llego a mi tierra, reseteo, estoy con mis amigos y vuelvo el domingo noche para trabajar y el viernes vuelvo con mi gente. Yo soy de mar, montaña y calma, aunque Madrid la disfruto cuando la elijo, pero no me gustan las imposiciones por lo que amo vivir así.
¿Cómo llevas y gestionas las redes sociales?
Siempre hay una parte personal, que he aprendido con los años, a no exponer tanto, porque hay gente que puede malinterpretar las cosas y prefiero curarme en salud, mostrando cosas de forma cuidada, para no dañar o molestar a nadie, es lo que me hace bien y me funciona, mostrando temas del océano, de la defensa del medio ambiente, o mucho deporte. Y también intento no exponer a personas de mi núcleo cercano porque no soy dueña de sus vidas, intentando ser cercana y lo que creo importante para mí.
Dime un libro, una película y una serie.
Pues no tengo casi tiempo, estoy muy desconectada, porque entre semana trabajo y en mi fin de semana surfeo mucho, paso tiempo con mis amigas… a bote pronto me gusta muchísimo Carlos Ruiz Zafón y su libro “La sombra del viento” me apasiona. De película te diría “Más allá de los sueños” porque me marcó de pequeñita. La última serie que vi fue “See” de Jason Momoa de Apple TV con una producción brutal y “This is us”, que me encantó.
Cuando terminas un proyecto y no hay nada cercano, ¿te encuentras en una especie de precipicio?
En realidad es el pan de cada día, yo creo que en toda profesión emocionalmente hay que saber gestionar. Existe siempre ese miedo, es verdad, y te sale pero intento colocarme en un lugar que no me paralice y sí pasa estar mucho en contacto con mi representante y movernos lo máximo, estar en movimiento sin que me influya de manera que cambie el rumbo de mi vida. También te digo que estudio enfermería veterinaria, aunque ahora por tiempo he tenido que pausarlo, pero quiero terminarlo porque es algo a lo que me gustaría dedicarme en algún momento. Es todo buscar nuevas oportunidades, igual en unos meses de parón ves que te gustan otras cosas, lo que tengo claro es que no hay que tenerle miedo a los caminos de la vida.
Haces mucho surf, ¿te ayuda mentalmente?
Puff, una barbaridad. Tiene una parte de meditación absoluta, de centrarte en una ola, estar en el momento concreto, estás tu sola o con tus amigas vacilando, es un punto y aparte de todo desconecta de todo durante unas horas, sin móvil, viendo desde ahí el Teide y La Gomera, se podría parar el mundo y ser feliz.
Las plataformas de streaming, ¿crees que harán que los más jóvenes sean más reticentes de volver al cine?
Pues justo me lo preguntaba también, y sí que es cierto que según su eduque una sociedad. La gente más joven sí que veo que se está apoyando en plataformas y todo en esta vida es readaptarse o morir. Creo que el cine seguirá pero las plataformas tienen un poder y presencia muy fuerte, y también es oferta de trabajo para nosotros porque hemos vivido años complicados, pero espero que convivan ambos.
Para terminar, un deseo.
Poder coleccionar cuantos más deseos de felicidad tanto en lo personal como en lo profesional, mejor.
Entrevista y producción: Miguel Rivera
Fotografía y concepto visual: Arturo de Lucas