PANIC! AT THE DISCO
02/11/2016
Sala La Riviera, Madrid
El talento musical resumido en hora y quince minutos
Puede que a estas alturas, y no sé muy bien por qué, PANIC! AT THE DISCO sume mucho fenómeno fan, pero desde sus inicios han demostrado un talento y sonido muy particular que su líder, y realmente miembro original, Brendon Urie ha pulido de manera envidiable, hasta día de hoy.
“Death of a bachelor” poco tiene que ver con sus inicios pero es la demostración flagrante de la calidad compositiva y mente abierta de su frontman y maestro musical. Un popurrí musical variado lleno de hits y elegancia en muchos sentidos.
Teníamos ganas de ver ese sentido musical sobre las tablas, con un sold out en la sala La Riviera de Madrid que acogía el espectáculo musical de Brendon y los suyos. El resultado fue más que satisfactorio, clase y elegancia demostrada desde el inicio cuando sonaba la música de Pulp Fiction, pasando por su vestimenta, riguroso negro a excepción de la americana de Urie.
Por lo demás, nada menos que 7 miembros sobre la escena, dos trompetas y un saxo, batería, bajo y guitarra y al frente, Brendon Urie, puro ciclón vocal, capaz de todo de ofrece ritmo diabólico en canciones de feeling “Don’t threaten me with a good time” saliendo el último a escena, “Vegas light” y “Mona lisa”.
Daba igual la canción, todos son temazos y con cada uno un griterío digamos que, casi insoportable, ante una audiencia entregada arriba y abajo. Pocas veces he escuchado tanto grito por cada acorde inicial de canción.
Llamaba la atención la variedad del público y también, menores de edad acompañadas de sus padres, que seguro vieron un bonito espectáculo, incluso mayor de lo que podrían esperar dentro del rock.
Brendon se maneja sobre la escena con un desparpajo brutal, elegante como sus compañeros de fatigas, brillando en temazos góspel como “Hallelujah” donde dan muestra de su talento y variedad compositiva, ofreciendo baile endiablado “Emperor’s new clothes” y todo sin abrir la boca, todo del tirón. Así pasaban los temas, solo con algún comentario en castellano “oh dios mío”…
Sonaban canciones como “Ready to go” o “Crazy=Genius” sin momento para descansar, con la banda disfrutando, ante un escenario simple que dejaba vía libre a Brendon, capaz de cantar a lo grande, subirse a lo alto detrás de la batería a tocar el piano como en una estupenda versión del “Bohemian Rhapsody” de QUEEN o brillar y hacer bailar en temazos como “Golden days” con todo el público cantando con él, y para colmo voltereta hacia atrás desde la propia pantalla de sonido, espectacular.
La recta final fue el desgaste especial, temas hit como “L.A. Devotee” de lo mejor, “Death of a bachelor” y un bis compuesto por “I write sins no tragedies”, la majestuosa “This is góspel” y “Victorious” para salir vencedor.
Chapó en casi todo, quizás falto de conexión vocal con el público que no física, porque cada contoneo fueron gritos y aplausos, y un concierto corto, hora y cuarto con más de 30 euros por cabeza se antoja escaso en los tiempos que corren. En cualquier caso, nos quedamos con su talento, que es mucho.
Miguel Rivera